martes, 12 de septiembre de 2017

ADIOS


El Colegio Regional de los Equipos de Nuestra Señora de la Región Noroeste ha decidido refundir los blogs, (León, Palencia-Salamanca y Valladolid) de esta Región, en la página web de la misma y dejar de publicarlos diariamente como hasta ahora habíamos hecho.

Ayer mismo recibimos una llamada de los Responsables Regionales en la que nos indicaban la conveniencia de dejar ya de publicar nuestro blog.

Hoy decimos, no sin cierta tristeza, pues decir adiós es siempre morir un poco,  a un proyecto que nació hace ya más de seis años y en el que diariamente, sin faltar un solo día, ha salido al encuentro de nuestros visitantes y amigos, que nos han honrado con más de cien mil visitas a este medio de difusión de los ENS y del Sector de Palencia y Salamanca.

Iniciábamos la andadura de este blog al hilo de la celebración del cincuenta aniversario del Sector de Palencia, posiblemente el hito más importante de este Sector y quizás de toda la Región y hoy, debido a las órdenes recibidas, lo dejamos aquí para que quien quiera recordar otros tiempos pueda hacerlo.

Gracias a todos cuantos, en alguna o varias ocasiones nos visitasteis, esperamos que este vehículo de difusión de este Sector y del Movimiento os haya ayudado de alguna forma.

Desde ahora podéis seguir la marcha de los Equipos en la página web de la Región Noroeste: http://ensnoroeste.org/ 

Hasta siempre.
J y C


lunes, 11 de septiembre de 2017

Papa Francisco y la Familia: testimoniar a Cristo frente a las divisiones del mundo



            El mundo, desgraciadamente, está marcado por las divisiones y los conflictos, así como por formas graves de pobreza material y espiritual, incluida la explotación de las personas, incluso de niños y ancianos, y espera de los cristianos un testimonio de mutua estima y cooperación fraterna, que haga brillar, ante toda conciencia, el poder y la verdad de la resurrección de Cristo.
El compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad, la intensificación de las iniciativas comunes y la colaboración entre todos los discípulos del Señor con vistas al bien común, son como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión.
Pienso que el espíritu ecuménico adquiere un valor ejemplar, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y representa, para todos, una fuerte llamada a componer las divergencias, mediante el diálogo y la valorización de lo que une.
Esto impide también la instrumentalización y la manipulación de la fe, porque obliga a redescubrir las genuinas raíces, a comunicar, defender y propagar la verdad, en el respeto de la dignidad de todo ser humano, y con modos que trasparenten la presencia de ese amor y de aquella salvación, que se quiere difundir.
Se ofrece de este modo al mundo —que tiene necesidad urgente de ello— un convincente testimonio de que Cristo está vivo y operante, capaz de abrir siempre nuevas vías de reconciliación entre las naciones, las civilizaciones y las religiones. Se confirma y se hace creíble que Dios es amor y misericordia.
Pido armonizar los conflictos que desgarran la vida civil y producen divisiones difíciles de sanar.
También quiero destacar la fe de vuestro pueblo y doy  gracias porque vuestra fe ha conferido al país su identidad peculiar y la ha hecho mensajera de Cristo entre las naciones.
Cristo es vuestra gloria, vuestra luz, el sol que os ha iluminado y dado una nueva vida, que os ha acompañado y sostenido, especialmente en los momentos de mayor prueba. Me inclino ante la misericordia del Señor, que ha querido que vuestro país se convirtiese y acogiese  el cristianismo como su religión, en un tiempo en el que todavía arreciaban las persecuciones.
La fe en Cristo no ha sido para este pueblo como un vestido que se puede poner o quitar en función de las circunstancias o conveniencias, sino una realidad constitutiva de su propia identidad, un don de gran valor que se debe recibir con alegría, y custodiar con atención y fortaleza, a precio de la misma vida. Que el Señor os siga bendiciendo.
                                                                                  Fernando


