martes, 28 de febrero de 2017

MARIANO VILLAGRÁ, EN LA CASA DEL PADRE

       
       El día  15 de febrero,  falleció Mariano Villagra, perteneciente  al Equipo nº 19
Desde niño conoció los equipos  a través de sus padres y  luego formó parte de ellos  con empeño y dedicación.
Agradecemos al Señor haberle puesto en nuestro camino, habernos dado la oportunidad de conocerle, sentir su amistad y compartir con él  reflexiones, momentos de alegrías  o de inquietud y sobre todo  la voluntad de mejorar en su compromiso de vida cristiana.
Lamentamos su perdida entre nosotros, pero sabemos que tenía la firme creencia de la resurrección en Cristo.
Siempre estarás en nuestro recuerdo como la persona buena y feliz que eras.
                                                 Equipo 19                                                                                                                                              

lunes, 27 de febrero de 2017

Papa Francisco y la Familia: Anunciar el Evangelio es la misión de cada bautizado.



         
   Ser cristiano y ser misionero es la misma cosa. Anunciar el Evangelio, con la palabra e incluso antes, con la vida, es la finalidad principal de la comunidad cristiana y de cada miembro suyo.
            En el Evangelio en el que Jesús, antes de presentar, en Nazaret, su discurso programático, nos resume brevemente la actividad evangelizadora. Jesús habló de “evangelizar a los pobres” y de lo que esto significa: Ésta es la misión de Jesús, esta es también la misión de la Iglesia y de cada bautizado en la Iglesia.
            Pero, ¿qué significa evangelizar a los pobres?. Significa acercarse a ellos, servirlos, liberarlos de su opresión, y todo esto en el nombre y con el Espíritu de Cristo, porque es Él el Evangelio de Dios, es Él la Misericordia de Dios, es Él la liberación de Dios. En definitiva, se nos indica que el anuncio misionero mesiánico del Reino de Dios que está en medio de nosotros, se dirige de modo preferencial a los marginados, a los prisioneros, a los oprimidos.
            Probablemente en tiempos de Jesús estas personas no estaban en el centro de la comunidad de fe. Por eso, es importante que cada uno se pregunte: hoy, en nuestras comunidades parroquiales, en las asociaciones, en los movimientos, ¿somos fieles al programa de Jesús?. ¿La evangelización de los pobres, llevarles a ellos el anuncio de la buena noticia, es la prioridad?.
            Atención: no se trata de hacer asistencia social, y mucho menos actividad política. Se trata de ofrecer la fuerza del Evangelio de Dios, que convierte los corazones, resana las heridas, transforma las relaciones humanas y sociales según la lógica del amor, porque los pobres, en efecto, están en el centro del Evangelio.
            El Evangelio de Lucas (3, 22) nos narra lo que hizo Jesús en la Sinagoga de Nazaret: se trata de una actividad que Él cumple con la potencia del Espíritu Santo: su palabra es original, porque revela el sentido de las Escrituras; es una palabra autoritaria porque manda a los espíritus impuros y estos le obedecen. Y también vemos que Jesús es diferente a los maestros de su tiempo: no ha abierto una escuela para el estudio de la ley, sino que sale a predicar y enseña en todas partes: en las sinagogas, por las calles, en las casas.
Pidamos entonces, entrar también nosotros ahora en la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde Jesús creció hasta cerca de los treinta años. Aquello que acontece allí, es un hecho importante que dibuja la misión de Jesús. Él se levanta para leer la Sagrada Escritura. Abre el rollo del profeta Isaías y toma el pasaje en el que está escrito: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado con la unción y me ha mandado llevar a los pobres la buena noticia’. Y después dice: Hoy se ha cumplido esta Escritura que ustedes han escuchado.

