viernes, 28 de febrero de 2014

Un canto a la vida

Hoy te voy a recordar una película que es ya antigua pero que ha adquirido el carácter de clásico y ha pasado a la historia del cine. Vale la pena volver sobre ella porque es un maravilloso canto a la vida que realimenta el optimismo.
En "La vida es bella" Roberto Benigni presenta una historia tierna, desenfadada y entrañable pero abordada con una gran profundidad.
A través de un estilo muy peculiar recrea lo que fue el holocausto nazi con una gran maestría. Porque si es genial la interpretación de los actores también es magistral la mezcla de humor y dramatismo. Una mezcla perfectamente dosificada y complementada, que provoca la sorpresa permanente y nos lleva de la risa al llanto una y mil veces. Y amenizado por una banda sonora impactante.
Es, ciertamente, un canto a la vida y a la superación. Porque, pese a tanta barbarie como describe, lo que triunfa es el amor. El amor de un padre y esposo que, con una desbordante imaginación, protege a los suyos de la terrible amenaza que se cierne sobre ellos. Presentando una relación padre-hijo realmente conmovedora. Y manteniendo, así, viva la llama de la esperanza de sus seres queridos.
Nos muestra el absurdo de las guerras, de los odios y de las ideologías que atentan contra la integridad humana.
Nos enseña la importancia de afrontar las circunstancias de la vida sin perder la sonrisa, por más difíciles que esas circunstancias puedan ser; a aprovechar la magia de cualquier pequeño detalle para hacer feliz a alguien; a afrontar y resistir el miedo con la mejor cara posible; a tomar conciencia de que la vida es mejor o peor dependiendo de la actitud que adoptemos ante ella.
Alejandro Córdoba

jueves, 27 de febrero de 2014

No esperes

No esperes una sonrisa para ser gentil... No esperes ser amado para amar...
No esperes estar solo para reconocer el inmenso valor de un amigo...
No esperes el luto del mañana para reconocer la importancia de quienes están hoy en tu vida... 
No esperes tener el mejor de los empleos para ponerte a trabajar... 
No esperes la nostalgia del otoño para recordar un consejo...
No esperes la enfermedad para reconocer que tan frágil es la vida...
No esperes a la persona perfecta para entonces enamorarte...
No esperes el dolor para pedir perdón... 
No esperes la separación para buscar la reconciliación... 
No esperes elogios para creer en ti mismo...
No esperes que los demás tomen la iniciativa, cuando sabes que tu mueres de ganas de un abrazo,... 
No esperes el "te amo” para decir “yo también"
No esperes tener dinero por montones para entonces ayudar al pobre...
No esperes el día de tu muerte, si aun no has amado la vida...
No podemos esperar, el momento es hoy y hoy significa ahora, este día.
No vivamos esperando de los demás, empecemos a ser protagonistas. 
Es nuestra vida, es nuestro presente: Aquí y ahora. 
Debemos aprender a amar, a dar desinteresadamente, a sentir, a perdonar, 
a darle valor a nuestras pequeñas cosas, a nuestros amigos, a nuestro trabajo, a nuestra vida de todos los días. Si vivimos esperando... en esa espera se nos va la vida... 
No esperemos de los demás... nunca sabremos qué nos darán, qué recibiremos...  muchas personas viven esperando y en esa espera se olvidan de que aquellos que dan sin esperar son los que reciben a manos llenas... Todo lo que damos regresa a nosotros...  
Si queremos recibir aprendamos primero a dar...  tal vez nos quedemos con las manos vacías pero nuestro corazón estará lleno de amor...  
Y quienes aman la vida tienen el sello de ese sentimiento en su corazón...

martes, 25 de febrero de 2014

La buena gente

A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor cuando se la conoce.
La buena gente invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno le hace sensato?
Escuchar y que le digan algo.
Pero, al mismo tiempo,
mejoran al que los mira y a quien miran.
No solo porque nos ayudan
a buscar comida y claridad, sino más aún,
nos son útiles porque sabemos
que viven y transforman el mundo.
Cuando se acude a ellos, siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían
cuando les vimos por última vez.
Por mucho que hayan cambiado
-pues ellos son los que más cambianaún
resultan más reconocibles.
Son como una casa que ayudamos a construir.
No nos obligan a vivir en ella,
y en ocasiones no nos lo permiten.
Por poco que seamos,
siempre podemos ir a ellos,
pero tenemos que elegir lo que llevemos
La buena gente nos preocupa.
Parece que no pueden realizar nada solos,
proponen soluciones que exigen aún tareas.
En momentos difíciles de barcos naufragando,
de pronto descubrimos
fija en nosotros su mirada inmensa.
Aunque tal como somos no les gustamos,
están de acuerdo, sin embargo, con nosotros.