domingo, 10 de septiembre de 2017

Está entre nosotros

Aunque las palabras de Jesús, recogidas por Mateo, son de gran importancia para la vida de las comunidades cristianas, pocas veces atraen la atención de comentaristas y predicadores. Esta es la promesa de Jesús: "Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
Jesús no está pensando en celebraciones masivas, como las de la plaza de San Pedro en Roma. Aunque solo sean dos o tres, allí está él en medio de ellos. No es necesario que esté presente la jerarquía; no hace falta que sean muchos los reunidos.
Lo importante es que "estén reunidos", no dispersos ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos a otros. Lo decisivo es que se reúnan "en su nombre"; que escuchen su llamada, que vivan identificados con su proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de su pequeño grupo.
Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el "secreto" de toda comunidad cristiana viva.
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su proyecto de hacer un mundo más humano.
Hemos de reavivar la conciencia de que somos comunidades de Jesús. Nos reunimos para escuchar su Evangelio, para mantener vivo su recuerdo, para contagiarnos de su Espíritu, para acoger en nosotros su alegría y su paz, para anunciar su Buena Noticia.
El futuro de la fe cristiana entre nosotros dependerá en buena parte de lo que hagamos los cristianos en nuestras comunidades concretas las próximas décadas. No basta lo que pueda hacer el Papa Francisco en el Vaticano. Tampoco podemos poner nuestra esperanza en el puñado de sacerdotes que puedan ordenarse los próximos años. Nuestra única esperanza es Jesucristo.
Somos nosotros los que hemos de centrar nuestras comunidades cristianas en la persona de Jesús como la única fuerza capaz de regenerar nuestra fe gastada y rutinaria. El único capaz de atraer a los hombres y mujeres de hoy. El único capaz de engendrar una fe nueva en estos tiempos de incredulidad. La renovación de las instancias centrales de la Iglesia es urgente. Los decretos de reformas, necesarios. Pero nada tan decisivo como volver con radicalidad a Jesucristo.

23 Tiempo ordinario – A
(Mateo 18,15-20)
10 de septiembre 2017

sábado, 9 de septiembre de 2017

Razones para vivir

¿Conoces la leyenda del niño que se encuentra un huevo de águila y lo pone con los de las gallinas?
Lo que ocurrió es que nació el aguilucho y se crio entre pollos.
Cuando un día miró con admiración cómo volaba un águila sus compañeros los polluelos le dijeron “no sueñes, volar no es para ti”. Y nunca voló, porque nunca lo intentó.
Hay gente que hace de la vida un sin sentido, marchando desamparado y encontrándose existencialmente huérfano.Y hay gente cuya vida cobra sentido al hacer de la misma una aspiración a no renunciar a nada, como nos enseñó Ortega y Gasset.
Hay mucha gente que va por la vida en busca de sí misma; de un mundo interior que dé sentido a su vida. Gente que percibe que hay algo detrás, que le desconcierta, le inquieta, le preocupa y le interpela. Gente con sed de trascendencia que, al plantearse el encuentro sincero consigo mismo, detectan un vacío que es necesario llenar.
Si me preguntas ¿Cómo afrontar el sentido de la vida? te respondo con otra pregunta:
¿Aceptas comportarte como águila que se resigna a ser gallina?
La actitud que decidas adoptar en tu vida tiene mucho que ver con el hecho de que no te conformes con vivir, sino que comprendas que necesitas razones para vivir.
Si me preguntas ¿Cuáles son las razones para vivir? te diré:

¡Las tuyas, las que quieras! Lo importante es tenerlas.
Alejandro Córdoba

viernes, 8 de septiembre de 2017

FRASES DE SAN AGUSTÍN

Entra en tu casa para habitarte a ti mismo. Y deja entrar a Dios
para ser habitado por él (In Ps. 131, 12).

Estás en Dios, porque Dios te contiene. Dios está en ti,
porque has sido hecho su templo (In. Joan. 48,10).

Dios empieza a habitar en ti cuando tú empiezas a amarle a él.
Ama, pues, cada vez más a tu habitador
para que, habitando en ti más perfectamente,
Él te lleve a la plenitud de la perfección (In epist. Joan. 8, 12).

Dios, contigo, no es más. Tú, sin él, eres menos.
Súmate, pues, a él, no te restes. Si te acercas a él,
te rehaces. Si te apartas de él, te deshaces (In Joan. 11, 5).

Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti (Conf. 1, 1,1).

Puesto que estamos de paso en el mundo, hagamos
obras que no pasen, a fin de que, cuando hayamos
pasado del todo y llegado al término del que
no se pasa, volvamos a encontrarnos con ellas (Serm. 111, 2).

