lunes, 31 de julio de 2017

Papa Francisco y la familia: Ante la falsedad de cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad



El verdadero sentido de la vida incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación. El mundo no será mejor cuando esté compuesto solamente por personas aparentemente ‘perfectas’, sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo.
Hoy, el modo en que vivimos la enfermedad y la discapacidad es signo del amor que estamos dispuestos a ofrecer. El modo en que afrontamos el sufrimiento y la limitación es el criterio de nuestra libertad de dar sentido a las experiencias de la vida, aun cuando nos parezcan absurdas e inmerecidas.
Nosotros decimos que el sufrimiento y la enfermedad encuentran su sentido en Cristo. En realidad, todos, tarde o temprano, estamos llamados a enfrentarnos, y a veces a combatir, con la fragilidad y la enfermedad nuestra y la de los demás.
Esta experiencia plantea, de manera aguda y urgente, la pregunta por el sentido de la existencia y se suele responder de dos maneras: con una actitud cínica, como si todo se pudiera resolver soportando o contando sólo con las propias fuerzas, o,  poniendo toda la confianza en los descubrimientos de la ciencia, pensando que ciertamente en alguna parte del mundo existe una medicina capaz de curar la enfermedad. Sin embargo, lamentablemente no es así, e incluso aunque esta medicina se encontrase no sería accesible a todos.
Por otro lado, en la actualidad, se considera que una persona enferma o discapacitada no puede ser feliz, porque es incapaz de realizar el estilo de vida impuesto por la cultura del placer y de la diversión.
En esta época en la que el cuidado del cuerpo se ha convertido en un mito de masas y por tanto en un negocio, lo que es imperfecto debe ser ocultado, porque va en contra de la felicidad y de la tranquilidad de los privilegiados y pone en crisis el modelo imperante. Es mejor tener a estas personas separadas, en algún ‘recinto’ -tal vez dorado- o en las ‘reservas’ del pietismo y del asistencialismo, para que no obstaculicen el ritmo de un falso bienestar.  Incluso en algunos casos se considera que es mejor deshacerse cuanto antes, porque son una carga económica insostenible en tiempos de crisis.
Pero, en realidad, con qué falsedad vive el hombre de hoy al cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad. No comprende el verdadero sentido de la vida, que incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación. El mundo no será mejor cuando esté compuesto solamente por personas aparentemente ‘perfectas’, sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo.
En el Evangelio, se nos presenta a una mujer pecadora que es acogida por Jesús. La mujer pecadora es juzgada y marginada, mientras Jesús la acoge y la defiende: ‘Porque tiene mucho amor’. Es esta la conclusión de Jesús, atento al sufrimiento y al llanto de aquella persona. Su ternura es signo del amor que Dios reserva para los que sufren y son excluidos.
Sabemos que no existe sólo el sufrimiento físico, puesto que, hoy, una de las patologías más frecuentes son las que afectan al espíritu. Es un sufrimiento que afecta al ánimo y hace que esté triste porque está privado de amor. Cuando se experimenta la desilusión o la traición en las relaciones importantes, entonces descubrimos nuestra vulnerabilidad, debilidad y desprotección. La tentación de replegarse sobre sí mismo llega a ser muy fuerte, y se puede hasta perder la oportunidad de la vida: amar a pesar de todo.
Por ello, la felicidad que cada uno desea, puede tener muchos rostros, pero sólo puede alcanzarse si somos capaces de amar: Es siempre una cuestión de amor, no hay otro camino. El verdadero desafío es el de amar más.
¿Qué podemos reprochar a Dios por nuestras enfermedades y sufrimiento que no esté ya impreso en el rostro de su Hijo crucificado?.  A su dolor físico se agrega la afrenta, la marginación y la compasión, mientras Él responde con la misericordia que a todos acoge y perdona.
Jesús es el médico que cura con la medicina del amor, porque toma sobre sí nuestro sufrimiento y lo redime. Nosotros sabemos que Dios comprende nuestra enfermedad, porque Él mismo la ha experimentado en primera persona.