FERNANDO


domingo, 26 de febrero de 2017

No a la idolatría del dinero

El Dinero, convertido en ídolo absoluto, es para Jesús el mayor enemigo para construir ese mundo más digno, justo y solidario que quiere Dios. Hace ya veinte siglos que el Profeta de Galilea denunció de manera rotunda que el culto al Dinero será siempre el mayor obstáculo que encontrará la humanidad para progresar hacia una convivencia más humana.
La lógica de Jesús es aplastante: «No podéis servir a Dios y al Dinero». Dios no puede reinar en el mundo y ser Padre de todos sin reclamar justicia para los que son excluidos de una vida digna. Por eso no pueden trabajar por ese mundo más humano querido por Dios los que, dominados por el ansia de acumular riqueza, promueven una economía que excluye a los más débiles y los abandona en el hambre y la miseria.
Es sorprendente lo que está sucediendo con el Papa Francisco. Mientras los medios de comunicación y las redes sociales que circulan por internet nos informan, con toda clase de detalles, de los gestos más pequeños de su personalidad admirable, se oculta de modo vergonzoso su grito más urgente a toda la humanidad: «No a una economía de la exclusión y la iniquidad. Esa economía mata».
Francisco no necesita largas argumentaciones ni profundos análisis para exponer su pensamiento. Sabe resumir su indignación en palabras claras y expresivas que podrían abrir el informativo de cualquier telediario o ser titular de la prensa en cualquier país. Solo algunos ejemplos.
«No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en medio de la calle y que sí lo sea la caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad».
Vivimos «en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano». Como consecuencia, «mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz».
«La cultura del bienestar nos anestesia, y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un espectáculo que de ninguna manera nos altera».
Cuando le han acusado de comunista, el Papa ha respondido de manera rotunda: «Este mensaje no es marxismo, sino Evangelio puro». Un mensaje que tiene que tener eco permanente en nuestras comunidades cristianas. Lo contrario podría ser signo de lo que dice el papa: «Nos estamos volviendo incapaces de compadecernos de los clamores de los otros y ya no lloramos ante el drama de los demás».
8 Tiempo ordinario - A
(Mateo 6,24-34)
26 de febrero 2017

sábado, 25 de febrero de 2017

Una revolución se está gestando en Estados Unidos

Algo grande está surgiendo en Estados Unidos. La indignación ciudadana se hace explícita. La solidaridad es una realidad. El genero humano hace suyo el dolor y la explotación de los otros.
La Super Bowl es el evento deportivo más importante que tiene lugar cada año en este país. Es seguido por 160 millones de espectadores y con presencia en el 72% de los hogares.
El partido se ha celebrado en medio del clima de tensión política que se vive en Estados Unidos. Porque, en la misma semana, el Gobierno de Donald Trump ha establecido un veto migratorio contra personas de siete países y ha tenido fuertes choques diplomáticos con México, sobre la construcción de un muro en la frontera.
El papa Francisco quiso bendecir el evento, señalando que estos grandes eventos ensalzan las cualidades del deporte y demuestran que es posible construir una cultura del encuentro y un mundo de paz. Porque al participar del deporte aprendemos a sacrificarnos, a crecer en fidelidad y al respeto a las reglas.
La enorme popularidad del evento hizo que el coste de 30 segundos de publicidad fuera de 5 millones de dólares.
Entre los anuncios emitidos estaba el de la empresa constructora 84 Lumber, que mostraba a una niña y su madre haciendo un recorrido por terrenos desérticos topándose con un muro. Aunque no lo decía explícitamente era fácil asemejarlo al viaje de los migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos.
El anuncio concluye con la frase: "El deseo por triunfar siempre es bienvenido aquí". Y la empresa anunció, en un comunicado que “está buscando a gente con carácter, determinación y corazón, sin importarle quiénes sean, de dónde vengan y cómo se vean”.
También sorprendió por su temática la publicidad de la cervecera Budweiser, en la que se mostraba la historia de su fundador. Un emigrante llegado de Alemania a Estados Unidos que había sido recibido con insultos y rechazo. El vicepresidente de la marca ha comentado “Creemos que es una historia universal que es muy relevante ahora, tal vez más que nunca porque el mundo te lleva en distintas direcciones y es muy difícil mantener tus principios”.
En ese mismo partido la cantante Lady Gaga mezcló el texto de la canción “God Bless América” con párrafos de la oda antirracista “This Land is your Land”.
Pido a Dios y al género humano que no cerremos los ojos a esa realidad. Que no desconfiemos del género humano que se indigna contra la injusticia. Que apoyemos la causa de esta gente. Que no cerremos las puertas a la esperanza.
Alejandro Córdoba

martes, 21 de febrero de 2017

¿Qué es tener éxito?