De nada sirve la confesión de los labios si no va
acompañada de las profesión del corazón (Serm. 365).

Si quieres seguir a Dios, deja que él tome la iniciativa.
No trates de que él se haga tu seguidor (In Ps. 124, 9)

Dios no te ama por lo que eres, sino por lo que
Él quieres que seas. En tanto tiene misericordia de ti
en cuanto, odiándote como eres, quiere hacerte mejor (Serm. 9,9).

¿De qué sirve la señal de la cruz sobre la frente
cuando esa misma señal no se hace en el corazón?
Dios no quiere pintores de sus signos, sino
“hacedores” de ellos. (In ps. 50, 1).

No es difícil escuchar a Cristo, alabar
su Evangelio o aclamar al predicador. Otra
cosa es seguir a Cristo hasta el final, oír la voz del
Buen Pastor y ser parte de su rebaño (In Joan. 45, 13).

Confiesa a Dios con tus palabras, diciendo la verdad
y con tus obras, viviendo en rectitud (Serm. 143, 13).

La búsqueda de Dios es la búsqueda de la felicidad.
y el encuentro con Dios es la felicidad misma (De mor. Eccl.cath. 11, 18).

Donde están la fe, la esperanza y la caridad, allí
tiene Dios su retrato (In ps. 48,2,11).

¿Quieres saber qué clase de persona eres? Pon
a prueba tu amor. ¿Amas las cosas terrenas?
eres tierra. ¿Amas a Dios? No tengas miedo
en decirlo: eres Dios (In epist. Joan, 2, 2,14).

martes, 5 de septiembre de 2017

T INICIO DE CURSO

SEÑOR, amanece un nuevo día. Y con él, un nuevo curso.
Un día que se ha hecho posible gracias a tu amor.

Lo has vestido con tu mirada de creador y padre,
Le has dado todo tu esplendor y belleza,
aunque haya días fríos y con lluvia.

Tú nos has dado este nuevo amanecer,
esta mañana de hoy para seguir viviendo,
para seguir aprendiendo
que Tú amaneces para todos por igual
Al iniciar el curso, toma mi vida, Señor,
con ella yo te alabo.

Al alba tempranera se asoma mi oración,
a través de la luz de la mañana,
ten presente mi oración
para pedirte que tus ojos
le presten a mis ojos su visión.
No dejes que, según avancen los días,
mis pasos se extravíen;
no dejes que te olvide;
no permitas que desconfíe de Ti
y de tu amor para conmigo.

No dejes que termine perdido/a
entre la trama
de tanta bagatela inútil,
de tantas componenda como tejen a mi alrededor.
Haz que yo no sea este curso de los que no juegan limpio,
De los que no dicen verdad.

Ven, Tú, Señor, a mi vida, en este curso nuevo.
Sé tú mi amigo y compañero de jornada.
Cuando me encuentre con los otros
haz que sepa ver tu rostro escondido en el suyo,
aunque duela, aunque cueste.

Por eso, amplía mi visión,
 abre mi ventana interior.
Ayúdame a no volver la mirada,
a ser sincero y a mirar de frente.

Que tu rostro se refleje también en el mío.
Ayúdame, Señor,
a encontrar las palabras y los gestos oportunos,
para que nadie salga herido,
sino reconocido como hermano o hermana
y compañeros de camino? 

