sábado, 30 de abril de 2016
viernes, 29 de abril de 2016
jueves, 28 de abril de 2016
miércoles, 27 de abril de 2016
CONVIVENCIA 2016: POR “LA RIOJA”
Un grupo no muy numeroso de Matrimonios ENS, y algunos
amigos más, hemos pasado los días 22, 23 y 24 de abril, muy felizmente,
conociendo algunos lugares muy significativos de La Rioja, siguiendo la
propuesta que nos presentó el matrimonio Pedro Pablo y Mª Ángeles, que se
desarrolló tal cual, que valoramos como muy acertada, y mejor desarrollada. Así
que el último acto, ya en el autocar de regreso, fue el rezo del Santo Rosario
a María, como acción de gracias, por haber pasado unos días tan completos.
Vayamos al inicio. La primera parada, fue la primera
sorpresa: Casalarreina, donde nos
deleitamos visitando el Monasterio de
las dominicas contemplativas de Nuestra Señora de la
Piedad, gracias en buena parte, a la guía muy animosa y entusiasta de lo que nos
hacía ver y contemplar. El Monasterio, data de inicios del siglo XVI, estilo renacimiento
italiano, cuyas obras de construcción duraron diez años tan solo. Conocimos el
significado simbólico de los algunos números, presentes por ejemplo en el
número de peldaños, … la importancia de la luz en las estaciones de primavera y
otoño, … la vivencia del silencio, … la armonía de los espacios, … y finalmente
la portada de entrada, con tallas y representaciones muy singulares… Buen inicio,
que consumió un tiempo, pero que todos dimos por bueno, dada la importancia
de lo que estábamos admirando,
contemplando, …viviendo. Así que cuando llegamos a Viana, la mesa nos esperaba con ricos manjares regados con caldos
de la Rioja Navarra, o sea, buena mesa y compañía. El paseo por la antigua
capital del Principado de Viana, por sus edificios, fachadas, y monumentalidad,
nos recordó su trayectoria histórica, con sus frecuentes guerras con sus
poderosos vecinos de Castilla,… las guerras carlistas, etc, etc. Pero, pronto
partimos para nuestro alojamiento, el antiguo Seminario de Logroño.
Ya en la
capital, Logroño, fuimos acompañados
por guía local, quien también se animó en sus explicaciones, historia y
anécdotas sobre las murallas, calles, edificios y lugares más importantes, su vinculación al camino
de Santiago...y al vino: presente en el singular y moderno edificio “Centro de
la Cultura de la Rioja”, … Espartero, ... las calles de los bares con buenos
pinchos, … Complacidos, regresamos al Seminario para, después de cenar,
descansar… en un silencioso lugar, propicio para el más grato reposo.
Empezamos el 23 de abril, fiesta de nuestra
Comunidad, camino de San Millán de la
Cogolla: visitando primero el más antiguo Monasterio de Suso (de “sursum”
arriba), donde San Millán vivió como ermitaño, otros se unieron a él y formaron
una primera comunidad, que luego seguiría la regla de San Benito. En el Siglo
XVI, construyó el conocido por “Yuso” que viene del latín “deorsum”, habitado por los benedictinos hasta la nefasta
desamortización de Mendizábal; siguieron unos años de abandono, para de nuevo ser
abierto en 1868 y ocupado desde entonces por los agustinos recoletos, con ocho
frailes (dos tienen más de 80 año), hoy, realizan su acción pastoral en los
pueblos cercanos. De la visita, destacaríamos primeramente su Iglesia de dimensiones catedralicias
con un retablo mayor extraordinario,
su San Millán presentado como “matamoros”, por las muchas leyendas relacionadas
con su ayuda en las guerras contra los moros invasores. Sigue la “vidriera” , los rayos solares a la
llegada de la primavera y el otoño, … la “sacristía”
que nunca ha sido restaurada… con el cuadro que te sigue en tu
desplazamiento… el claustro,… los “cantorales”, … los “relicarios” de San Millán, el Cristo de Benvenuto Cellini (
discípulo de Miguel Ángel), … y las
famosas “glosas”: casi mil
aclaraciones en castellano, del año 964…
Y era hora de reponer fuerzas: lo hicimos en el Asador
de San Millán, frente al monasterio.
Siguió otra extraordinaria visita: la abadía cisterciense de Cañas, con singular
guía, un “joven” de ochenta años, capellán agustino recoleto durante unos
cincuenta años, cargado de anécdotas y muy buen conocedor de lo que nos
mostraba. Digamos una anécdota: este monasterio fue el único en no ser saqueado
por los franceses de la guerra de la independencia, debido, nos decía su
capellán, a que, se enteraron de que se conserva el cuerpo incorrupto de la
hija de los fundadores, la beata Doña
Urraca López de Haro, que vistió los hábitos desde muy joven llegando a ser la
cuarta abadesa de la comunidad, y cuyos restos se encuentran en la sala
capitular, en un bello sepulcro de estilo gótico de comienzos del siglo XIV. Le
llaman el monasterio de la luz, y con razón.
Salimos bajo la lluvia y llegamos a Nájera: Monasterio de Santa Mª la Real.
Estamos ante el origen del reino de
Navarra, como se ve por su Capilla de los sepulcros de Reyes o Panteón Real y otras tumbas de caballeros.