En la página 64  del  número de febrero de MUNDO NEGRO en el artículo de María José Noguera ¿Cómo piensa una africana? hay unas frases que me han parecido dignas de comunicar en el blog:
Éxito es saber para qué estás hecho y serlo.
Éxito es  atreverse a descubrir cuáles son tus verdaderas aspiraciones en la vida y ser fiel a ellas.
Éxito es sentirse amado y saberte capaz de amar de forma auténtica y sencilla.
Éxito es querer gastar cada segundo de tu vida en aquello que te hace sentir más vivo.
Éxito es saber que lo que haces sirve para algo más que para tu propia seguridad o la de los tuyos.
Éxito es tener el corazón lleno de nombres que hacen que realidades  lejanas e injustas se sientan como propias.
Si lo medimos bajo estos parámetros, mi amiga Benjamine Kimala tiene una vida llena de éxitos. La primera comboniana chadiana de la comunidad sarakaba es hoy un ejemplo para todas las personas del mundo, una joven que habla de superación personal, rotura de prejuicios y fronteras y, sobre todo, se ha convertido en un ejemplo de una esperanza viva que sabe a Dios.

Pedro Pablo y Mª Ángeles


lunes, 20 de febrero de 2017

Papa Francisco y la Familia: Ante la lucha entre el bien y el mal, o, el demonio contra Dios


          
  Hay mucha gente que sufre en el mundo, hoy: hay guerras, en África, en Oriente Medio, donde ha nacido Jesús, en Ucrania… en muchos sitios, en América latina… Las guerras causan pobreza, dolor, mal. Pensemos en los que sufren.  
               Además, hay niños que no tienen qué comer, que no pueden ir a la escuela por la guerra, la pobreza. Hay niños que cuando se enferman no pueden ir al hospital. Recen por estos niños.

            ¿El mundo será siempre así?.  Puede mejorar, pero hay algo de lo que no gusta hablar, pero se debe hablar: en el mundo existe la lucha entre el bien y el mal, dicen los filósofos. Es la lucha entre el demonio y Dios. Esto existe, cuando a cada uno de nosotros le vienen las ganas de hacer una maldad. Esa pequeña maldad es una inspiración del diablo, que a través de la debilidad que ha dejado en nosotros el pecado original te lleva a esto. Se hace el mal tanto en las pequeñas cosas como en las cosas grandes.
           
Es una guerra contra la verdad de Dios, contra la verdad de la vida, contra la alegría. Esta lucha entre el diablo y Dios dice la Biblia que continuará hasta el fin.
Todos tenemos dentro un campo de batalla, de lucha entre el bien y el mal, tenemos tentaciones, y tenemos que hablar con los párrocos o los catequistas sobre estas cosas para saberlas y sobre todo para conocer el bien.

            También existen muchas cosas buenas en el mundo. ¿Por qué estas cosa no se publicitan? Parece que a la gente le gusta más ver noticias malas y feas.
            Tenemos el  ejemplo de África, donde también hay misioneros, sacerdotes, religiosas, que han dejado toda su vida allí predicando el Evangelio, en pobreza. Pero estas cosas no se ven en la televisión porque hay esta atracción por el mal, y parece que gusta más ver las cosas feas que las cosas buenas y grandes.
          