                                                                                                                      Fernando

domingo, 30 de julio de 2017

La decisión más importante

El evangelio recoge dos breves parábolas de Jesús con un mismo mensaje. En ambos relatos, el protagonista descubre un tesoro enormemente valioso o una perla de valor incalculable. Y los dos reaccionan del mismo modo: venden con alegría y decisión lo que tienen y se hacen con el tesoro o la perla. Según Jesús, así reaccionan los que descubren el reino de Dios.
Al parecer, Jesús teme que la gente le siga por intereses diversos, sin descubrir lo más atractivo e importante: ese proyecto apasionante del Padre que consiste en conducir a la humanidad hacia un mundo más justo, fraterno y dichoso, encaminándolo así hacia su salvación definitiva en Dios.
¿Qué podemos decir hoy después de veinte siglos de cristianismo? ¿Por qué tantos cristianos buenos viven encerrados en su práctica religiosa con la sensación de no haber descubierto en ella ningún «tesoro»? ¿Dónde está la raíz última de esa falta de entusiasmo y alegría en no pocos ámbitos de nuestra Iglesia, incapaz de atraer hacia el núcleo del Evangelio a tantos hombres y mujeres que se van alejando de ella, sin renunciar por eso a Dios ni a Jesús?
Después del Concilio, Pablo VI hizo esta afirmación rotunda: «Solo el reino de Dios es absoluto. Todo lo demás es relativo». Años más tarde, Juan Pablo II lo reafirmó diciendo: «La Iglesia no es ella su propio fin, pues está orientada al reino de Dios, del cual es germen, signo e instrumento». El papa Francisco nos viene repitiendo: «El proyecto de Jesús es instaurar el reino de Dios».
Si esta es la fe de la Iglesia, ¿por qué hay cristianos que ni siquiera han oído hablar de ese proyecto que Jesús llamaba «reino de Dios»? ¿Por qué no saben que la pasión que animó toda la vida de Jesús, la razón de ser y el objetivo de toda su actuación, fue anunciar y promover ese proyecto humanizador del Padre: buscar el reino de Dios y su justicia?
La Iglesia no puede renovarse desde su raíz si no descubre el «tesoro» del reino de Dios. No es lo mismo llamar a los cristianos a colaborar con Dios en su gran proyecto de hacer un mundo más humano que vivir distraídos en prácticas y costumbres que nos hacen olvidar el verdadero núcleo del Evangelio.
El papa Francisco nos está diciendo que «el reino de Dios nos reclama». Este grito nos llega desde el corazón mismo del Evangelio. Lo hemos de escuchar. Seguramente, la decisión más importante que hemos de tomar hoy en la Iglesia y en nuestras comunidades cristianas es la de recuperar el proyecto del reino de Dios con alegría y entusiasmo.
José Antonio Pagola
17 Tiempo ordinario - A
(Mateo 13,44-52)

30 de julio 2017

sábado, 29 de julio de 2017

La gente que me gusta

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma; que agradece cada nuevo día y las cosas buenas que existen en su vida; que vive cada momento con buen ánimo y dando lo mejor de si; agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente a la que no hay que empujarla; que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que se hacen realidad.
Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto, para ir detrás de un sueño. La gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto; que posee sentido de la justicia; que con su energía contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera. La gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos; que lucha contra adversidades; que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente; que no valora a sus semejantes por su apariencia; que no juzga ni deja que otros juzguen.
Aprecio en las personas la sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, la humildad, el arrepentimiento, y el amor para los demás.
GRACIAS a tí, por tener algunos de esos rasgos