Fue ocupado por los benedictinos hasta 1825 que sufrió
la desamortización, seguida de sesenta años de abandono, de expolio y de uso
para todo. Antes, la francesada utilizó las estatuas del claustro como objeto de tiro, quedando decapitadas, menos la de
Santa Lucía que parece ser era la patrona del pueblo de uno de aquellos
desalmados, y otras tres más. Observando el altar mayor aparecen tres elementos unidos a la leyenda de la
ubicación y construcción del monasterio, y son: las azucenas, la lámpara y la
campana. En su hornacina central vemos la hermosa Virgen románica del s. XI de Santa
Mª la Real de Nájera, sin perder de vista las imágenes de San Benito y Santa
María Escolástica. Mencionamos la “cueva” , las próximas tumbas regias… La
Virgen de la Rosa, cuya flor es una alcachofa, del S. XIV, …
Volvimos a Logroño
para dar un paseo por su calle de los Portales, entrada en su concatedral (¡qué altura!), y Paseo del Espolón, para encontrarnos la
estatua ecuestre de famoso Espartero. Era hora de probar los pinchos … de
champiñón, y fuimos a la calle los bares.
Después de cenar tuvimos nuestra velada de humor y degustación, como es costumbre, y que no se
pierda.
El domingo nos recibió soleado. La Eucaristía la celebramos en la Residencia Sacerdotal, al lado del
Seminario: ¡qué estupenda residencia tienen los sacerdotes jubilados! Uno, en
la década de los ochenta nos la celebró.
Luego, la gran sorpresa: Visita al Museo de la cultura del vino de la dinastía
“Vivanco” en Briones. Un guía de la casa nos acogió y acompañó con sus muy
amenas y completísimas
explicaciones, por las seis salas de diversos
contenidos. Cada sala una sorpresa: una rápida visión, con los medios
didácticos y audiovisuales más avanzados… con la contemplación de objetos,
elementos históricos, adquisiciones todas originales y curiosísimas, hasta toda
una exposición de cuadros de los más afamados y cotizados autores…
¡admirable!... Y el obsequio final: una degustación magistral en la explicación
y muy sensorial … con una copa de vino que lo redondeó… ¡sublime!
Comida final en el restaurante “Los Nietos”, atendidos
por jóvenes y muy serviciales dueños, y, ricos platos.
Así que era obligado el paseo por el pueblo de Briones,… subiendo al
mirador, … visitando su Iglesia de Nuestra Sra de la Asunción, con su alta
torre, siendo además un museo histórico artístico muy llamativo, que tenía una
fácil iluminación y música ambiental… ,
sus palacios, casonas, … calles a
veces empinadas, .. y sobre todo, hay que insistir, su perímetro panorámico…
A las ocho de la tarde, llegaba Palencia y la
despedida. Faltan muchos detalles, por supuesto, pero nos queda el regusto de
una bonita, familiar y acogedora convivencia. Así que damos muchas gracias a
Dios por tanta belleza y bondad.
Fernando
martes, 26 de abril de 2016
TWEETS DEL PAPA FRANCISCO Y LA FAMILIA
Saber perdonar y sentirse
perdonados es una experiencia fundamental en
la vida familiar. (11-4-2016)
La fidelidad tiene que ver con la paciencia. Sus sacrificios y gozos
van floreciendo con el tiempo. ( 11-4-2016)
Los hijos son un maravilloso don de Dios, una alegría para los padres.
( 11-4-216)
La familia es el primer lugar donde se aprende a escuchar, a
compartir, a soportar, a respetar, a ayudar. ( 11-4-216)
El hogar debe ser el lugar donde se enseña a apreciar la hermosura de
la fe, a rezar y a servir al prójimo. ( 12-4-216)
Es fundamental que los hijos vean que para sus padres la oración es
realmente importante. ( 12-4-216)
Comprender, perdonar, acompañar, esperar, integrar. Esa es la lógica
que debe predominar en la Iglesia. ( 12-4-2016)
La Iglesia hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale al
encuentro de todos, sin excluir a nadie. ( 12-4-2016)
El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre, es
difundir la misericordia de Dios a quienes la piden sinceramente.(
12-4-2016)
La presencia del Señor habita en las familias, con todos sus
problemas, luchas y alegrías cotidianos. 13-4-2016)
El amor es en el fondo la única luz que ilumina constantemente a un
mundo oscuro. (14-4-2016)
En las horas más oscuras de la familia, la unión con Jesús puede
evitar una ruptura ( 15-4-2016)
la vida familiar. (11-4-2016)
La fidelidad tiene que ver con la paciencia. Sus sacrificios y gozos
van floreciendo con el tiempo. ( 11-4-2016)
Los hijos son un maravilloso don de Dios, una alegría para los padres.
( 11-4-216)
La familia es el primer lugar donde se aprende a escuchar, a
compartir, a soportar, a respetar, a ayudar. ( 11-4-216)
El hogar debe ser el lugar donde se enseña a apreciar la hermosura de
la fe, a rezar y a servir al prójimo. ( 12-4-216)
Es fundamental que los hijos vean que para sus padres la oración es
realmente importante. ( 12-4-216)
Comprender, perdonar, acompañar, esperar, integrar. Esa es la lógica
que debe predominar en la Iglesia. ( 12-4-2016)
La Iglesia hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale al
encuentro de todos, sin excluir a nadie. ( 12-4-2016)
El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre, es
difundir la misericordia de Dios a quienes la piden sinceramente.(
12-4-2016)
La presencia del Señor habita en las familias, con todos sus
problemas, luchas y alegrías cotidianos. 13-4-2016)
El amor es en el fondo la única luz que ilumina constantemente a un
mundo oscuro. (14-4-2016)
En las horas más oscuras de la familia, la unión con Jesús puede
evitar una ruptura ( 15-4-2016)
lunes, 25 de abril de 2016
La familia es “IGLESIA DOMÉSTICA” : P. Mata (II)
5.- La
familia , comunidad y Eucaristía:
El acontecimiento del nacimiento de todo estado, en su
histórico inicio, es el gran regalo que la pareja matrimonial puede ofrecer a
la historia.