El diablo hace de las suyas;  pero hay mucha gente santa en el mundo, en el trabajo, en las familias, mucho abuelos… estas son las cosas que hace Dios; pero esto no se ve en la televisión porque esto no da rating o audiencia, no da publicidad.
            Parece que con las cosas buenas la gente se aburre, o no saben presentar bien las cosas buenas. Cuando vean ustedes la televisión en su casa recuerden esto: hay una lucha entre el bien y el mal,  es la lucha entre Dios y el diablo. Pero también  hay mucha gente santa, que da la vida por ayudar a los otros. ¿Por qué en la televisión no se ven monjas de clausura que se pasan la vida rezando por nosotros? Esto no interesa, quizás interesan más los joyeros de una vida importante que se hacen ver, las cosas que se hacen vanidad…
           
            No nos dejemos engañar. En el mundo hay cosas feas, feas, feas,… es el trabajo del diablo contra Dios; pero hay cosas santas, grandes cosas que son la obra de Dios, como existen los santos escondidos, que no vemos.  ¡Cuántos grandes gestos de bondad, de amor y solidaridad han llenado los días de este año, aunque na hayan sido convertidos en noticia por los noticieros!. Estos signos de amor no pueden y no deben ser oscurecidos por la prepotencia del mal. El bien vence siempre, aunque en algún momento pueda parecer más débil u oculto. Por todo ello, nosotros te alabamos, oh Dios. Tú eres nuestra esperanza; no seremos confundidos por siempre. Amén 

                                                                                              Fernando


domingo, 19 de febrero de 2017

"UNA LLAMADA ESCANDALOSA


La llamada al amor es siempre seductora. Seguramente, muchos acogían con agrado la llamada de Jesús a amar a Dios y al prójimo. Era la mejor síntesis de la Ley. Pero lo que no podían imaginar es que un día les hablara de amar a los enemigos.

Sin embargo, Jesús lo hizo. Sin respaldo alguno de la tradición bíblica, distanciándose de los salmos de venganza que alimentaban la oración de su pueblo, enfrentándose al clima general de odio que se respiraba en su entorno, proclamó con claridad absoluta su llamada: “Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os calumnian”.

Su lenguaje es escandaloso y sorprendente, pero totalmente coherente con su experiencia de Dios. El Padre no es violento: ama incluso a sus enemigos, no busca la destrucción de nadie. Su grandeza no consiste en vengarse sino en amar incondicionalmente a todos. Quien se sienta hijo de ese Dios, no introducirá en el mundo odio ni destrucción de nadie.

El amor al enemigo no es una enseñanza secundaria de Jesús, dirigida a personas llamadas a una perfección heroica. Su llamada quiere introducir en la historia una actitud nueva ante el enemigo porque quiere eliminar en el mundo el odio y la violencia destructora. Quien se parezca a Dios no alimentará el odio contra nadie, buscará el bien de todos incluso de sus enemigos.

Cuando Jesús habla del amor al enemigo, no está pidiendo que alimentemos en nosotros sentimientos de afecto, simpatía o cariño hacia quien nos hace mal. El enemigo sigue siendo alguien del que podemos esperar daño, y difícilmente pueden cambiar los sentimientos de nuestro corazón.

Amar al enemigo significa, antes que nada, no hacerle mal, no buscar ni desear hacerle daño. No hemos de extrañarnos si no sentimos amor alguno hacia él. Es natural que nos sintamos heridos o humillados. Nos hemos de preocupar cuando seguimos alimentando el odio y la sed de venganza.

Pero no se trata solo de no hacerle mal. Podemos dar más pasos hasta estar incluso dispuestos a hacerle el bien si lo encontramos necesitado. No hemos de olvidar que somos más humanos cuando perdonamos que cuando nos vengamos alegrándonos de su desgracia.

El perdón sincero al enemigo no es fácil. En algunas circunstancias a la persona se le puede hacer en aquel momento prácticamente imposible liberarse del rechazo, el odio o la sed de venganza. No hemos de juzgar a nadie desde fuera. Solo Dios nos comprende y perdona de manera incondicional, incluso cuando no somos capaces de perdonar."

José Antonio Pagola 
19 de Febrero de 2017. 7 Tiempo Ordinario (A). Mateo 5,38-48 

sábado, 18 de febrero de 2017

Al invertir nuestro dinero ¿podemos ser coherentes con nuestros valores cristianos?