(Bertold Brecht)

lunes, 24 de febrero de 2014

DIOS SE REGALA

¿Jesús se enfada alguna vez? Sí, se enfada. Más que enfadarse se pone triste cuando ve los tinglados que armamos las personas. Y, sobre todo, lo que no puede soportar es la injusticia y que se manipulen las cosas de Dios, que a Dios se le ponga precio, cuando Él es toda gratuidad, donación y amor. Dios es así porque ama así, porque el ser de Dios es la donación hasta el extremo. Quizá no entendamos cómo es Dios, pero lo que está claro es que nadie tiene la exclusiva o el copyright de su modo de actuar.

Tampoco Dios es barato o está de rebajas. Dios es como es. Y nosotros somos como somos. Parezcámonos un poquito más a Él y menos a las “etiquetas comerciales” de nuestro mundo.

Jesús con esta escenita en el templo realiza lo que Patxi expresa con esas tijeras: corta las maneras interesadas o de los que quieren sacar tajada de la bondad de Dios. Dios es libre, corriente de amor, brisa suave… No le pongamos triste con nuestras maneras de medir y de actuar.

domingo, 23 de febrero de 2014

EL EVANGELIO DE HOY

Una llamada escandalosa


La llamada al amor es siempre seductora. Seguramente, muchos acogían con agrado la llamada de Jesús a amar a Dios y al prójimo. Era la mejor síntesis de la Ley. Pero lo que no podían imaginar es que un día les hablara de amar a los enemigos.
Sin embargo, Jesús lo hizo. Sin respaldo alguno de la tradición bíblica, distanciándose de los salmos de venganza que alimentaban la oración de su pueblo, enfrentándose al clima general de odio que se respiraba en su entorno, proclamó con claridad absoluta su llamada: “Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os calumnian”.
Su lenguaje es escandaloso y sorprendente, pero totalmente coherente con su experiencia de Dios. El Padre no es violento: ama incluso a sus enemigos, no busca la destrucción de nadie. Su grandeza no consiste en vengarse sino en amar incondicionalmente a todos. Quien se sienta hijo de ese Dios, no introducirá en el mundo odio ni destrucción de nadie.
El amor al enemigo no es una enseñanza secundaria de Jesús, dirigida a personas llamadas a una perfección heroica. Su llamada quiere introducir en la historia una actitud nueva ante el enemigo porque quiere eliminar en el mundo el odio y la violencia destructora. Quien se parezca a Dios no alimentará el odio contra nadie, buscará el bien de todos incluso de sus enemigos.
Cuando Jesús habla del amor al enemigo, no está pidiendo que alimentemos en nosotros sentimientos de afecto, simpatía o cariño hacia quien nos hace mal. El enemigo sigue siendo alguien del que podemos esperar daño, y difícilmente pueden cambiar los sentimientos de nuestro corazón.
Amar al enemigo significa, antes que nada, no hacerle mal, no buscar ni desear hacerle daño.No hemos de extrañarnos si no sentimos amor alguno hacia él. Es natural que nos sintamos heridos o humillados. Nos hemos de preocupar cuando seguimos alimentando el odio y la sed de venganza.
Pero no se trata solo de no hacerle mal. Podemos dar más pasos hasta estar incluso dispuestos a hacerle el bien si lo encontramos necesitado. No hemos de olvidar que somos más humanos cuando perdonamos que cuando nos vengamos alegrándonos de su desgracia.
El perdón sincero al enemigo no es fácil. En algunas circunstancias a la persona se le puede hacer en aquel momento prácticamente imposible liberarse del rechazo, el odio o la sed de venganza. No hemos de juzgar a nadie desde fuera. Solo Dios nos comprende y perdona de manera incondicional, incluso cuando no somos capaces de perdonar.
José Antonio Pagola
23 de febrero de 2014
7 Tiempo ordinario (A)
Mateo 5, 38-48

sábado, 22 de febrero de 2014

AMAR MAS

Ya, ya sé que marea... pero es que el amor marea ¿o no?
Cuando el objetivo central de nuestra vida es el amor... nos mareamos, porque ese amor nos impulsa a desgastarnos, a entregarnos, a perdonar, a dejar de lo nuestro, a vivir desde y para los otros... y eso... marea.
El túnel del amor no tiene fin. Siempre podemos amar más, siempre podemos disculpar más, siempre podemos darnos más.
Arriésgate y camina por ese túnel sin miedo, somos muchos los que necesitamos que te marees por amor.
Adéntrate en tu corazón y descubrirás que el camino no es tan difícil como parece y las satisfacciones son mucho mayores que el esfuerzo que realizas. ¡Ama!

Encar_AM

viernes, 21 de febrero de 2014

Miserias material, moral y espiritual

La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza.
Hay que distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual.
La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural.
Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir.
No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros -a menudo joven- tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud.
La miseria moral va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera. Y el Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual.
A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas.
Extraido de la carta del Papa Francisco para la cuaresma 2014
Alejandro Córdoba

miércoles, 19 de febrero de 2014

EL CRISTIANO DEBER SER CORDERO PERO NO TONTO...