La familia se constituye en torno a la vida que nace, como medio ambiente, como biosfera humana en la que
se desarrolla las más insospechadas semillas. Todo esto tiene mucho de
misterioso, que prolonga el misterio de la Navidad. Cuando se vive en
profundidad el misterio de la pareja y de la familia, toda la casa queda
bautizada, consagrada, ungida por el espíritu de amor. Todo en ella se hace
sacramental, se hace eclesial. Entonces, celebrar la Eucaristía en las casas es
algo más que la celebración eucarística: todas las casas, todos los hogares
están llamados a celebrar cada día la eucaristía, la fracción del pan, la
entrega del cuerpo y de la sangre por la vida del mundo. ¡A ver!... celebrar la
eucaristía no quiere decir que tengamos que tener “misa” dentro de la casa, pues
es mucho más, la eucaristía empieza ANTES de ir a “misa”. La eucaristía
empieza cuando creamos comunidad, y empezamos por crearla en nuestra casa;
si no, la eucaristía es mentira, porque no hay eucaristía si no hay comunidad desde
dentro. Y esto empieza en casa: empieza cuando somos una comunidad generadora
de vida, como dijimos antes.
Cuando vivimos esto, todo es sacramental, y todas las
casas, todos los hogares, celebran la eucaristía, la fracción del pan, la
entrega del cuerpo y la sangre por la vida del mundo. La fecundidad de esta
eucaristía doméstica explica que ese matrimonio es acción de fecundidad de
Dios que es Padre y Madre (que conviene recordar de vez en cuando: eso, que
Dios es Padre y Madre).
La casa de la pareja y de la familia no es un mero
edificio, es un lugar, espacio de convivencia, y, si la comunidad
familiar es una Iglesia doméstica, también la casa adquiere un carácter
sagrado: no es justo aplicar a los edificios donde habitan las personas
consagradas, monjes, monjas, religiosos… el título de edificio sagrado, o de
casa religiosa, si después no lo hacemos también con las casas en donde habita
una pareja, una familia, una Iglesia doméstica: son igualmente sagrados.
Allí donde hay fuego divino del amor de Dios derramado
en los corazones, allí tenemos un espacio sagrado: “donde dos o tres están
reunidos en nombre de Dios, allí está Dios, en medio de ellos”. Por eso, la
casa familiar bien puede considerarse un templo, un espacio sacramental.
La casa familiar es un santuario pero con distintas estancias: la sala de estar, el
comedor, el dormitorio, … Se da la realidad más natural, y al mismo tiempo más
transcendente; en ella descubrimos la peculiaridad de lo sagrado; la grandeza
de esto es que lo sagrado se hace cotidiano, se hace connatural a nosotros, se
rompe la barrera, esa que tradicionalmente hemos establecido entre lo sagrado,
como hacer determinadas cosas, lo cotidiano como algo que se aleja: no, eso es
una falsa espiritualidad.
La espiritualidad es vivir el Evangelio en la vida
cotidiana: eso es espiritualidad: no es una actividad extra, es decir, lo
que estamos haciendo por ejemplo, en este Retiro de estos dos días, … es tan
espiritual, como cuando estáis fregando los platos o trabajando, o barriendo el
pasillo.
El problema no es el “qué”, sino el “por qué”, que es lo fundamental: que es el amor. Las comidas
y cenas, los encuentros en la sala de estar, el amor y el descanso en el
dormitorio, el aseo y la purificación en el cuarto de baño, nos indican que hay
una sacramentalidad doméstica, que se puede experimentar en toda su fuerza. Por
eso, no es extraño que la tierra de nuestro hogar sea para nosotros algo así como “tierra sagrada”, como
sacramento familiar. Por tanto, la praxis de todo lo que decíamos antes es
el vivir esto, pero intentando tomar conciencia de que lo hacemos por una
razón, y esa razón es porque amamos… a nuestro marido, a nuestra mujer, porque
amamos a los que tenemos en casa. Y hacemos lo que hacemos, … aunque nos cueste
un riñón.
6.-Intereclesialidad
y ecumenismo en la Iglesia doméstica:
que también se vive en la Iglesia doméstica.
La Iglesia doméstica, en tiempos de pluralismo como el
presente que nos toca vivir hoy, en tiempos de superación de diferencia de
género, y de superación del matriarcalismo, es un espacio especial. Un espacio
complejo, pero también privilegiado para que emerja un modelo mejor de diálogo
de género, de diálogo ecuménico, de diálogo interreligioso. Es ahí donde más duras se vuelven las diferencias de la fe,
y donde más se añora la comunión. En la Iglesia doméstica, tanto el padre
como la madre son los sacerdotes del hogar. Tanto el padre como la madre
son los predicadores primeros de la fe, y son educadores de la fe. Y
también los hijos son los participantes del sacerdocio común como bautizados,
confirmados, partícipes de la consagración eucarística, y también
evangelizadores de sus padres.
Es interesante resaltar que el ideal de Lucas de
comunidad eclesial con un solo corazón, una sola alma y todo en común, eso
que se describe en los Hechos de los Apóstoles, puede hacerse realidad más
fácilmente en la comunidad matrimonial y familiar. Es verdad que el patriarcalismo
y el machismo son un pésimo presupuesto, difícil de erradicar, y
sutilmente presente en la estructura familiar. Ambos impiden formar una
comunidad en la que reine igualdad antropológica, o la igual equidad, la
fundamental fraternidad y la sororidad, (por ser la razón femenina de la
fraternidad). En la Iglesia doméstica se hace posible aquello de que todos
en Cristo somos uno: no hay hombre ni mujer, no hay ni esclavo ni libre, no
hay judío ni gentil: todo eso tiene vigencia especial en la familia, en la Iglesia doméstica.