Gracias a Mario Benedetti, de quien proceden estos deseos
Alejandro Córdoba

viernes, 28 de julio de 2017

Tú dices

Tú dices: "Es imposible" Dios te dice: Todo es posible. (Lucas 18:27)
Tú dices: "Estoy muy cansado." Dios te dice: Yo te haré descansar. (Mateo 11:28-30)
Tú dices: "Nadie me ama en verdad." Dios te dice: Yo te amo. (Juan 3:16 y Juan 13:34)
Tú dices: "No puedo seguir." Dios te dice: Mi gracia es suficiente. (II Corintios 12:9 y Salmo 91:15)
Tú dices: "No puedo resolver las cosas." Dios te dice: Yo dirijo tus pasos. (Proverbios 3:5-6)
Tú dices: "Yo no lo puedo hacer." Dios te dice: Todo lo puedes hacer. (Filipenses 4:13)
Tú dices: "Yo no soy capaz." Dios te dice: Yo soy capaz. (II Corintios 9:8)
Tú dices: "No vale la pena." Dios te dice: Si valdrá la pena. (Romanos 8:28)
Tú dices: "No me puedo perdonar." Dios dice: YO TE PERDONO. (I Juan 1:9 y Romanos 8:1)
Tú dices: "No lo puedo administrar." Dios dice: Yo supliré todo lo que necesitas. (Filipenses 4:19)
Tú dices: "Tengo miedo." Dios te dice: No te he dado un espíritu de temor. (I Timoteo 1:7)
Tú dices: "Siempre estoy preocupado y frustrado." Dios te dice: Hecha tus cargas sobre mi. (I Pedro 5:7)
Tú dices: "No tengo suficiente fe." Dios te dice: Yo le he dado a todos una medida de fe. (Romanos 12:3)
Tú dices: "No soy suficientemente inteligente." Dios te dice: Yo te doy sabiduría. (I Corintios 1:30)
Tú dices: "Me siento muy solo." Dios dice: Nunca te dejaré, ni te desampararé. (Hebreos 13:5)

Recuerda: CRISTO TE AMA

jueves, 27 de julio de 2017

CELEBRA LA VIDA

Piensa libremente. Practica la paciencia. Sonríe con frecuencia. Saborea los momentos especiales. Vive el mensaje de Dios. Haz amigos nuevos. Redescubre los de antes. Di a tus seres amados que los amas. Siente profundamente. Olvida los problemas. Perdona a un enemigo. Ten esperanzas. Crece. Sé loco. Cuenta tus bendiciones. Observa los milagros. Óbralos. Descarta las preocupaciones. Da. Cede. Ten esa confianza que permite recibir. Corta algunas flores. Compártelas. Cumple una promesa.

Busca arcos iris. Contempla las estrellas. Percibe la belleza por doquier.

Trabaja mucho. Sé Prudente. Trata de comprender. Reserva tiempo para la gente. Reserva tiempo para ti mismo. Ríe con ganas. Esparce la alegría. Acepta un riesgo. Ofrécete. Ábrete a alguien. Prueba algo nuevo. Aminora la marcha. Sé blando, a veces. Cree en ti mismo. Confía en otros. Mira un amanecer. Escucha la lluvia. Rememora. Llora cuando te sea preciso. Cree en la vida. Ten fe. Disfruta de lo maravilloso. Reconforta a un amigo. Alberga ideas buenas. Comete algunos errores. Aprende de ellos. CELEBRA LA VIDA 

miércoles, 26 de julio de 2017

Lo verdaderamente importante


Lo verdaderamente importante no son las posibles grandes victorias o los grandes éxitos ocasionales, ni siquiera el llegar a la meta que nos hemos propuesto. 
Lo que verdaderamente cuenta son los continuados esfuerzos que culminan en pequeños éxitos, los triunfos consecutivos del día a día.... 

Bernabé Tierno

martes, 25 de julio de 2017

Yo quiero vivir (Oración)