VATICANO, 14 Feb. 14 / 01:25 pm (ACI/EWTN Noticias).- En su homilía de la Misa de hoy en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reflexionó sobre la identidad de todo cristiano y dijo que quien sigue al Señor no puede detenerse, pues si se detiene es porque está enfermo, y debe además ser siempre cordero pero no tonto, usando la astucia cristiana sin convertirse en un lobo entre los lobos del mundo.

Recordando a los santos Cirilo y Metodio a quienes la Iglesia celebra hoy junto a San Valentín, según señala Radio Vaticano, el Santo Padre dijo que el cristiano es “enviado”. El Señor envía a sus discípulos, les pide ir adelante. “Y esto –observó el Papa– significa que el cristiano es un discípulo del Señor que camina, que va siempre adelante”.

“No se puede pensar en un cristiano inmóvil: un cristiano que se detiene está enfermo, sufre alguna enfermedad en su identidad cristiana, tiene alguna enfermedad en aquella identidad. El cristiano es discípulo para caminar, para avanzar. Al final lo hemos escuchado en el Salmo, la despedida del Señor: ‘Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio’. Vayan. Caminen. Esto: una primera actitud de la identidad cristiana es caminar, y caminar también si hay dificultades, ir más allá de las dificultades”.

Esto, agregó el Pontífice, es lo que sucedió con Pablo en Antioquia de Pisidia, “donde había dificultades con la comunidad judía”. Jesús, recordó el Obispo de Roma, “exhorta a ir a los cruces de los caminos” y a invitar a “todos, buenos y malos”. Así dice el Evangelio, reiteró: “¡También a los malos! Todos”. El cristiano, por lo tanto, “camina” y “si hay dificultades, va más allá, para anunciar que el Reino de Dios está cerca”.

Un segundo aspecto de la identidad del cristiano, continuó, “es que el cristiano debe permanecer siempre cordero”. El cristiano, repitió, “es un cordero, y debe conservar esta identidad”. El Señor nos envía “como corderos en medio de los lobos”. Pero, se preguntó el Papa, alguien podría proponer usar la “fuerza contra ellos”. Pensemos en David, y de esta forma observó, “cuando debía luchar contra el filisteo: querían vestirlo con todas las armaduras de Saúl y no podía moverse”. Así, explicó Francisco, “no era el mismo, no era el humilde, no era el simple David. Al final, él tomó solo la honda y venció la batalla”.

“Como corderos… No volverse lobos… Porque, a veces, la tentación nos hace pensar: ‘Esto es difícil, estos lobos son astutos y yo seré más astuto que ellos, ¿eh?’. Cordero. No tonto, sino cordero. Cordero. Con la astucia cristiana, pero cordero siempre. Porque si tú eres cordero, Él te defiende. Pero si tú te sientes fuerte como el lobo, Él no te defiende, te deja solo, y los lobos te comerán inmediatamente. Como cordero”.

El tercer aspecto de esta identidad, dijo, es el “estilo del cristiano” que es “la alegría”. Los cristianos, afirmó, “son personas que exultan porque conocen al Señor y llevan consigo al Señor”. Y advirtió que “no se puede caminar como cristiano sin alegría, no se puede caminar como cordero sin gozo”.

También “en los problemas, también en las dificultades, también en los propios errores y pecados –insistió– está la alegría de Jesús que perdona y ayuda siempre”. El Evangelio entonces “debe ir adelante, llevado por estos corderos enviados por el Señor que camina, con alegría”.

“Aquellos cristianos que tienen un tiempo de adagio-lamentoso, que viven siempre así, quejándose de todo, tristes, no le hacen un favor ni al Señor ni a la Iglesia… Éste no es el estilo del discípulo. San Agustín dice a los cristianos: ‘¡Anda, va adelante, canta y camina!’. Con alegría: y ese es el estilo del cristiano. Anunciar el Evangelio con alegría. Y el Señor lo hace todo”.

En cambio, concluyó el Santo Padre, “la excesiva tristeza, esta excesiva tristeza, también la amargura nos lleva a vivir un, por así decirlo, cristianismo sin Cristo: la Cruz vacía a los cristianos que están ante el Sepulcro llorando, como la Magdalena, pero sin la alegría de haber encontrado al Resucitado”.

martes, 18 de febrero de 2014

LAS DOS CARAS

Cuando decimos que alguien tiene dos caras es porque su vida nos crea inseguridad y no vemos consonancia entre lo que nos dice a nosotros y lo que dice a otras personas.
Nos sentimos confundidos ante la falta de claridad que nos muestra y sospechamos que nada de lo que nos presenta es realmente lo que piensa ni lo que vive.
Cuando vemos dos caras en alguien nos sentimos inseguros en nuestra relación con él, nada de lo que nos diga va a tener peso sobre nosotros porque siempre estará detrás la sombra de la incertidumbre.
Los creyentes no debemos ni podemos tener dos caras. La verdad, la vida y la fe... solo tiene una cara que mostrar al mundo de hoy.
Cuando nos presentamos con lo que somos y tenemos podemos encontrar personas afines y otras no afines, pero nunca daremos una visión falsa de lo que pensamos y creemos.
Jesús es modelo para nosotros de claridad, valentía, verdad y vida.
¿Te apuntas a mostrar una sola cara al mundo?