No toda comunidad cristiana sigue siendo Iglesia
doméstica de la misma forma: los límites familiares no siempre coinciden con
los límites eclesiales, pero la comunidad de amor sí que crea una
especie de Iglesia doméstica extendida, donde se acoge al diferente, y veremos
que esto es una de las dimensiones principales del matrimonio, donde hay
hospitalidad confesional y religiosa, y donde el diálogo de vida se torna
presupuesto de tolerancia, mutuo aprecio y crecimiento conjunto, en
primer lugar dentro, porque si no, cómo vamos a ser tolerantes con los de fuera: si yo no acepto o no tolero
que mi hijo me haya salido… no-creyente… ¿qué espíritu de comunión y de
ecumenismo voy a tener fuera, si no lo tengo dentro? Mal asunto.
7.- Iglesia
doméstica: Abierta, Una, Santa
De este modo se expresa en la Iglesia doméstica de un
modo del todo especial, la innata catolicidad de toda la Iglesia. Ser
católico no es ser sectario, sino estar abierto al todo. Las familias en
las cuales hay miembros de diferentes Iglesias o familias intereclesiales,
siempre viven en sí mismas, diariamente, la división entre las Iglesias;
descubren en sí mismas que la Iglesia UNA está dividida, y así lo
experimentan en la vida y en la oración. Es especialmente agudo este problema
cuando la familia intereclesial se reúne para la eucaristía de cada domingo.
Allí hay siempre un sentimiento de que algo
se ha perdido, allí hay una unidad que es objeto de oración y de
esperanza, pero todavía no se realiza. Estas familias piensan en la oración de
Jesús por la unidad, e íntimamente se relaciona con el tema de la Eucaristía, que nos invita a que
todos seamos UNO como Tú Padre estás en Mí
y yo en Ti, que sean UNO en nosotros para que el mundo crea que Tú me
enviaste.
Esta necesidad consciente de la Eucaristía para llegar
a ser un signo de unidad entre los cristianos es algo que nos afecta a todos:
las parejas intereclesiales, donde uno cree y otro no cree, o donde son de
confesiones distintas, sienten la división de la Iglesia mucho más agudamente
que otros, pero al mismo tiempo experimentan la esperanza y la posibilidad de
la unidad. Representan el modelo de un mundo que ha de venir, una oración que
ha de ser escuchada, una realidad no concretada todavía, pero hacia la que
caminamos. Pablo experimentó el amor de Cristo por él, y ese amor le llevó a
devolvérselo, en una vida dedicada y en la entrega generosa.
El Amor se nutre de la Palabra de Dios y del amor a
Cristo: la vida de Pablo fue siempre
con Cristo y de Cristo. Dice Pablo: “Para mí vivir es Cristo”. Pues bien, nuestra
tarea modesta es imitar el ejemplo de Pablo: nuestra oración es que
podamos compartir la mesa del Señor; nuestra esperanza es que algún día,
incluso los miembros de la familia que no creen o creen de un modo distinto, compartan
también el banquete eterno del cielo, una fiesta para un Rey, una fiesta
para quienes siguen al Cordero, una fiesta de bodas, a la que todos están
invitados.
La única condición para ser admitidos es que todos
estemos vestidos con Cristo, que estemos unidos a Él, cada uno desde su
experiencia y su perspectiva, …con vestidura de bodas. Que así sea.
Fernando
domingo, 24 de abril de 2016
No perder la identidad
Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo tendrán con ellos. Jesús les habla con ternura especial: «Hijitos míos, me queda poco de estar con vosotros». La comunidad es pequeña y frágil. Acaba de nacer. Los discípulos son como niños pequeños. ¿Qué será de ellos si se quedan sin el Maestro?
Jesús les hace un regalo: «Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado». Si se quieren mutuamente con el amor con que Jesús los ha querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos. El amor que han recibido de Jesús seguirá difundiéndose entre los suyos.
Por eso, Jesús añade: «La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros». Lo que permitirá descubrir que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor está su identidad.
Vivimos en una sociedad donde se ha ido imponiendo la «cultura del intercambio». Las personas se intercambian objetos, servicios y prestaciones. Con frecuencia, se intercambian además sentimientos, cuerpos y hasta amistad. Eric Fromm llegó a decir que «el amor es un fenómeno marginal en la sociedad contemporánea». La gente capaz de amar es una excepción.
Probablemente sea un análisis excesivamente pesimista, pero lo cierto es que, para vivir hoy el amor cristiano, es necesario resistirse a la atmósfera que envuelve a la sociedad actual. No es posible vivir un amor inspirado por Jesús sin distanciarse del estilo de relaciones e intercambios interesados que predomina con frecuencia entre nosotros.
Si la Iglesia «se está diluyendo» en medio de la sociedad contemporánea no es solo por la crisis profunda de las instituciones religiosas. En el caso del cristianismo es, también, porque muchas veces no es fácil ver en nuestras comunidades discípulos y discípulas de Jesús que se distingan por su capacidad de amar como amaba él. Nos falta el distintivo cristiano.
Los cristianos hemos hablado mucho del amor. Sin embargo, no siempre hemos acertado o nos hemos atrevido a darle su verdadero contenido a partir del espíritu y de las actitudes concretas de Jesús. Nos falta aprender que él vivió el amor como un comportamiento activo y creador que lo llevaba a una actitud de servicio y de lucha contra todo lo que deshumaniza y hace sufrir el ser humano.
sábado, 23 de abril de 2016
Razones para vivir
En la sociedad actual sobran argumentos tanto para los catastrofistas como para los sembradores de esperanza. Casi todo el mundo tiene razones para pensar que la botella está medio llena y razones para creer que está medio vacía.