Señor Jesús, tú eres la Vida;
tú viniste al mundo para traernos
la vida en abundancia;
tú entregaste en la cruz tu propia vida
por nosotros.
Yo quiero vivir.
Tú eres el único que tiene palabras de vida,
tú eres el pan de vida, de tí, muerto en la cruz,
brotaron ríos de agua viva
que era el Espíritu Santo.
Yo quiero vivir; yo necesito vivir
y vivir para siempre.
No quiero seguir muriendo
ni buscando el agua de la vida
en pozos secos.
No quiero que me mate
una cultura de la muerte.
Yo quiero vivir y dar la vida,
quiero ser instrumento y comunicador de vida a mis hermanos jóvenes.
No quiero verlos envejecer prematuramente ni morir dramáticamente
en los brazos del placer,
de la droga o la violencia.
Tú eres la Vida, Señor,
porque eres la Verdad y el Camino.
Yo quiero recorrer ese Camino
y enseñarlo a mis hermanos;
yo quiero abrazarme a esa Verdad
y mostrarla a los jóvenes que buscan;
yo quiero, Señor, vivir tu Vida plenamente
en el amor y en la alegría y dando fruto.
Por eso quiero vivir insertado plenamente en ti,
como sarmiento vivo en la vid verdadera
para producir frutos abundantes.
No importa si el Padre me poda por la cruz
para dar más frutos.
Quiero vivir la Vida como la vivió María,
tu Madre y madre nuestra:
en el silencio y la oración, en el servicio y la cruz,
en la resurrección y la esperanza.
Tú, María, nos diste una vez al
"Autor de la Vida"; hoy yo te lo pido de nuevo
para mí y para todos los jóvenes del mundo.
Porque sólo así tendremos en Cristo
un mundo nuevo, más justo, más fraterno,
más humano; un mundo más lleno de amor,
de alegría y de esperanza;
un mundo donde la naturaleza exprese
la belleza de su Creador,
el hombre revele la imagen de su Dios
y el cristiano proclame la bondad
y la ternura de su Padre.
Pero, entonces, hay que aprender a decir
que Sí al Señor, como tú lo hiciste;
y tocaremos con las manos, como tú en Belén,
la Vida que estaba en Dios, se manifestó
"y nosotros la hemos visto, damos testimonio
y la anunciamos"
Amén

Eduardo F. Card. Pironio

lunes, 24 de julio de 2017

Papa Francisco y la familia: Conversión y cambiar el estilo de vida



La conversión está presente en toda la Biblia, de modo particular en la predicación de los profetas, que invitan continuamente al pueblo a ‘volver al Señor’ pidiéndole perdón y cambiando de estilo de vida.

            Convertirse según los profetas significa cambiar de dirección de marcha y dirigirse de nuevo al Señor, basándose en la certeza de que Él nos ama y su amor es siempre fiel.

            El mismo Jesús se dirigió a la gente diciendo: ¡conviértanse y crean en el Evangelio!. Con este anuncio Él se presenta al pueblo, pidiendo acoger su palabra como la última y definitiva que el Padre dirige a la humanidad.

Cuando Jesús llama a la conversión no se erige en juez de las personas, sino que lo hace a partir de la cercanía, del compartir la condición humana, esto es, compartir el camino, la casa, mesa. Es que la misericordia hacia los que tenían necesidad de cambiar de vida, llegaba con su presencia amable, para envolver a cada uno en la historia de salvación.

            De esta manera, Jesús tocaba en lo profundo del corazón de las personas y ellas se sentían atraídas por el amor de Dios y los animaba a cambiar de vida.

Como ejemplo nos encontramos con las conversiones de Mateo y de Zaqueo, quienes se sintieron amados por Jesús y, a través de Él, por el Padre.

            Porque pienso que  la verdadera conversión llega cuando acogemos el don de la gracia. Un claro signo de su autenticidad es que nos acordemos de la necesidad de los hermanos, y estemos listos para ir a su encuentro.

            Os invitó a acoger la invitación de Dios a la conversión y a no poner resistencias, porque sólo si nos abrimos a su misericordia encontraremos la verdadera vida y la verdadera alegría.