Encar_AM

lunes, 17 de febrero de 2014

La constancia...


La constancia es aquello que somos capaces de hacer una y otra vez en pro de algo en lo que creemos.
No es algo fácil pues, en el camino de la vida, son muchas las cosas que se interponen queriendo romper la lucha por nuestros ideales pero no es algo imposible.
Ser constante en el Amor es tener capacidad de perdonar siempre, de mirar con ojos de fe, de confiar en la esperanza por un mañana mejor,...
sobre todo, ser constante es no dejarse vencer por el desánimo ni por la falta de logros... ¡Todo podemos alcanzarlo! ¡porque todo esta al alcance de nuestro esfuerzo y perseverancia!.
No es necesario que las cosas estén a nuestro favor para poder lograrlas, aunque eso siempre ayuda, lo importante es avanzar y avanzar poniendo de nosotros lo mejor que somos.

Encar_AM

domingo, 16 de febrero de 2014

EL EVANGELIO DE HOY

No a la guerra entre nosotros



Los judíos hablaban con orgullo de la Ley de Moisés. Según la tradición, Dios mismo la había regalado a su pueblo. Era lo mejor que habían recibido de él. En esa Ley se encierra la voluntad del único Dios verdadero. Ahí pueden encontrar todo lo que necesitan para ser fieles a Dios.
También para Jesús la Ley es importante, pero ya no ocupa el lugar central. Él vive y comunica otra experiencia: está llegando el reino de Dios; el Padre está buscando abrirse camino entre nosotros para hacer un mundo más humano. No basta quedarnos con cumplir la Ley de Moisés. Es necesario abrirnos al Padre y colaborar con él en hacer una vida más justa y fraterna.
Por eso, según Jesús, no basta cumplir la ley que ordena “No matarás”. Es necesario, además, arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata, cumple la ley, pero si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana.
Según algunos observadores, se está extendiendo en la sociedad actual un lenguaje que refleja el crecimiento de la agresividad. Cada vez son más frecuentes los insultos ofensivos proferidos solo para humillar, despreciar y herir. Palabras nacidas del rechazo, el resentimiento, el odio o la venganza.
Por otra parte, las conversaciones están a menudo tejidas de palabras injustas que reparten condenas y siembran sospechas. Palabras dichas sin amor y sin respeto, que envenenan la convivencia y hacen daño. Palabras nacidas casi siempre de la irritación, la mezquindad o la bajeza.
No es este un hecho que se da solo en la convivencia social. Es también un grave problema en la Iglesia actual. El Papa Francisco sufre al ver divisiones, conflictos y enfrentamientos de “cristianos en guerra contra otros cristianos”. Es un estado de cosas tan contrario al Evangelio que ha sentido la necesidad de dirigirnos una llamada urgente: “No a la guerra entre nosotros”.
Así habla el Papa: “Me duele comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aún entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odios, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?”. El Papa quiere trabajar por una Iglesia en la que “todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis”.
José Antonio Pagola
16 de febrero de 2014
6 Tiempo ordinario (A)
Mateo 5, 17-37