¿Cómo la quieres ver tú?
Decide con qué actitud quieres acercarte a tu realidad, analizarla y posicionarte ante ella.
Permanentemente podemos adoptar dos actitudes contrapuestas:
• Una actitud es la representada por una frase célebre de Quevedo: “El que quiere en esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos en la vida”
• La otra posible actitud a adoptar es la que trasmite Teresa de Calcuta cuando dice: “Lo que realizamos es menos que una gota en el océano. Pero si faltase la gota, el océano carecería de algo"
La actitud que decidas adoptar tiene mucho que ver con el hecho de que no te conformes con vivir, sino que comprendas que necesitas razones para vivir.
¿Qué razones?
¡Las que quieras!.
Lo importante es tenerlas. Porque, como dice Martín Velasco, la vida humana es un sustantivo exigente; siempre a la expectativa de adjetivos que hagan que valga la pena: buena, digna, valiosa…...
Alejandro Córdoba
viernes, 22 de abril de 2016
Pequeñas resurrecciones - La vida vence
Pese a todo, no hay que desesperar. Porque hemos sido
creados para la vida. Con minúscula y con mayúscula. Todas esas pequeñas
muertes están abocadas a la Vida. Si dejas que lo mejor que hay en ti emerja,
pujante. Si dejas que la tristeza se diluya en un mar lleno de historias, como
si fuera un terrón de sal. Si te niegas a sucumbir a la congoja, por muy
complicadas que sean las circunstancias, y eliges luchar, desde tu humanidad,
tu fe, y sabiendo que no estás nunca solo. Si conviertes al tiempo en tu
aliado, sin dejar que el presente te encierre en su prisión. Si, en la noche oscura, alzas al cielo una plegaria silenciosa y
confiada. Si, humilde, sabes pedir ayuda. Entonces la vida vence.
jueves, 21 de abril de 2016
Pequeñas resurrecciones - Las pequeñas muertes cotidianas
Cada
vez que cedemos a lo conveniente, sacrificando lo justo. Cada vez que el amor
se apaga. Cada vez que un adiós es para siempre. Cada vez que decimos palabras
hirientes que no tienen vuelta atrás. Cada vez que, buscando a Dios,
encontramos un silencio despoblado. Cada vez que sepultamos la verdad tras la
fachada de lo útil. Cada vez que es el odio o el despecho lo que guía nuestras
acciones. Cada crítica innecesaria, que solo aporta dureza al mundo. Cada vez que pasamos
de largo, sin mirar a la cara del hermano herido, acaso por llegar temprano al
templo. Todas esas veces, tú vendrás a buscarnos.
miércoles, 20 de abril de 2016
Pequeñas resurrecciones
La vida anticipa la eternidad. Hay
muchas pequeñas muertes cotidianas. Una decepción. Un amor que no ha logrado
sobrevivir. El orgullo que se cae de su pedestal. Un fracaso. Un suspenso que
parece irreparable. La ruptura de una amistad, la crisis radical de fe… Pero no
desesperemos, que la muerte no tiene la última palabra. Hay también, aunque no
siempre nos demos cuenta, pequeñas resurrecciones. Hay instantes de lucidez en
que vuelve la alegría profunda, más libre después de la tormenta. El amor
vuelve a encender las cenizas que parecían solo despojos de uno mismo. Los
vínculos vuelven a estrecharse en la vida, devolviéndonos el encuentro y los
motivos. La chispa de Dios nunca se apaga en nosotros.
martes, 19 de abril de 2016
En esta Pascua el Papa Francisco nos está regalando sus mejores reflexiones:
La Exhortación AMORIS LAETITIA, una joya
para los matrimonios.
Y un montón de tweets:
La
alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la
Iglesia. (8-4-2016)
La
familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros maestros de
la fe para sus hijos.(8-4-2016)
La
Palabra de Dios es una fuente de consuelo para las familias que están en
crisis o en medio de algún dolor. (8-4-2016)
El
bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo. (8-4-2016)
La
familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir, y necesita ser
protegida. (8-4-2016)
Las
personas con discapacidad son para la familia un don y una oportunidad para
crecer en el amor, en la ayuda recíproca y en la unidad. (9-4-2016)
Nadie
puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el
matrimonio es algo que favorece a la sociedad. (9-4—2016)
La
fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar y enseñar a
amar.(9-4-2016)
Nuestra
enseñanza sobre el matrimonio y la familia no puede dejar de inspirarse en un
mensaje de amor y de ternura.(9-4-2016)
Cada
familia, a pesar de su debilidad, puede llegar a ser una luz en la oscuridad
del mundo.(9-4-2016)
En
la familia hay que aprender el lenguaje amable de Jesús.10-4-2016)
El
amor abre los ojos y permite ver, más allá de todo, cuánto vale un ser humano.
Cada
nueva vida nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor.
Es
importante que el niño se sienta querido: no es un complemento o una solución
para una inquietud personal.
Las
familias abiertas y solidarias hacen espacio a los pobres.
Las
personas divorciadas que viven en nueva unión son parte de la Iglesia, no están
excomulgadas.
lunes, 18 de abril de 2016
La familia es “IGLESIA DOMÉSTICA” : P. Mata (I)
La familia cristiana
fue descrita, desde los primeros tiempos de la Iglesia, como “Iglesia
doméstica”. San Juan Crisóstomo exhortó, en una ocasión, a su gente, con estas
sencillas pero profundas palabras: “Hacer de vuestra casa, una Iglesia”. Y
aquel sermón de S. Juan Crisóstomo fue tan inspirador y tan entusiásticamente
acogido por los cristianos, que al día siguiente, él mismo dijo: “Cuando os dije
ayer que hicierais de vuestra casa una Iglesia, y prorrumpisteis en
aclamaciones de júbilo, expresasteis elocuentemente qué alegría había en
vuestros corazones, al escuchar estas palabras”.