                                                                                                          Fernando

domingo, 23 de julio de 2017

La importancia de lo pequeño

Al cristianismo le ha hecho mucho daño a lo largo de los siglos el triunfalismo, la sed de poder y el afán de imponerse a sus adversarios. Todavía hay cristianos que añoran una Iglesia poderosa que llene los templos, conquiste las calles e imponga su religión a la sociedad entera.
Hemos de volver a leer dos pequeñas parábolas en las que Jesús deja claro que la tarea de sus seguidores no es construir una religión poderosa, sino ponerse al servicio del proyecto humanizador del Padre -el reino de Dios- sembrando pequeñas «semillas» de Evangelio e introduciéndolo en la sociedad como pequeño «fermento» de una vida humana.
La primera parábola habla de un grano de mostaza que se siembra en la huerta. ¿Qué tiene de especial esta semilla? Que es la más pequeña de todas, pero, cuando crece, se convierte en un arbusto mayor que las hortalizas. El proyecto del Padre tiene unos comienzos muy humildes, pero su fuerza transformadora no la podemos ahora ni imaginar.
La actividad de Jesús en Galilea sembrando gestos de bondad y de justicia no es nada grandioso ni espectacular: ni en Roma ni en el Templo de Jerusalén son conscientes de lo que está sucediendo. El trabajo que realizamos hoy sus seguidores parece insignificante: los centros de poder lo ignoran.
Incluso los mismos cristianos podemos pensar que es inútil trabajar por un mundo mejor: el ser humano vuelve una y otra vez a cometer los mismos horrores de siempre. No somos capaces de captar el lento crecimiento del reino de Dios.
La segunda parábola habla de una mujer que introduce un poco de levadura en una masa grande de harina. Sin que nadie sepa cómo, la levadura va trabajando silenciosamente la masa hasta fermentarla por completo.
Así sucede con el proyecto humanizador de Dios. Una vez que es introducido en el mundo va transformando calladamente la historia humana. Dios no actúa imponiéndose desde fuera. Humaniza el mundo atrayendo las conciencias de sus hijos hacia una vida más digna, justa y fraterna.
Hemos de confiar en Jesús. El reino de Dios siempre es algo humilde y pequeño en sus comienzos, pero Dios está ya trabajando entre nosotros promoviendo la solidaridad, el deseo de verdad y de justicia, el anhelo de un mundo más dichoso. Hemos de colaborar con él siguiendo a Jesús.
Una Iglesia menos poderosa, más desprovista de privilegios, más pobre y más cercana a los pobres siempre será una Iglesia más libre para sembrar semillas de Evangelio y más humilde para vivir en medio de la gente como fermento de una vida más digna y fraterna.
José Antonio Pagola
16 Tiempo ordinario - A
(Mateo 13,24-43)

23 de julio 2017

sábado, 22 de julio de 2017

La actitud los salvó

La actitud positiva no es capaz, por sí sola, de evitar que algo vaya mal. Pero ten la certeza de que si tu actitud es negativa ésta condicionará la forma de afrontar las dificultades y podrá llegar a ser autodestructiva.
Una historia, que dicen es verídica, cuenta que 6 mineros trabajaban en un túnel cuando un derrumbe bloqueó la salida y los dejó aislados.
Con su experiencia, se dieron cuenta de que el problema sería el oxigeno. Si hacían todo bien les quedaban unas tres horas de aire. Decidieron que debían ahorrar todo el oxigeno que pudieran y hacer el menor desgaste físico posible, por lo que apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron todos en el piso.
En esa situación era difícil calcular el paso del tiempo. Solo uno de ellos tenía reloj y hacia él iban todas las preguntas: ¿cuanto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora?
El tiempo se estiraba, cada par de minutos parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba aun más la tensión.
El jefe de los mineros se dio cuenta de que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Así que ordeno al que tenia el reloj que solamente él controlara el paso del tiempo. Nadie haría mas preguntas, él avisaría a todos cada media hora.
Cumpliendo la orden, el del reloj controlaba su maquina. Y cuando la primera media hora paso. Él dijo: “ha pasado media hora”. Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire.
El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba. Por ello, y sin consultar a nadie, decidió que ellos no merecían morirse sufriendo, por lo que la próxima vez que informó no había pasado, en realidad, media hora, sino 45 minutos.
Como no había manera de notar la diferencia nadie desconfió. Apoyado en el éxito del engaño la tercera información la dio casi una hora después.
Así siguió el del reloj, a cada hora completa les informaba que había pasado media hora.
La cuadrilla que trabajaba en el rescate, sabían donde estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas.
Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos pero encontraron vivos a cinco. Solamente uno había muerto de asfixia... el que tenía el reloj.
MORALEJA

La actitud que adoptemos ante las circunstancias que nos rodean es fundamental. En similares condiciones unos tiran la toalla y se hunden y otros salen adelante. Cuando depositamos la confianza en salir adelante, y ponemos los medios para perseguirlo, las posibilidades se multiplican.
Alejandro Córdoba

viernes, 21 de julio de 2017

La vida es como...