sábado, 15 de febrero de 2014

Feme: El lado más burdo de la mujer

Representan el peor feminismo al grito de “Yo soy dios”. “Con mi cuerpo hago lo que quiero”. Surgieron en Kiev en el 2008 y se expanden como una gota de aceite en el agua. Consiguen con su torso desnudo abochornar políticos o cardenales. Irrumpen en las catedrales, lanzan bragas manchadas de sangre y se dibujan cruces invertidas en su torso desnudo. Muestran un feroz rechazo a cualquier religión. Es un movimiento ateo de exaltación hedonista. Desean la misma libertad que el varón para practicar el sexo sin cortapisas. De manera que reivindican el aborto y los anticonceptivos. Sus asonadas atípicas convocan a los medios que suelen fotografiarlas con el puño en alto y el rostro crispado por la ira, mientras exhiben su torso lleno de consignas. Han llegado hasta la plaza del Vaticano y parecen tener una especial predisposición contra la Iglesia católica. En Kiev derribaron una cruz que recordaba las miles de víctimas católicas de la persecución estalinista.
Como mujer me desmarco de ese feminismo agresivo, cuya reivindicación se limita a esgrimir el derecho al aborto. Creo que el feminismo verdadero consiste en facilitar la conciliación laboral y familiar. No sólo en lo relativo a la mujer sino también al hombre. Esa paridad que debe trasladarse al hogar donde ambos comparten las tareas domésticas y son responsables a la par del cuidado de los hijos. Y en ese aspecto hay todavía mucho camino que recorrer. Me quedo con los valores femeninos de gratuidad y servicio como motor del hogar y de la sociedad. Creo que no debemos buscar una sociedad feminista, sino más bien femenina. Donde la competitividad no difumine el valor de la persona. Una sociedad cristiana y personalista que cuida más del individuo y sus valores humanos.
Me quedo con el humanismo cristiano que hoy proclama en la voz del profeta Isaías los verdaderos motores de la historia (58,7-10):Así dice el Señor: «Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy." Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.»
Soy consciente de lo mucho que debemos a las primeras sufragistas, también ellas escandalizaron a la sociedad de su tiempo. Sin embargo, poco a poco, consiguieron su objetivo: el voto de la mujer y su participación plena en la sociedad. Han sido pioneras abriendo camino a las que hemos venido detrás. Pero nunca fueron proclives al aborto, ni al hedonismo. Creo que tenían mayor conciencia de la dignidad humana, de las que tenemos en la actualidad.
En realidad las chicas de Feme caen de lleno en querer ser como los hombres, sin aportar mayor calidad humana a la sociedad. Desean no tener conciencia de sus actos, no ser responsables de la trasmisión de la vida, hasta que ellas deseen engendrar un hijo. Son herederas de la revolución sexual y del feminismo ideológico al estilo de Simone de Beauvoire. Y no han superado los límites de esa feminismo de corte radical que reivindica ser como el hombre, poseer su misma autonomía y libertad. Desechando por el camino cualidades que toda mujer debe propiciar y fomentar. Cuando gritan al arzobispo de Madrid “Toño, fuera de mi coño”. O “El aborto es sagrado”. Manifiestan el lado más burdo de la mujer.No me siento representada por Feme, ni creo que aporten un grano de cordura a nuestra sociedad. Su violencia verbal y su agresividad malsana no benefician en nada la causa de la mujer.
Carmen Bellver

viernes, 14 de febrero de 2014

Precio y valor

¿Qué soy yo? ¿Qué valgo yo? ¿Qué quiero ser?
Hay realidades presentadas en elegantes envoltorios pero con pobres contenidos en su interior. Con un alto precio pero con un escaso valor. Y, como decía Machado, “es de necios confundir precio y valor”.
Esa confusión se produce, también, con las personas. Con apariencia asombrosa, rostro perfecto, cuerpo ágil y hasta seductores hablando. Pero con el alma encogida. Gente cuya parte más preciosa es el marco, porque su contenido tiene poca sustancia y es, cuando menos, decepcionante.
Esa realidad, desdibujada por la apariencia, no es un asunto exclusivo de la sociedad actual. Ya en el siglo XVII Baltasar Gracian se refirió a “individuos que son solo fachada, como casas sin terminar por falta de dineros. Tienen la entrada de gran palacio, pero las estancias restantes son como raquíticas cabañas”.
No es mi intención juzgar a nadie. Menos, aun, en el día de mi cumpleaños. Simplemente busco el despertador que rompa mi noche y dé paso a la luz. Que inquiete mi conciencia; que me permita identificar lo extraordinario entre las cosas ordinarias; que me haga un lifting no de mi apariencia externa sino de la interna; que me ayude a conocer y madurar lo que vale de verdad; que dé sentido a mi vida.
Al cumplir 59 años quiero regalarme el convencimiento de que una persona no se hace vieja cuando ha vivido muchos años sino cuando se le acaban las alegrías y renuncia a las esperanzas.
Sabedor de que los años arrugan la piel pero que es la renuncia de los ideales lo que arruga el alma quiero seguir buscando y soñando.
En mis deseos suscribo unas sabias palabras de Thomas De Kempis “No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más”.
Alejandro Córdoba

jueves, 13 de febrero de 2014

Crisis de un matrimonio (II)

A finales del pasado mes de enero, presentamos la realidad de una crisis de matrimonio. Y concluíamos con unas propuestas de diálogo, invitando a dar nuestra propuesta de ayuda, en la búsqueda de un actuar cristiano, por supuesto.

En esta situación de crisis ¿qué vemos?

Un amigo –al que le damos las gracias- nos dice: “Veo desánimo, falta de ganas, desilusión, tristeza, agotamiento”. Sí, y muy importante, nos encontramos con un “esposo” con gran madurez, con una forma de pensar y vivir muy cristiana, muy de hijo de Dios y consecuente en la respuesta que plantea a la dificultad por la que atraviesa su matrimonio. Pero, está la otra parte: su “esposa”, que sigue admirando a su marido, pero las cosas del diario vivir, las encuentra como “estupideces”, se encuentra “cansada, desanimada”  y “ser feliz es un lujo que no me puedo permitir”, dice. Es una situación difícil ciertamente: por eso hablan de crisis. Y quieren salir de ella: es lo bueno.
     