lunes, 4 de septiembre de 2017

Papa Francisco y la Familia: Pilares de la vida cristiana


¿Qué es lo que el Señor quiere que construyamos hoy en la vida? ¿Sobre qué cimientos quiere que construyamos nuestras vidas? Quisiera responder a estas preguntas proponiendo tres bases estables sobre las que edificar y reconstruir incansablemente la vida cristiana.
 1.-Memoria
La gracia que tenemos que pedir al Señor es la de saber recuperar la memoria, la memoria de lo que el Señor ha hecho en nosotros y por nosotros: recordar que, en el Evangelio se nos dice qu Él no nos ha olvidado, que se acuerda de nosotros: es más, nos ha elegido, amado, llamado y perdonado.
Hay también otra memoria que se ha de custodiar: la memoria de cada pueblo, al que Dios no ha dejado solos. Incluso en medio de tremendas dificultades, podríamos decir con el Evangelio   que el Señor ha visitado a su pueblo: se ha acordado de vuestra fidelidad al Evangelio, de las primicias de vuestra fe, de todos los que han dado testimonio, aun a costa de su sangre, ya que el amor a Dios vale más que la vida.
2.-Fe
La fe es la esperanza para vuestro futuro, la luz en el camino de la vida. Existe siempre un peligro que puede ensombrecer la luz de la fe: es la tentación de considerarla como algo del pasado, como algo importante, pero perteneciente a otra época, como si la fe fuera un libro miniado para conservar en un museo.
Sin embargo, si se la relega a los anales de la historia, la fe pierde su fuerza transformadora, su intensa belleza, su apertura positiva a todos. La fe, en cambio, nace y renace en el encuentro vivificante con Jesús, en la experiencia de su misericordia que ilumina todas las situaciones de la vida. Es bueno que revivamos todos los días este encuentro vivo con el Señor.
A los jóvenes les pido que si Jesús os llama para seguirlo más de cerca, para entregar la vida por él y por los hermanos, no tengáis miedo, dadle vuestro sí.
Él nos conoce, nos ama de verdad, y desea liberar nuestro corazón del peso del miedo y del orgullo. Dejándole entrar, seremos capaces de irradiar amor. De esta manera, podréis dar continuación a vuestra gran historia de evangelización, que la Iglesia y el mundo necesitan en esta época difícil, pero que es también tiempo de misericordia.
3.-Amor misericordioso
La vida del discípulo de Jesús se basa en esta roca, la roca del amor recibido de Dios y ofrecido al prójimo. Por eso, el rostro de la Iglesia se rejuvenece y se vuelve atractivo viviendo la caridad.
El amor concreto es la tarjeta de visita del cristiano: otras formas de presentarse son engañosas e incluso inútiles, porque todos conocerán que somos sus discípulos si nos amamos unos a otros.
Os aseguro que estamos llamados ante todo a construir y reconstruir, sin desfallecer, caminos de comunión, a construir puentes de unión y superar las barreras que separan. Que los creyentes den siempre ejemplo, colaborando entre ellos con respeto mutuo y con diálogo, a sabiendas de que la única competición posible entre los discípulos del Señor es buscar quién es capaz de ofrecer el amor más grande.
Por otro lado, os recuerdo que se necesitan cristianos que no se dejen abatir por el cansancio y no se desanimen ante la adversidad, sino que estén disponibles y abiertos, dispuestos a servir.
También se necesitan hombres de buena voluntad, que con hechos y no sólo con palabras ayuden a los hermanos y hermanas en dificultad; se necesitan sociedades más justas, en las que cada uno tenga una vida digna y un trabajo justamente retribuido.
Que la Virgen María, nuestra Madre, os acompañe siempre y guíe los pasos de todos, en el camino de la fraternidad y de la paz. Que así sea.
                                                                                              Fernando


domingo, 3 de septiembre de 2017

Aprender a perder

El dicho está recogido en todos los evangelios y se repite hasta seis veces: «El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la encontrará». Jesús no está hablando de un tema religioso. Está planteando a sus discípulos cuál es el verdadero valor de la vida.
El dicho está expresado de manera paradójica y provocativa. Hay dos maneras muy diferentes de orientar la vida: una conduce a la salvación; la otra, a la perdición. Jesús invita a todos a seguir el camino que parece más duro y menos atractivo, pues conduce al ser humano a la salvación definitiva.
El primer camino consiste en aferrarse a la vida viviendo exclusivamente para uno mismo: hacer del propio «yo» la razón última y el objetivo supremo de la existencia. Este modo de vivir, buscando siempre la propia ganancia o ventaja, conduce al ser humano a la perdición.
El segundo camino consiste en saber perder viviendo como Jesús, abiertos al objetivo último del proyecto humanizador del Padre: saber renunciar a la propia seguridad o ganancia, buscando no solo el propio bien, sino también el de los demás. Este modo generoso de vivir conduce al ser humano a su salvación.
Jesús está hablando desde su fe en un Dios salvador, pero sus palabras son una grave advertencia para todos. ¿Qué futuro le espera a una humanidad dividida y fragmentada donde los poderes económicos buscan su propio beneficio; los países su propio bienestar; los individuos su propio interés?
La lógica que dirige en estos momentos la marcha del mundo es irracional. Los pueblos y los individuos estamos cayendo poco a poco en la esclavitud del «tener siempre más». Todo es poco para sentirnos satisfechos. Para vivir bien necesitamos siempre más productividad, más consumo, más bienestar material, más poder sobre los demás.
Buscamos insaciablemente bienestar, pero, ¿no nos estamos deshumanizando siempre un poco más? Queremos «progresar» cada vez más, pero, ¿qué progreso es este que nos lleva a abandonar a millones de seres humanos en la miseria, el hambre y la desnutrición? ¿Cuántos años podremos disfrutar de nuestro bienestar cerrando nuestras fronteras a los hambrientos y a quienes buscan entre nosotros refugio de tantas guerras?
Si los países privilegiados solo buscamos «salvar» nuestro nivel de bienestar, si no queremos perder nuestro potencial económico, jamás daremos pasos hacia una solidaridad a nivel mundial. Pero no nos engañemos. El mundo será cada vez más inseguro y más inhabitable para todos, también para nosotros. Para salvar la vida humana en el mundo hemos de aprender a perder.
José Antonio Pagola
22 Tiempo ordinario - A
(Mateo 16,21-27)

