sábado, 25 de agosto de 2012

Señora del silencio

En los momentos de mayor griterío y confusión, puede hacernos bien recuperar el silencio, a través de María. 


 Madre del silencio y de la humildad,

Tu vives perdida y encontrada

en el mar sin fondo del Misterio del Señor



Eres disponibilidad y receptividad.

Eres fecundidad y plenitud.

Eres atención y solicitud por los hermanos.

Estas vestida de fortaleza.



En ti resplandecen la madurez humana

y la elegancia espiritual.

Eres señora de Ti misma

antes de ser señora nuestra.



No existe dispersión en Ti.

En un acto simple y total,

tu alma, toda inmóvil,

esta paralizada e identificada con el Señor.

Estas dentro de Dios y Dios dentro de Ti.

El Misterio total te envuelve y te penetra,

te posee, ocupa e integra todo tu ser.



Parece que todo quedo paralizado en Ti,

todo se identifico contigo;

el tiempo, el espacio, la palabra,

la música, el silencio, la mujer, Dios.

Todo quedo asumido en Ti, y divinizado.



Jamás se vio estampa humana

de tanta dulzura,

ni se volverá a ver en la tierra

mujer tan inefablemente evocadora.



Sin embargo, tu silencio no es ausencia

sino presencia.

Estas abismada en el Señor,

y al mismo tiempo,

atenta a los hermanos, como en Cana.



Nunca la comunicación es tan profunda

como cuando no se dice nada,

y nunca el silencio es tan elocuente

como cuando nada se comunica.



Haznos comprender

que el silencio

no es desinterés por los hermanos

sino fuente de energía e irradiación;

no es repliegue sino despliegue,

y que, para derramarse,

es necesario cargarse.



El mundo se ahoga

en el mar de la dispersión,

y no es posible amar a los hermanos

con un corazón disperso.

Haznos comprender que el apostolado,

sin silencio,

es alineación;

y que el silencio,

sin el apostolado,

es comodidad.



Envuélvenos en el manto de tu silencio,

y comunícanos la fortaleza de tu Fe,

la altura de tu Esperanza,

y la profundidad de tu AMOR

Quédate con los que quedan,

y vente con lo que nos vamos.



OH MADRE ADMIRABLE DEL SILENCIO

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