1.- Ser Iglesia doméstica:
Esta enseñanza
antigua, hoy ha sido recuperada por la Iglesia. El Concilio Vaticano II en la “Lumen
Gentium”, nº 11, nos dice: “Recuperar el sentido de ser Iglesia doméstica”,
y así llama a los matrimonios, a las familias: “Iglesias domésticas”.
En una Iglesia clericalizada,
al recuperar el sentido de Iglesia doméstica, se nos recuerda también que… “todos
sois sacerdotes (¡esto ya lo sabíais!) desde el día de vuestro bautismo”.
¿Qué implica esto?
El sacerdote es el “pontífice”, es decir, el puente entre Dios y los hombres. Y
como tales, somos constituidos el día de nuestro bautismo. El Papa decimos que
es el Sumo Pontífice”, pero “Sumo” quiere decir, que es el más representativo;
pero “pontífices” los somos todos. Si uno no es “puente” entre el
mundo de Dios y el mundo de los hombres, algo ahí no funciona.
Llama incluso a la
Iglesia: “comunidad sacerdotal”, que eso es: “sacerdocio ministerial” al
servicio del “sacerdocio común”. Y fijaros en lo que digo: de poco vale que un
sacerdote celebre sacramentos, si no hay un sacerdocio común que participa y
permite que se celebren esos sacramentos: si no fuera así, el sacerdote hace
magia, no celebra un sacramento. Hay que destacar esto: el consagrar no es
patrimonio de unos pocos. No: yo, sacerdote, puedo consagrar, porque hay un
pueblo sacerdotal que celebra conmigo la Eucaristía, si no, -insisto- lo que
hago es magia. (Es como si yo fuera a una panadería, y hago así, y consagro
toda la panadería: ¡no, no, mire Ud!)
2.-El sacerdocio de los cónyuges cristianos:
Después de analizar
uno por uno todos los sacramentos como expresión y ejercicio de ese sacerdocio
común, el Vaticano II, en segundo lugar, se refiere al ejercicio de ese
sacerdocio en los cónyuges cristianos. Dice: “Manifiestan el misterio de la unidad
y el fecundo amor entre Cristo y la Iglesia, y, participan de él. Se
ayudan mutuamente al santificarse en la vida conyugal, y , en la educación
de los hijos, tienen, en su condición y estado de vida, su propia gracia en el
pueblo de Dios”.
De la unión
conyugal además, nacen los nuevos ciudadanos de la sociedad humana, y
éstos, por la gracia del Espíritu Santo por el Bautismo, quedan constituidos
como hijos de Dios, sacerdotes, profetas y reyes, para perpetuar el Pueblo de
Dios en el correr de los tiempos.
Después de afirmar
todo esto, el Concilio dice que la comunidad matrimonial y familiar, bien puede
ser descrita como Iglesia doméstica. Y esta eclesialidad se expresa además, en
la misión de los padres para con los hijos: ser los primeros
predicadores de la fe tanto con su palabra como con su ejemplo; ser fomentadores de la vocación propia de cada
uno de ellos.
3.- La Iglesia como familia de Dios
El Catecismo de la
Iglesia Católica parte de este punto de la descripción de la Iglesia como
familia de Dios, y recuerda cómo el núcleo de la Iglesia estaba, a menudo,
constituido, según los Hechos de los Apóstoles, por los que, con toda su casa,
habían llegado a ser creyentes. Quienes se convertían, deseaban también que se
salvase toda su casa, y dice además, que estas familias convertidas eran
islotes de vida cristiana en un mundo no-creyente.
En la Iglesia
doméstica se ejercita de forma privilegiada el sacerdocio bautismal del
padre de familia, de la madre, de los hijos y de todos los miembros de la
familia. Lo hacen en cuanto participan de los sacramentos, en canto oran y dan
gracias, cuando ejercitan la misión del testimonio del anuncio del evangelio.
El hogar en este
sentido es llamado también “primera escuela de paciencia y del gozo del
trabajo, del amor fraterno e incluso del perdón generoso y reiterado, y sobre
todo, del culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida”
( Catecismo de la Iglesia Católica en su nº 1658).
Es más, la familia de la Iglesia doméstica es
el laboratorio de la ternura, donde aprendemos lo que tenemos que ejercitar
después, más allá de la iglesia doméstica. Lo que vivimos fuera, tiene que ser
aprendido y puesto en práctica, en primer lugar, en ese laboratorio que es la
propia familia, que es la Iglesia doméstica.
Y si no lo vivimos
dentro, lo que vivamos fuera será pues, una pantomima. Incluso el Papa Juan Pablo I, en su brevísimo
pontificado, habló sobre la Iglesia doméstica en la única “visita ad limina”
que pudo realizar a los obispos de Estados Unidos de la región Doce. Y el Papa
Juan Pablo II en Evangelium Vitae resaltó la importancia de la Iglesia
doméstica como “santuario de la vida”. En la “Familiaris consortio”
desarrolla también la teología de la familia considerada como Iglesia
Doméstica.: la primera afirmación es que la familia está llamada a hacer
experiencia de una nueva y original comunión. El Espíritu Santo,
infundido en los sacramentos es el
creador de esta unidad y comunión.