03 de septiembre 2017

sábado, 2 de septiembre de 2017

Nosotros es mejor que yo

Un estudio psicológico realizado en la Universidad de Berkeley ha constatado la importancia del lenguaje cotidiano usado entre los miembros de una pareja. En concreto el uso del “nosotros” frente al “yo”, para referirse a ambos miembros de la pareja como un todo o a cada uno individualmente.
La conclusión fue que aquellas parejas cuyos miembros incluían más al otro cónyuge en sus expresiones, o que usaban más el “nosotros” en su lenguaje, demostraron ser más capaces de resolver conflictos que aquellas parejas en las que no se daba esta situación. Estaban más compenetrados. Había un comportamiento más positivo entre los miembros y también un nivel más bajo de estrés psicológico.
Por el contrario, se constató que un lenguaje más “individualista” (mayor cantidad de pronombres en singular para referirse por separado a cada miembro de la pareja), se relacionaba con un perfil de relaciones menos deseable; con un comportamiento negativo más acentuado y con una satisfacción marital más baja.
Lo que más me gusta del estudio es que reveló que las parejas ancianas utilizan en general más el “nosotros” que las parejas de mediana edad. Lo relaciona con el hecho de que haber afrontado obstáculos y superado desafíos juntos a lo largo de la vida aporta un mayor sentimiento de identidad compartida.
Me gusta esa conclusión porque yo, que he abusado mucho del “yo”, voy utilizando cada vez más el “nosotros”. Debe de ser porque los 32 años de casados están dejando su poso.

Gracias, Pilar
Alejandro Córdoba

viernes, 1 de septiembre de 2017

LA MUERTE NO ES EL FINAL (San Agustín de Hipona)




La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, vosotros sois vosotros.
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo
Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente.
No toméis un aire solemne y triste.
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.
La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?
Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.
¿Veis? Todo está bien.
No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban\ y, cuando un día que Dios ha fijado conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volveréis a verme, pero transfigurado feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
AMÉN

(En memoria de mi hermano Manolo fallecido el pasado día 28 de Agosto)
Javier.

jueves, 31 de agosto de 2017

Señor, por amor de tu amor hago lo que hago (Conf. 2, 11,1).

Señor, tú que nos diste el que te encontráramos
y el ánimo para seguir buscándote,
no nos abandones al cansancio ni a la desesperanza.
Haznos buscarte siempre, y cada vez con más ardor.
Y danos fuerzas para adelantar en tu búsqueda.

Ante ti ponemos nuestra fortaleza. Y con ella nuestra
debilidad. Acreciéntanos la primera y cúranos la segunda.

Ante ti ponemos nuestra ciencia. Y con ella nuestra
ignorancia. Allí donde nos abriste, recíbenos,
pues estamos entrando. Allí donde nos cerraste,
ábrenos, pues estamos llamando.