Los ahorros que nosotros depositamos en los bancos son puestos a disposición de las empresas para que éstas financien sus proyectos. ¿A qué se dedica ese dinero?
Si supiéramos el destino de nuestros ahorros podríamos encontrarnos la desagradable sorpresa de que estamos contribuyendo a financiar actividades con las que no estamos de acuerdo: a empresarios corruptos, industrias contaminantes, empresas que no respetan los derechos humanos o con un alto nivel de conflictividad, productos adulterados, actividades que no están en consonancia con nuestros criterios morales.
¿Podemos evitarlo? ¿Cómo hacerlo?
¡Pues sí!
En la banca convencional hay quien tiene mejor y peor reputación lo cual es ya un primer filtro. Pero es que hay además otras alternativas. La banca ética, por ejemplo.
O determinados fondos de inversión que utilizan criterios de inversión basados en la Doctrina Social de la Iglesia.
¿Son rentables? ¡Sí! Tanto o más que los otros existentes en el mercado. Y hay datos que lo demuestran.
La banca ética es un proyecto de inversión que no es ajeno a la rentabilidad económica pero que aporta, además, rentabilidad personal y social. Que nos permite poner nuestros ahorros allí donde está nuestra cabeza y nuestro corazón. Que hace que nuestro dinero trabaje en la misma dirección que nuestras ideas.
¿Cómo buscarlos?
¡Con cuidado!
El hecho de que tu banco te diga que apoya proyectos sociales no lo hace merecedor de ser considerado como banca ética. Porque para que una entidad sea considerada como ética lo tiene que ser en todo su funcionamiento y no sólo en una parte. No basta que dé unos dinerillos en proyectos sociales y que a su vez financie actividades que rechinan en nuestra conciencia.
La banca ética y los fondos de inversión responsable son, hoy por hoy, bastante marginales. Pero están ahí, han llegado para quedarse y vale la pena creer en ellos y apostar por ellos.
Alejandro Córdoba

viernes, 17 de febrero de 2017

GRACIAS, SEÑOR



Por todo lo que me das. Gracias por los días de sol y los nublados tristes. Por las tardes tranquilas y las noches oscuras. Gracias por la salud y la enfermedad. Gracias por las penas y las alegrías. Gracias por todo lo que me prestaste y luego me pediste. Gracias por el amor y por todo lo hermoso y dulce. Gracias por las flores y las estrellas. Por la existencia de los niños y las almas buenas. Gracias por la soledad, por el trabajo, por las inquietudes y las lágrimas. Gracias por todo lo que me acerca a ti. Gracias por haberme conservado la vida. Gracias por haberme dado abrigo y sustento.

¿QUÉ ME DARÁS EN ESTE NUEVO DÍA?

Lo que quieras, Señor, pero te pido FE para mirarte en todo, ESPERANZA para no desfallecer y CARIDAD para amarte cada día más y para hacerte amar de los que me rodean.

Dame PACIENCIA y HUMILDAD, desprendimiento y generosidad. Dame, Señor, lo que tú sabes que me conviene y yo no sé pedir. Que tenga el corazón abierto, el oído atento y las manos activas y que me halle siempre dispuesto a hacer tu santa voluntad.

Derrama, Señor, tus gracias sobre todos los que amo y concede tu PAZ al mundo. En tus manos me pongo, haz de mí lo que tú quieras.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Sabios consejos de un hombre sabio

Reflexiones de  Mario Benedetti.
Si estás cerca (arriba o abajo) de los 60, tómate unos 10 minutos y léelo.

1. Es hora de usar el dinero que usted ahorró durante toda su vida. Usarlo para usted, no para guardarlo, no para que lo disfruten los que no conocen el sacrificio de haberlo conseguido,  personas que ni siquiera son de la familia: yernos y nueras.

Recuerde que no hay nada más peligroso que un yerno con ideas.
Cuidado: No es época de inversiones por muy maravillosas que parezcan, éstas solo le traerán angustias y este es un momento  para tener mucha paz y tranquilidad.

2. Deje de preocuparse con la situación financiera de sus hijos y sus nietos; no se sienta culpable de gastar su dinero en usted mismo. Probablemente, usted ya les ofreció lo que fue posible en la infancia y juventud, como una buena educación. Ahora por tanto, la responsabilidad es de ellos.

3. Ya no es época de sostener a nadie de su familia; sea un poco egoísta, más no usurero. Tenga una vida saludable, sin grandes esfuerzos físicos. Haga gimnasia moderada y aliméntese bien.