Si hacemos una
pequeña reflexión teológica sobre la Iglesia doméstica, podemos decir que la
familia es, como la Iglesia, cuerpo de Cristo en el hogar: ese es un
gran misterio que cada familia, a veces de forma inconsciente, encierra. El amor
del esposo y la esposa es un misterio, no porque sea algo desconocido, o
que no entendemos, sino como algo que tiene una profundidad enorme. El misterio
como profundidad, no como algo que se esconde, es algo que todavía no está
claro.
Es un gran misterio
que cada familia vive, aunque, a veces ,
inconscientemente. El misterio, es decir, signo sagrado y profundo que revela
el amor de Cristo Jesús por su esposa la
Iglesia. Hubo un tiempo, en que la Iglesia estaba fundamentalmente formada por
Iglesias domésticas, y de hecho, sabéis que en la primera Iglesia, los
cristianos se reunían en las casas-hogares de muchos miembros de la comunidad.
Hay en ella, un importante mensaje para la Iglesia de hoy, que nos habla de “intimidad”,
de “convivencia”, de la “alegría de compartir”. La hospitalidad y el amor
de los cristianos en sus atenciones mutuas debían configurar incluso, nuestras
más solemnes liturgias, que hoy están tremendamente despersonalizadas.
4.- Situaciones de esta Iglesia Doméstica:
La familia es
Iglesia con límites a veces, poco definidos, a pesar de ser una pequeña e
incluso pequeñísima comunidad. En ella puede ocurrir, de hecho así es, que uno
de los cónyuges sea creyente y el otro no, que uno pertenezca a una
religión, y el otro a otra, a una confesión cristiana y el otro a otra. Lo
mismo sucede en los miembros de la familia: se trata de hijos o parientes, y
seguro que más de uno os habéis lamentado …¡es que mis hijos, todo esto no…!
Esto no quita que seáis Iglesia Doméstica.
En la iglesia
doméstica se experimentan las diferencias, pero sin que las diferencias
rompan los lazos de amor y de intimidad. El problema no es si un hijo es
creyente o no-creyente: el problema es si queréis al hijo o no lo queréis: esto
es lo que hace posible que seáis Iglesia Doméstica.
Puede acontecer que
quienes forman un solo cuerpo pertenezcan a Iglesias o confesiones cristianas,
e incluso, de diferentes religiones o creencias. Y sin embargo, ahí
sigue actuando el sacramento de la creación, y el sacramento de la nueva
alianza. Resulta especialmente pertinente aquí, aquel texto, en el que el Señor hace unas recomendaciones al
respecto, y dice: “Si un hermano tiene una mujer no creyente, y ella consiente
en vivir con él, no la despida. Y si una mujer tiene un marido no-creyente, y
él consiente en vivir con ella, no le despida, pues el marido no-creyente queda santificado por la
mujer; y la mujer no-creyente queda santificada por el marido creyente. De otro
modo, vuestros hijos, serían impuros; mas ahora son santos; pero si la parte
no-creyente quiere separarse, que se separe. En ese caso, el hermano o la
hermana no están ligados para vivir un pacto de amor en el Señor”: es lo que se
llama la “excepción paulina”: que es cuando uno, no puede vivir la fe,
que era -y aun hoy es- una causa de nulidad matrimonial: esto es, si uno no
permite al otro vivir la fe. Pero, cuando la viven, uno forzosamente y el otro
no la tiene, se están santificando mutuamente, pues lo importante es esa
primera parte: el pacto de amor en el Señor.
(continuará)
Fernando
domingo, 17 de abril de 2016
Escuchar su voz y seguir sus pasos
La escena es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador. Jesús no se intimida, sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Vosotros no creéis porque no sois ovejas mías». El evangelista dice que, al terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Para probar que no son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos. Solo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis ovejas escuchan mi voz... y me siguen». Después de veinte siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.
Lo primero es despertar la capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades esa sensibilidad, que está viva en muchos cristianos sencillos que saben captar la Palabra que viene de Jesús en toda su frescura y sintonizar con su Buena Noticia de Dios. Juan XXIII dijo en una ocasión que «la Iglesia es como una vieja fuente de pueblo de cuyo grifo ha de correr siempre agua fresca». En esta Iglesia vieja de veinte siglos hemos de hacer correr el agua fresca de Jesús.
Si no queremos que nuestra fe se vaya diluyendo progresivamente en formas decadentes de religiosidad superficial, en medio de una sociedad que invade nuestras conciencias con mensajes, consignas, imágenes, comunicados y reclamos de todo género, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro único Señor.
Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una «religión burguesa» que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús.
La aventura consiste en creer lo que él creyó, dar importancia a lo que él dio, defender la causa del ser humano como él la defendió, acercarnos a los indefensos y desvalidos como él se acercó, ser libres para hacer el bien como él, confiar en el Padre como él confió y enfrentarnos a la vida y a la muerte con la esperanza con que él se enfrentó.
Si quienes viven perdidos, solos o desorientados pueden encontrar en la comunidad cristiana un lugar donde se aprende a vivir juntos de manera más digna, solidaria y liberada siguiendo a Jesús, la Iglesia estará ofreciendo a la sociedad uno de sus mejores servicios.
4 Pascua - C
(Juan 10,27-30)
José Antonio Pagola
(Juan 10,27-30)
José Antonio Pagola
sábado, 16 de abril de 2016
El palentino Luis Argüello, natural de Meneses, nombrado obispo auxiliar de Valladolid
El hasta ahora vicario general de Valladolid, Luis Argüello, ha sido
nombrado obispo auxiliar de la Archidiócesis, según hizo público ayer la Santa
Sede. La ceremonia de ordenación tendrá lugar el 3 de junio, día del
Sagrado Corazón de Jesús, por la tarde, en la Catedral de la ciudad. Luis
Argüello recibirá el nombramiento de obispo titular de Ipagro, una antigua
diócesis española ubicada en lo que hoy es la localidad de Aguilar de la
Frontera, Epagren(sis), que tenía como metropolitana a Sevilla.