Que nos acordemos de ti. Que te comprendamos.
Que te amemos. Aumenta en nosotros tus favores
hasta que totalmente nos reformemos en ti.

lunes, 28 de agosto de 2017

El Papa Francisco y la Familia: la importancia de rezar el Padre Nuestro



Al rezarlo, hemos de tener presente, siempre,  que somos hijos de Dios y que perdonamos a aquellos que nos han ofendido.
Cuando Jesús enseña la oración del Padre Nuestro a sus discípulos, es porque Jesús se dirige siempre al Padre en los momentos fuertes de su vida, porque conoce que es un Padre que sabe qué necesitamos antes de que nosotros se lo pidamos. Se trata de alguien que nos escucha en lo escondido, en lo secreto, como Él, Jesús, aconseja orar: en lo secreto.
Más aún, este Padre nos da la identidad de hijos. Y cuando digo ‘Padre’ llego a las raíces de mi identidad: mi identidad cristiana es ser hijo y ésta es una gracia del Espíritu.
“Ninguno puede decir ‘Padre’ sin la gracia del Espíritu. ‘Padre’ que es la palabra que Jesús usaba en los momentos más fuertes: cuando estaba lleno de alegría, de emoción: ‘Padre, te doy gracias porque me has escuchado’; o después al final, en los momentos finales de su vida, al final”.
Por tanto, “Jesús habla con el Padre. Es el camino de la oración y por esto me permito decir que es el espacio de oración”. “Sin sentir que somos hijos, sin sentirnos hijo, sin decir Padre, nuestra oración es pagana, es una oración de solo palabras”.
El Papa también dijo que se puede rezar a la Virgen, a los ángeles y a los santos, pero “la piedra angular de la oración es Padre”.
“Es sentir la mirada del Padre en mí, sentir que esa palabra ‘Padre’ no está vacía como las palabras de la oración de los paganos: es una llamada a Aquél que me ha dado la identidad de hijo”.
“Y después –prosiguió- a todos los santos, a los ángeles, hacemos las procesiones, las peregrinaciones… todo hermoso, pero siempre comenzando con ‘Padre’ y con la conciencia de que somos hijos y de que tenemos un Padre que nos ama y conoce nuestras necesidades”.
Pero en esta oración también se encuentra la palabra “nuestro” porque “somos hermanos, somos familia”. Es importante “la capacidad de perdón, de olvidar, olvidar las ofensas, ese sano hábito de ‘dejémoslo, que el Señor lo haga Él’ y no ir al rencor, al resentimiento, querer venganza”.
Así pues el Pontífice invitó a “orar al Padre perdonando a todos, olvidando las ofensas” porque “es la mejor oración que se puede hacer”.
“Es bueno que a veces hagamos un examen de conciencia sobre esto. ¿Para mi Dios es Padre, lo siento como Padre? Y si no lo siento así, le pido al Espíritu Santo que me enseñe a sentirlo así. ¿Soy capaz de olvidar las ofensas, de perdonar, de dejarlo pasar y si no, pedir al Padre que nos ayude a perdonar?. Hagamos este examen de conciencia sobre nosotros y nos hará bien, bien, bien. ‘Padre’ y ‘nuestro’: nos da la identidad de hijos y nos da una familia para ir juntos en la vida”.

Fernando


domingo, 27 de agosto de 2017

¿Qué decimos nosotros?