        Les hablaríamos, primeramente de lo positivo que tienen: sus “muchas capacidades”, de ese deseo de salir adelante con ese “te quiero” que nos dicen, con un necesario tiempo para “respirar hondo”, serenarse, y coger fuerzas para crecer en su matrimonio, superando ese problema que ella sigue sufriendo, desde hace  tiempo, de “agachar la cabeza,… y de girar la cabeza con rabia”… parece acertado acudir a una ayuda técnica quizás. Y siempre, siempre, la oración o diálogo con el Señor, que es la mejor ayuda que nos vamos a encontrar, porque Él vino, entre otros motivos no se nos olvide,  a ayudar al pobre y al necesitado …

Hay que seguir, porque, siempre, hay esperanza.

Nos recordaba  el Papa Francisco que tengamos siempre  la valentía de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor.

Es verdad que, nosotros  desearíamos que la vida fuera distinta de cómo se presenta, y que fuera como nosotros la quisiéramos. Pero la vida, en todo su desarrollo, no depende de nosotros. ¿Quién no se casa soñando una vida más romántica que realista? Cuando nos casamos, no sabemos lo que nos espera, porque el futuro siempre es impredecible, y hasta puede que nos encontremos con situaciones que nos desborden totalmente. ¿Pensó, acaso, San José lo que le iba a suceder cuando se casó con María? … Jesús ya nos previno«Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios». Y esta verdad, la hemos experimentado en nuestra vida. Claro que no existe un ser humano que no desee amar y ser amado, aunque luego experimentemos esa cierta incapacidad de vivir lo que nuestro corazón desea.

El caminar en esta vida es, a veces, difícil y duro. Pero todo es superable menos la muerte, -se dice-. Hay que mirar adelante, ilusionarse de nuevo, buscar la salida. No nos podemos encerrar, aislarnos, volver la vista atrás. Recurramos a la ayuda, cuando nos vemos necesitados y por nosotros mismos no acertamos a superarnos. Lo último sería arrojar la toalla, sentirnos impotentes, o querer escapar a la realidad. El espíritu de superación y de lucha, de acertar a llevar la cruz de cada día, es lo más cristiano que hay, y recordemos que, si acudimos a Él, no nos falla nunca, seguro. Será su “salida”, su solución, que quizás no coincida con la que nosotros habíamos pensado, pero… será la acertada ¡seguro!.

                                                           Fernando

miércoles, 12 de febrero de 2014

Persiste

El esfuerzo por alcanzar las metas que nos planteamos cada amanecer es un riesgo que corremos en cada momento del día desafiando a la noche el alcanzarlas o no.
Nadie dijo que la generosidad y la entrega fuesen fáciles de conseguir.
Ningún camino hacia lo alto no supone constancia, paciencia, desvelos y coraje... pero si persistimos en nuestro empeño de ser mejores cada día y ofrecer aquello que somos por causas nobles y justas nuestro esfuerzo se verá recompensado.
Persistir es arriesgar, es acompañar, es proteger aquello que queremos y afianzarnos en lo que creemos.
Persistir es dejar a un lado lo negativo y dejar el tiempo pasar para poder descubrir la grandeza de aquello que vivimos.
Persistir en la fe es agarrarnos fuertemente a los brazos de Dios que siempre acompaña el camino de nuestra vida.
Persistir es Amar.

Encar_AM

martes, 11 de febrero de 2014

El atajo directo hacia la felicidad.

En un programa de fin de año, un canal de televisión en España se dedicó a recorrer el mundo para que un abanico de personas de diferentes culturas expresaran sus deseos para el año nuevo. La inmensa mayoría de las personas entrevistadas coincidían en sus deseos de paz, acabar con las guerras y el hambre en el planeta, la distribución más justa de los recursos, la igualdad entre las personas, la erradicación de la explotación infantil, etc. Entre ellas, un joven de la India sentado en la posición del loto expresaba su deseo de que "todas las personas del mundo descubran que ya son felices". Que la felicidad reside dentro, y no fuera.
Valorar y apreciar todo aquello que tenemos (la práctica de "dar gracias" en muchas religiones) produce una sensación de bienestar curativa. Lejos de potenciar el "conformismo", activa, refuerza la confianza y da fuerzas (físicas y mentales) para la consecución de nuevos logros.
El sentimiento de amor que potencia la práctica espiritual (muchas religiones teorizan sobre el amor pero al mismo tiempo ven opuestos, enemistades y la figura del "diablo" en quienes no comulgan con la misma fe) ha demostrado ser la práctica y causa curativa más potente en personas enfermas supuestamente terminales (cáncer, sida, etc.), según el cirujano, especialista en cáncer, Bernie Siegel, el cirujano Miguel Ruiz, el endocrinólogo Deepak Chopra, o las investigaciones de la escritora y sobreviviente del cáncer la doctora Louis Hay, entre otras.
Deepak Chopra recurre al Ayurveda (la ciencia médica de la India) para recordar que la felicidad es en sí misma curativa. Mientras que los seres humanos tendemos a estresarnos y a causar enfermedades en la supuesta búsqueda de la felicidad (a través de un trabajo mejor, más dinero, una casa más confortable o un coche más rápido), podemos tomar el atajo directo hacia un estado de felicidad profunda y agradecimiento por la simple causa de la vida misma.