El palentino Luis Javier Argüello García (Meneses de Campos, 1953), que estaba al frente de la Vicaría General de Valladolid desde 2011, será el tercer obispo auxiliar de la diócesis a lo largo de su historia. El primero fue Mariano Cidad, que ayudó en el servicio episcopal al cardenal Cascajares en 1897, y el segundo fue Pedro Segura, quien fue nombrado hace un siglo, en el año 1916, con el cardenal Cos y Macho.
El palentino Luis Javier Argüello García (Meneses de Campos, 1953), que estaba al frente de la Vicaría General de Valladolid desde 2011, será el tercer obispo auxiliar de la diócesis a lo largo de su historia. El primero fue Mariano Cidad, que ayudó en el servicio episcopal al cardenal Cascajares en 1897, y el segundo fue Pedro Segura, quien fue nombrado hace un siglo, en el año 1916, con el cardenal Cos y Macho.
El arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, aseguró que Argüello será vicario general en su condición de obispo auxiliar y señaló que más adelante decidirán si es necesario contar con otra persona para este cargo.
Argüello avanzó que el lema que elegirá como obispo auxiliar es Veni lumen cordium (Ven luz del corazón), las palabras con las que finalizó su saludo a la Diócesis vallisoletana, tras recibir la llamada del Papa Francisco. Agradeció la «confianza» que supone la responsabilidad de obispo auxiliar y aseguró que seguirá el «ejemplo» del Santo Padre. «Sé que voy a encontrar en don Ricardo la cercanía y orientación que como obispo novel preciso», dijo.
El reverendo confió en «alentar» la vocación y servir a la comunión de todos y expresó su respeto a las autoridades de Castilla y León, la provincia y la ciudad de Valladolid. «La amistad civil es imprescindible para la consecución del bien común», expresó y apostó por trabajar por una sociedad en la que el «bien común», la «justicia» y la «dignidad» resplandezcan.
viernes, 15 de abril de 2016
El valor de la institución familiar
La colaboradora del periódico La
Vanguardia Ima Sanchís preguntó
al periodista, escritor y antropólogo británico Giles Tremlett, corresponsal de
The
Guardian en España, qué le
sorprendía más de nuestro país. La respuesta fue esta: «A los ingleses nos
sorprende mucho que, en las encuestas, a la pregunta de qué es lo más
importante en su vida, los adolescentes españoles contesten que su familia».
La familia en España,
gracias a Dios, continúa siendo un valor social fundamental. Lo considero
enormemente positivo.
La familia, con mucho,
es la más importante institución social que existe, tanto si la estudiamos
desde la sociología, desde la psicología social, desde la antropología o desde
la ética cristiana. Los valores de dicha institución son básicos para centrar y
hacer madurar al ser humano. La familia, bien cohesionada y que de verdad
resulta grata y gratificante para sus miembros, es un valioso grupo primario
libremente elegido (padres) o libremente asumido (hijos) que ofrece a sus
componentes decisivas pautas de actuación que les ayudan a una adecuada
socialización.
jueves, 14 de abril de 2016
Necesitamos pensar
«Quien no quiere
pensar es un fanático; quien no osa pensar es un cobarde» (Francis Bacon).
El fanatismo rehúsa el pensamiento. Se refugia en su
torre fortificada y canoniza su absolutismo. El fanático no quiere entrar en
razón y cree poseer toda la verdad sin los otros. Para él no es necesario
pensar. Lo tiene todo claro. Y cree que todos los demás están equivocados. El
fanático es un monolito contra el cual se estrellan todos y todo. Con él, un
diálogo es imposible porque no necesita aprender nada de nadie. Él impone su
ley sin pensar y quien piensa va contra su ley. Así de rotundo y de ridículo es
el fanático.
El otro extremo es el cobarde, que no osa pensar. Son
muchos los que tienen miedo y no se atreven a razonar. El pensar les complica
la vida, les compromete y evitan este ejercicio mental tan básico. La cobardía
les lleva a la comodidad de no pensar, y esta comodidad protege su cobardía.
La posición adecuada es pensar para orientar el futuro
y abrir para él nuevas metas. Si no pensamos nos quedamos bloqueados y corremos
el peligro real de caer en el fanatismo o en la cobardía: dos extremos nocivos
para la persona.
miércoles, 13 de abril de 2016
Opinamos mucho y pensamos poco

Luis
Landero ha escrito: «En España se opina mucho y piensa poco». Creo que es
cierta la sentencia; siempre, claro está, con honrosas excepciones.
Por
norma general, en nuestro país pensamos poco. Opinamos de todo y sobre todo y
de todos y sobre todos, pero el pensamiento profundo y sereno es escaso, y así
nos luce.
Necesitamos
pensar para no caer en la banalidad y vivir de la rutina.
No
abrimos nuevos horizontes con solo opinar de las cosas; necesitamos pensarlas.
La
opinión no es mala, pero es insuficiente. La opinión suele ser el juicio
rápido, derivado de un pensamiento rápido.
Si
solo opinamos y no pensamos sobre los acontecimientos, las personas y las
cosas, nos movemos en la superficialidad, y esta lo trivializa todo.
Acostumbrémonos
a pensar antes de opinar; o, mejor dicho, dediquemos más tiempo a pensar que a
opinar. Si así lo hacemos, nos equivocaremos menos y nuestro juicio será más
razonable y justo.
Ahora
bien, el pensar exige silencio y reflexión. Sin estos dos requisitos solo
opinamos precipitadamente y, con frecuencia, nos equivocamos.
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