4. Compre siempre lo mejor y más fino, al fin y al cabo es para usted. Recuerde que ahora, un objetivo clave es gastarse el dinero en usted, en sus gustos y caprichos. Después de muerto el dinero solo genera odios y rencores.

5. No debe angustiarse por poca cosa. En la vida todo pasa, sean los buenos momentos que deben ser recordados, sean los malos que deben ser rápidamente olvidados.

6. Independientemente de la edad, mantenga vivo el amor.

7. Esté en todo momento limpio, tome un baño diario; sea vanidoso, frecuente al peluquero, arréglese las uñas, vaya al dermatólogo, al dentista, y use perfumes y cremas con moderación. Ya que ahora usted no es guapísimo, esté por lo menos bien cuidado.

8. Nada de ser muy moderno, intente ser clásico. Es triste ver gente mayor con peinados y atuendos hechos para jovencitos.

9. Lea libros y periódicos, oiga radio, vea buenos programas en la TV, use internet, envíe y responda e-mails, llame a los amigos. Manténgase siempre actualizado.

10. Respete la opinión de los jóvenes a pesar de que a veces pueden estar equivocados.

11. Jamás use la expresión “en mis tiempos”. Recuerde que su tiempo es hoy.

12. No caiga en la tentación de vivir con los hijos o nietos aunque de vez en cuando vaya unos días como invitado. Consiga más bien un ama de llaves que le acompañe y colabore con las tareas del hogar y sólo tome esta decisión cuando no dé más de sí o sienta que el fin está bien próximo.
Puede ser muy divertido convivir con gente de su generación y lo más importante, no le dará trabajo a nadie.

13. Cultive un “hobby”:viajar, caminar, cocinar, leer, bailar, criar un gato, un cachorro, cuidar de plantas, jugar a las cartas, al golf, entrar en Internet, pintar,ser voluntario o coleccionar algo. Haga lo que le gusta y lo que sus recursos le permitan.

14. Acepte todas las invitaciones de bautizos, graduaciones, cumpleaños, casamiento, conferencias. Visite museos, vaya al campo; lo importante es salir de casa por un rato. Pero no se disguste si no lo invitan porque a veces no se puede. Seguramente cuando usted era joven tampoco invitaba a sus padres o familiares mayores a TODO.

15. Hable poco y oiga más... su vida y su pasado sólo le interesan a usted mismo. Si alguien le pregunta sobre esos asuntos, sea breve y procure hablar de cosas buenas y agradables. Jamás se lamente de algo. Hable en tono bajo y con cortesía. No critique nada, acepte las situaciones tal como son. Todo es pasajero. Recuerde que pronto volverá a su casa y a su rutina.

16. Los dolores y las molestias estarán presentes, no las vuelva más problemáticas de lo que ya son hablando permanentemente de ellas. Trate de minimizarlas. Al final, ellas lo afectan solamente a usted y son problemas suyos y de sus médicos.

17. No permanezca tan apegado a la religión ahora de viejo, rezando e implorando todo el tiempo como un fanático. Lo bueno es que en breve, podrá hacer sus pedidos personalmente.

18. Ría, ría mucho, ría de todo, usted es ha tenido suerte, usted ha tenido una vida, una larga vida, y la muerte será solamente una nueva etapa incierta, así como fue incierta toda su vida.

19. Si alguien le dice que ahora usted no hace nada de importancia, no se preocupe . Lo más importante ya fue hecho: usted y su historia, buena o mala, ya sucedió.



Recuerde lo que dice Mario Benedetti:

"No te rindas, por favor no, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento. Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento”.

lunes, 13 de febrero de 2017

Papa Francisco y la Familia: Ante el amor de Dios.



El amor de Dios es infinito y no tiene límites. Dios espera a cada persona para abrazarla tal cual es, por muy pecadora que sea.