"La vida es como jugar con una pelota en la pared,
Si fuera jugada una pelota azul, ella volverá azul,
Si fuera jugada una pelota verde, ella volverá verde,
Si la pelota fuera jugada franca, ella volverá franca,
Si la pelota fuera jugada con fuerza, ella volverá con fuerza,
Por eso nunca juegue una pelota de la vida, de manera que
Usted no esté preparado para recibirla.
La vida no dá, ni presta,
No se conmueve ni se apiada,
Todo lo que ella hace es
retribuir y transferir,
aquello que nosotros le ofrecemos."

Albert Einstein

jueves, 20 de julio de 2017

Buenos días

Aquí nos tienes, Señor,
Siempre dispuestos,
Rodeados de libros y tareas,
Y con el corazón abierto,
Siempre abierto
Por si quieres llamar a nuestra puerta.

Queremos encontrarte en nuestras cosas,
En la cultura, en la familia y en la escuela
Y gritar a una voz que te queremos.
¡Te invitamos a sentarte en nuestra mesa!
No dejes que seamos insensibles
Al inmenso dolor que nos rodea.
Danos entrañas de misericordia
Para compartir los gozos y las penas.

Aquí estamos, Señor,
Por si nos llamas,
Dispuestos a comenzar nuestra tarea
De la mano de María, nuestra madre,
La mujer siempre fiel, sencilla y buena.
Quédate, Señor, junto a nosotros
Que tu luz ilumine nuestra senda.

miércoles, 19 de julio de 2017

Lo demás lo hará Dios

Tú no fuerzas una flor a que abra,
la flor la abre Dios,
tú la plantas, la riegas, la resguardas,
lo demás lo hace Dios.

Tú no obligas a un amigo a que te ame,
el amor lo da Dios,
tú le sirves, le ayudas, en ti la amistad arde,
lo demás lo hace Dios.

Tú no obligas a un alma a que crea,
la Fe la da Dios,
tú trabajas, confías y esperas,
lo demás lo hace Dios.

Así que no trates de adelantarte a Su plan de amor,
trabaja, ayuda, vive para amarle,
lo demás lo hará Dios.

martes, 18 de julio de 2017

Ten valor...

Ten el valor para subir la montaña de la vida,
ten el valor para perder el miedo, ese que no te deja ver
que una vez arriba sabrás lo grande que puedes ser.
Te vas a sorprender, cuando mires hacia abajo., y veas el camino recorrido, tu lucha por conseguir tus sueños, ¿recuerdas aquellos instantes en los que miraste a la montaña tan grande y que las ocasiones en que dudaste poder alcanzar la cumbre?
Ten el valor para no renunciar a subir por la montaña de la vida porque lo que siembras en esa tierra, es lo que levantas en tu cosecha...
Ten el valor para llegar a la cima, sé valiente para salir adelante, y una vez que hayas llegado, la meta te sabrá a gloria, porque tu eres quien  hace de su cuesta lo difícil o lo sencillo…
Ten el valor de subir por esa montaña, arriésgate, y aunque a veces sientas miedo.. aférrate,.. y ten valor, ese valor que solo los triunfadores pueden obtener,..
Y la vida misma te hará comprender que con valor y fe, todo lo que tu quieras lo podrás emprender.
No olvides que la montaña de la vida está siempre a tus pies…
tan solo ten el valor…

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lunes, 17 de julio de 2017

Papa francisco y la Familia: algunas claves para ser un buen papá.


           
La figura del padre conlleva aspectos positivos y decisivos. Eh aquí algunas claves que potencian su figura:

1.- Alegrarse con lo correcto
Toda familia necesita un padre.  Y un padre que no se vanagloríe de que su hijo sea como él, sino que se alegre de que aprenda la rectitud y la sensatez, que es lo que cuenta en la vida. Esto será la mejor herencia que podrá transmitir al hijo y se sentirá henchido de gozo cuando vea que la ha recibido y aprovechado.