También hoy nos dirige Jesús a los cristianos la misma pregunta que hizo un día a sus discípulos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». No nos pregunta solo para que nos pronunciemos sobre su identidad misteriosa, sino también para que revisemos nuestra relación con él. ¿Qué le podemos responder desde nuestras comunidades?
¿Nos esforzamos por conocer cada vez mejor a Jesús o lo tenemos «encerrado en nuestros viejos esquemas aburridos» de siempre? ¿Somos comunidades vivas, interesadas en poner a Jesús en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades o vivimos estancados en la rutina y la mediocridad?
¿Amamos a Jesús con pasión o se ha convertido para nosotros en un personaje gastado al que seguimos invocando mientras en nuestro corazón va creciendo la indiferencia y el olvido? Quienes se acercan a nuestras comunidades, ¿pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?
¿Nos sentimos discípulos de Jesús? ¿Estamos aprendiendo a vivir con su estilo de vida en medio de la sociedad actual o nos dejamos arrastrar por cualquier reclamo más apetecible para nuestros intereses? ¿Nos da igual vivir de cualquier manera o hemos hecho de nuestra comunidad una escuela para aprender a vivir como Jesús?
¿Estamos aprendiendo a mirar la vida como la miraba él?¿Miramos desde nuestras comunidades a los necesitados y excluidos con compasión y responsabilidad o nos encerramos en nuestras celebraciones, indiferentes al sufrimiento de los más desvalidos y olvidados: los que fueron siempre los predilectos de Jesús?
¿Seguimos a Jesús colaborando con él en el proyecto humanizador del Padre o seguimos pensando que lo más importante del cristianismo es preocuparnos de nuestra salvación? ¿Estamos convencidos de que el modo mejor de seguir a Jesús es vivir cada día haciendo la vida más humana y más dichosa para todos?
¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Cristo? ¿Creemos en Jesús resucitado, que camina con nosotros lleno de vida? ¿Vivimos acogiendo en nuestras comunidades la paz que nos dejó en herencia a sus seguidores? ¿Creemos que Jesús nos ama con un amor que nunca acabará? ¿Creemos en su fuerza resucitadora? ¿Sabemos ser testigos del misterio de esperanza que llevamos dentro de nosotros?
José Antonio Pagola
21 Tiempo ordinario - A
(Mateo 16,13-20)

27 de agosto 2017

sábado, 26 de agosto de 2017

Si seguimos contentándonos con las cosas pequeñas nunca seremos capaces de realizar las grandes

Si seguimos contentándonos con las cosas pequeñas nunca seremos capaces de realizar las grandes. Lo escribe el cardenal Gianfranco Ravasi en ”La luz de la mañana”.
Sea cual sea nuestra edad, nuestra cultura, nuestra historia, o nuestras circunstancias todos los seres humanos tenemos en común un interrogante sobre el sentido de nuestra existencia; una necesidad de realización personal; una sed de vida en plenitud.
El corazón humano desborda de deseos y de aspiraciones. Estamos llamados a decidir las aspiraciones que ponemos en primer lugar. A nosotros nos toca discernir entre tantas voces interiores.

La vida no tiene que ser un lamento estático, una atroz resignación, una pesadilla a la que plegarse, sino una búsqueda, una carrera, un vuelo. Hay en nosotros extraordinarias posibilidades, una apertura natural hacia lo alto, la belleza, la gratuidad, el misterio, lo divino. Debemos tratar de evadirnos del perímetro de nuestra jaula, aunque sangremos. Si seguimos contentándonos con las cosas pequeñas nunca seremos capaces de realizar las grandes”.
Alejandro Córdoba

viernes, 25 de agosto de 2017

Venid a Mí los que estáis cansados

Escucha a Cristo que te dice: “Venid a Mí los que estáis cansados”. No acabarás con tu cansancio huyendo. ¿Prefieres acaso, huir de Él, en vez de refugiarte en Él?
Si decides lo primero, búscate antes un lugar donde huir, y después huye. Te conjuro, Oh Dios. Si por el contrario, no puedes huir de Él, porque está presente donde quiera que vayas, entonces, corre y refúgiate en Dios. Sí, refúgiate en Él.

San Agustín

miércoles, 23 de agosto de 2017

ORACION POR BARCELONA

Dios todopoderoso y eterno,

de infinita misericordia y bondad,

con el corazón apesadumbrado, acudimos a Ti.

Escucha nuestra oración, ten misericordia de nosotros,

atiende las súplicas de quienes te invocan

en esta hora de tribulación y de prueba.

Te pedimos, Dios de la vida,

por las víctimas mortales del ataque terrorista.

Son hijos tuyos; son hermanos nuestros.

Nunca debían haber muerto en estas circunstancias.

Padre nuestro, acógelos en tu seno.

Atiende nuestra oración, Dios de la salud,

por los heridos de esta masacre.

Sana sus heridas, fortalece sus corazones,

llénalos de tu gracia y de tu paz.

Visita, Dios consolador, a los familiares de las víctimas.

Reviste con tu manto de misericordia y de amor

las llagas de su corazón y de su alma.

Te pedimos por la conversión

de los que odian y utilizan la violencia.

Príncipe de la Paz, Señor Crucificado, Jesucristo Resucitado, compadécete de nosotros, intercede por nosotros.

Amén.