¿Para qué nos espera?.
Para abrazarnos, nada más. Para decir: ‘Hijo, hija, te amo. He dejado que crucificaran a mi Hijo por ti; este es el precio de mi amor’. Este es el regalo de Amor.
El apóstol San Juan nos habla sobre los dos mandamientos principales de la vida: el amor de Dios y el amor al prójimo. Tengamos  la certeza de que ´el Señor me espera, el Señor quiere que abra la puerta de mi corazón, siempre, y si alguno tuviera el escrúpulo de no sentirse digno del amor de Dios, es mejor, porque Él te espera, así como tú eres, no como te dicen que debes ser.

            Vayan al Señor y digan: ‘Pero tú sabes Señor que te amo’. O si no lo siento, decirlo así: ‘Tú sabes Señor que quisiera amarte, pero soy muy pecador, muy pecadora’. Y Él hará lo mismo que ha hecho con el hijo pródigo quien gastó todo el dinero en los vicios: no te dejará terminar tu discurso, con un abrazo te hará callar: es el abrazo del amor de Dios.

            La palabra “amor” se usa muchas veces y no se sabe, cuando se utiliza, qué significa exactamente: ¿Qué es el amor? A veces pensamos en el amor de las telenovelas, no, ese no parece amor. O , el amor puede parecer entusiasmo por una persona, y después… se apaga.

¿De dónde viene el verdadero amor? Todo el que ama ha sido generado por Dios, porque Dios es amor. Porque Dios ama “primero”, como leemos en el Evangelio de S. Juan cuando narra la multiplicación de los panes y los peces. Ahí  Jesús tiene “compasión” de la gente, algo distinto a “tener pena”. El amor que Jesús tiene para las personas que le rodean, lo lleva a sufrir con ellos, a participar en la vida de la gente.

            Cuando tenemos algo en el corazón y queremos pedir perdón al Señor, es Él el que ya nos espera para darnos el perdón. Eso significa precisamente Misericordia: nosotros sabemos que el Señor nos está esperando, sí, a cada uno de nosotros. 

                                                                                              Fernando

domingo, 12 de febrero de 2017

No a la guerra entre nosotros

Los judíos hablaban con orgullo de la Ley de Moisés. Según la tradición, Dios mismo la había regalado a su pueblo. Era lo mejor que habían recibido de él. En esa Ley se encierra la voluntad del único Dios verdadero. Ahí pueden encontrar todo lo que necesitan para ser fieles a Dios.
También para Jesús la Ley es importante, pero ya no ocupa el lugar central. Él vive y comunica otra experiencia: está llegando el reino de Dios; el Padre está buscando abrirse camino entre nosotros para hacer un mundo más humano. No basta quedarnos con cumplir la Ley de Moisés. Es necesario abrirnos al Padre y colaborar con él para hacer la vida más justa y fraterna.
Por eso, según Jesús, no basta cumplir la Ley, que ordena «no matarás». Es necesario, además, arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata cumple la Ley, pero, si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana.
Según algunos observadores, se está extendiendo en la sociedad actual un lenguaje que refleja el crecimiento de la agresividad. Cada vez son más frecuentes los insultos ofensivos, proferidos solo para humillar, despreciar y herir. Palabras nacidas del rechazo, el resentimiento, el odio o la venganza.
Por otra parte, las conversaciones están a menudo tejidas de palabras injustas que reparten condenas y siembran sospechas. Palabras dichas sin amor y sin respeto que envenenan la convivencia y hacen daño. Palabras nacidas casi siempre de la irritación, la mezquindad o la bajeza.
No es este un hecho que se dé solo en la convivencia social. Es también un grave problema en el interior de la Iglesia. El papa Francisco sufre al ver divisiones, conflictos y enfrentamientos de «cristianos en guerra contra otros cristianos». Es un estado de cosas tan contrario al Evangelio que ha sentido la necesidad de dirigirnos una llamada urgente: «No a la guerra entre nosotros».
Así habla el papa: «Me duele comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odios, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?». El papa quiere trabajar por una Iglesia en la que «todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis».
José Antonio Pagola
6 Tiempo ordinario - A
(Mateo 5,17-37)
12 de febrero 2017