La felicidad sin ataduras o dependencias externas (el "desapego", según el budismo) produce una sensación liberadora y de enorme poder y control sobre la propia vida y la salud.



Al margen de la práctica religiosa o no, parece inteligente hacer uso de estos estados de conciencia, hábitos de vida sanos y apoyo en la colectividad y, sobre todo, en los propios recursos internos/espirituales para la consecución de una vida más larga, sana y feliz..








lunes, 10 de febrero de 2014

Mensaje subliminal a favor del aborto

Lo dejo a la consideración del lector. Pero a mi juicio la imagen que ilustra este post me ha parecido que lleva un mensaje subliminal con carga de profundidad. Lo que tenemos no es una acusación al cristiano de no preocuparse por el hambriento, en todo caso le acusa de hipócrita de no hacerlo. ¿Pero desde cuándo no se preocupa el cristiano del hambriento?. Todos sabemos que los misioneros son los primeros en la línea de batalla para combatir el hambre, la desnutrición y cualquier injusticia social. Detrás de ellos están los donativos de los creyentes de a pie en cualquier parroquia. No, no se trata por tanto de una acusación por la que podrían ser demandados. Es más bien lanzar al aire un mensaje subliminal que asocia cristianismo con pro-vida y al mismo tiempo consentidor del hambre en el mundo.
Es por tanto todo una campaña de descrédito al cristiano apelando a una mentira y una infamia. Porque los primeros que respetan a los niños desnutridos, los primeros en salvar del hambre a poblaciones enteras han sido las campañas de las organizaciones cristianas. Son masivas y anuales. Con cena del hambre incluida. Por eso me resulta una calumnia que se cuele en la red semejante mensaje para incautos.
De alguna manera se nos acusa de no preocuparnos de la desnutrición. Y de manera sibilina se nos ofrece una solución. El aborto evita el problema del hambre. Menos hijos, menos a repartir para todos. Esa es la infumable campaña de no sé quién, pero que corre por las redes sociales. A quienes se puede acusar en todo caso de sicarios son precisamente a los promotores de dicha campaña o a los que están ensuciando las paredes de un colegio de deficientes a favor del aborto. Y en el más puro estilo nazi nos vienen a decir que esos seres no son dignos de venir al mundo.
Cabe destacar que la defensa de la vida consiste precisamente en considerar al ser más débil tan digno como un ingeniero de caminos. Tenga defectos psíquicos o físicos. A los ojos de Dios todos somos iguales y merecedores de su amor. Por eso el aborto no se puede disfrazar como derecho. Es tanto como decir, tienes libertad para matar impunemente a un inocente; por las razones personales que consideres oportunas. De esa manera entra en escena el asesinato legal de modo inmoral. No, nadie tiene derecho a matar. Y la sociedad tiene la obligación de velar por los más débiles. En ello estriba el progreso del ser humano. Precisamente los primeros en ocuparse de los disminuidos fueron las instituciones religiosas. Cuando se encerraba a los locos en la cárcel surgieron los primeros psiquiátricos. Porque al cristiano le mueve la compasión y misericordia hacia los más débiles de la sociedad.
Por eso escribo hoy este post con esa imagen infame como reclamo. Para dejar claro que no todo vale. No vale defender el derecho a matar, sino más bien hay que defender el derecho a vivir. Y proteger a esa vida sea cual sea su situación personal. Ese es el verdadero progreso de la sociedad, la capacidad para proteger a todos. No la facilidad para eliminar a quienes son una carga para nosotros o suponen un coste al erario público.
La despenalización del aborto es precisamente la clave de toda esta movida rastrera.Despenalizar significa lo que significa, que la muerte es un delito. Por tanto en determinados supuestos que entran en la zona de conflicto moral para algunos, se despenaliza el aborto. Pero eso no equivale a considerarlo “un derecho”. El derecho primario es el de la vida. ¿Cuántos Beethoven, Einstein o Pavarotti se han quedado en los contenedores de desechos?. Hemos conseguido dejar vacías las inclusas a un precio demasiado elevado. Y se nos pedirá cuenta por todos los hambrientos con los que no hemos compartido nuestro alimento. Pero sin duda, también caerá sobre nosotros el peso de todos los inocentes víctimas del egoísmo personal y del negocio sibilino de la infamia.
Carmen Bellver