sábado, 11 de febrero de 2017

ORACIÓN DE LA ESPERANZA

Señor,
una vez más estoy delante de tu Misterio.
Estoy constantemente envuelto en tu Presencia
que tantas veces se torna en ausencia.
Busco tu Presencia en la ausencia de tu Presencia.
Echando una mirada al inmenso mundo
de la tierra de los hombres,
tengo la impresión de que muchos ya no esperan en Ti.
Yo mismo hago mis planes, trazo mis metas
y pongo las piedras de un edificio
del cual el único arquitecto
parezco ser yo mismo.
Hoy día los hombres somos, muchas veces,
una criaturas que nos constituimos
en esperanza de nosotros mismos.
Dame, Señor, la convicción profunda
de que estaré destruyendo mi futuro
siempre que la esperanza en Ti
no estuviese presente.
Haz que comprenda profundamente que,
a pesar del caos de las cosas que me rodean,
a pesar de las noches que atravieso,
a pesar del cansancio de mis días,
mi futuro está en tus manos
y que la tierra que me muestras
en el horizonte de mi mañana
será más bella y mejor.
Deposito en tu Misterio mis pasos y mis días
porque sé que tu Hijo y mi Hermano
venció la desesperanza
y garantizó un futuro nuevo
porque pasó de la muerte a la vida.
Amén.
Alejandro Córdoba

viernes, 10 de febrero de 2017

Grandes oportunidades de ayudar a los demás

"Las grandes oportunidades de ayudar a los demás son raras,
pero las pequeñas se nos presentan a cada rato".

jueves, 9 de febrero de 2017

SOLIDARIDAD

Felices los que siguen al Señor por la senda del buen Samaritano.
Los que se atreven a andar tras sus pasos.
A superar las dificultades del camino.
A vencer los cansancios de la marcha.
Los que al andar van trazando sendas nuevas para que otros sigan,
entusiasmados, y continúen la obra del Señor.
Los que, atentos y presurosos, cambian su ruta
para salir al encuentro del Señor vivo en el que sufre,
tan presente en estos tiempos, tan cercano para algunos,
para otros tan lejano.

Felices los que dan la vida por los demás.
Los que trabajan duro por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino desde lugares remotos.
Los que, anónimos y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros vivan más y mejor.
Los que con su diario sacrificio abren huellas de humanidad nueva
en un mundo mellado por el egoísmo neoliberal del "dios-mercado".

Felices los que caminan juntos,
en búsqueda comunitaria del Reino de Vida Nueva y Fraternidad Realizada.
Los que se ayudan en las buenas y en las malas,
los que aprenden que más pueden dos juntos que uno solo.
Felices TODOS los que piensan primero en el hermano
y que encuentran su alegría y el gozo y el sentido de la vida
en trabajar por los demás y por el Reino y por el Señor vivo en medio nuestro.
Olvidado, marginado, solo y abandonado en los rostros de jóvenes,
de indígenas, de ancianos, de mujeres solas, de desempleados y de tantos otros.


Felices TODOS los que trabajan por los pobres.
Desde los pobres. Junto a los pobres. Con corazón de pobre.
Contemplando a diario la hermana muerte temprana,
injusta, dolorosa, en los rostros de los niños olvidados,
sin salud, ni educación, ni juegos.

Felices los que viven solidarios dejando el asfalto limpio y prolijo
para caminar los senderos pedregosos, polvorientos
que entran al mundo de los que no cuentan
en los números o estadísticas de los ministerios de turno.

Felices los que aman al hermano concreto.
Los que no se van en palabras sino que muestran su amor verdadero
en obras de vida, de compañía y de entrega sincera.

Felices los que enseñan, los que intentan que todos aprendan
sin distinciones de color, piel o dinero.

Felices los que comparten sus bienes Dones-regalos del Buen Dios
para vivir como hermanos y demostrarlo en la práctica.
Los que no guardan con egoísmo sino que brindan y comparten.

FELICES, LOS QUE VIVEN EL MANDAMIENTO PRIMERO
QUE ES AMOR A DIOS EN EL HERMANO.

Y en estos días de final de siglo por tanto egoísmo e indiferencia signados,
felices los que encuentran que este amor, hoy,
se revela en un camino: ser solidario, SER SOLIDARIO.