domingo, 9 de febrero de 2014

EL EVANGELIO DE HOY

Salir a las periferias

Jesús da a conocer con dos imágenes audaces y sorprendentes lo que piensa y espera de sus seguidores. No han de vivir pensando siempre en sus propios intereses, su prestigio o su poder. Aunque son un grupo pequeño en medio del vasto Imperio de Roma, han de ser la “sal” que necesita la tierra y la “luz” que le hace falta al mundo.
“Vosotros sois la sal de la tierra”. Las gentes sencillas de Galilea captan espontáneamente el lenguaje de Jesús. Todo el mundo sabe que la sal sirve, sobre todo, para dar sabor a la comida y para preservar los alimentos de la corrupción. Del mismo modo, los discípulos de Jesús han decontribuir a que las gentes saboreen la vida sin caer en la corrupción.
“Vosotros sois la luz del mundo”. Sin la luz del sol, el mundo se queda a oscuras y no podemos orientarnos ni disfrutar de la vida en medio de las tinieblas. Los discípulos de Jesús pueden aportar la luz que necesitamos para orientarnos, ahondar en el sentido último de la existencia y caminar con esperanza.
Las dos metáforas coinciden en algo muy importante. Si permanece aislada en un recipiente, la sal no sirve para nada. Solo cuando entra en contacto con los alimentos y se disuelve con la comida, puede dar sabor a lo que comemos. Lo mismo sucede con la luz. Si permanece encerrada y oculta, no puede alumbrar a nadie. Solo cuando está en medio de las tinieblas puede iluminar y orientar. Una Iglesia aislada del mundo no puede ser ni sal ni luz.
El Papa Francisco ha visto que la Iglesia vive hoy encerrada en sí misma, paralizada por los miedos, y demasiado alejada de los problemas y sufrimientos como para dar sabor a la vida moderna y para ofrecerle la luz genuina del Evangelio. Su reacción ha sido inmediata: “Hemos de salir hacia las periferias”.
El Papa insiste una y otra vez: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termina clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos”.
La llamada de Francisco está dirigida a todos los cristianos: “No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos”. “El Evangelios nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro”. El Papa quiere introducir en la Iglesia lo que él llama “la cultura del encuentro”. Está convencido de que “lo que necesita hoy la iglesia es capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones”.
José Antonio Pagola
9 de febrero de 2014
5 Tiempo ordinario (A)
Mateo 5, 13-16

sábado, 8 de febrero de 2014

Vive la vida, pero vívela en plenitud

Hay personas que tienen todo pero carecen de sí mismos. Lo dijo Erich Fromm. Personas que corren buscando sentido a sus vidas. Personas que se agobian anhelando el nuevo coche, casa, vacación….para acabar descubriendo que esas cosas también están vacías. Y siguen corriendo.
Corren para “buscarse la vida”, pero no para vivir. Añaden años a la vida, pero no vida a los años. Gastan más, pero tienen menos. Compran más, pero disfrutan menos. Y sería triste que cuando estén próximos al final de su vida lamenten lo que podrían haber sido y hecho.
¿Dónde está el error?
Dice Séneca que “No es que tengamos poco tiempo, es que hemos perdido mucho…..No es breve la vida, es largo en el hombre el descuido del tiempo. No recibimos una vida breve, sino que la hacemos breve, y no estamos faltos de ella, sino que somos sus despilfarradores”.
El error está en obsesionarse por conquistar el espacio exterior, y olvidarse del interior. Está en olvidar la dimensión trascendente de la vida. Esa que tiene que ver con aspirar a ser más de lo que se es.
La VIDA PLENA, la vida lograda y la vida con sentido se alcanzan cuando tenemos razones para vivir; cuando somos capaces de tirar adelante, por muy adversas que sean las circunstancias. Porque como decía Nietzsche “quien tiene un por qué para vivir es capaz de soportar el cómo”.
Para cambiar el mundo exterior tenemos, también, que cambiar el mundo interior. Ser capaces de conocernos a nosotros mismos e identificar y conocer tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades. Aceptarnos con unas y otras pero sin dormirnos en los laureles.
Conocernos, corregirnos y superarnos. Y, desde ese mundo interior, actuar conscientes de que podemos y debemos ser imán y referente que atrae a lo que está en sintonía con nosotros.
Siempre sumando. Siempre dando un valor añadido. Haciendo nuestra aquel deseo tan gráfico de Teresa de Calcuta “No permitas encontrarte con nadie que no esté más feliz tras haberse encontrado contigo”.
Alejandro Córdoba