2.- Educar con cariño
El padre trata de enseñar al hijo lo que aún no sabe: corregir los errores que aún no ve, orientar su corazón, protegerlo en el desánimo y la dificultad. Todo ello con cercanía, con dulzura y con una firmeza que no humilla.

3.- Acompañar con paciencia
Estar presente en la familia, compartir los gozos y las penas con la mujer, acompañar a los chicos a medida que van creciendo. La parábola evangélica del Hijo pródigo nos muestra al padre que espera en la puerta de casa el retorno del hijo que se equivocó. Sabe esperar, sabe perdonar, sabe corregir.
También hoy los hijos al volver a casa con sus fracasos necesitan a un padre que los espere, que los proteja, los anime, les enseñe cómo seguir por el buen camino. A veces tiene que castigarlo, pero nunca le da una bofetada en la cara.

4.- Orar con confianza
Los hijos, muchas veces, no admitirán los fracasos; pero necesitan del padre como todos necesitamos acudir al único Padre Bueno, como dice el Evangelio, el Padre nuestro que está en los cielos.

5.- Seguir a San José
Pidamos al Señor que nunca falte en las familias la presencia de un buen padre, que sea mediador y custodio de la fe en la bondad, en la justicia y en la protección de Dios, como lo fue San José.                                                                            

Fernando

sábado, 15 de julio de 2017

No te entretengas

No te dejes aprisionar por lo superfluo. Valora lo que vale de verdad y no te entretengas. Es mi deseo para estas vacaciones.
Es un deseo al que quiero dar forma a través de la poesía profunda y cargada de sentido deRabindranath Tagore.
Dice así:
Ven como estés, no te demores más.
Si se te ha deshecho la trenza, si no es recta la raya de tu pelo, si las cintas de tu corpiño no están atadas, ¿qué importa? Ven como estés, no te demores más.
Ven, con presteza, por la hierba.
Si el rocío hace resbalar la correa de tu calzado, si en tus tobillos se entreabren las ajorcas de campanillas, si se pierden las perlas de tu collar, ¿qué importa?
Ven, con presteza, por la hierba.
¿No ves cómo las nubes cubren el cielo? Bandadas de cigüeñas se levantan a lo lejos, desde la orilla, y furiosas ráfagas de viento se precipitan sobre el yermo.
El ganado, inquieto, se refugia en los establos.
¿No ves cómo las nubes cubren el cielo? Es inútil que enciendas la lámpara para mirarte: vacila y el viento la apaga.
¿Quién puede descubrir que no has pintado tus párpados con hollín? Tus ojos son más oscuros que los nubarrones de la lluvia.
Es inútil que enciendas la lámpara, se apaga.
Ven como estés, no te demores más.
¿Qué importa que tu guirnalda no esté trenzada? Deja ya tu brazalete, aunque no esté cerrado.

Las nubes oscurecen el cielo, y es tarde. Ven como estés, no te demores más.
Alejandro Córdoba

viernes, 14 de julio de 2017

EL PASADO

De una manera u otra, todos hemos tenido experiencias difíciles en la vida. Esto forma parte de nuestro viaje por esta tierra, y aunque a menudo pensamos que "las cosas hubieran podido ser diferentes", el hecho es que no podemos cambiar nuestro pasado.

Por otra parte, es una falacia que todo lo que nos sucede tenga su lado bueno; existen cosas que dejan marcas muy difíciles de superar, heridas que sangran mucho.

¿Cómo librarnos, entonces, de nuestras experiencias amargas? Sólo existe una manera: viviendo el presente. Entendiendo que, aunque no podamos cambiar el pasado, sí podemos cambiar la próxima hora, lo que sucederá durante la tarde, las decisiones que tomaremos antes de dormir.

Como dice el viejo proverbio hippie: "Hoy es el primer día del resto de mi vida".

Paulo Coelho

jueves, 13 de julio de 2017

¿MIEDO?

El miedo es verdad que paraliza. El miedo recorta la libertad, a más miedo, menos libertad...y menos posibilidad de ejercer todas nuestras capacidades y potencialidades de modo eficaz. Lo contrario al miedo es la valentía, o el arrojo... es verdad, pero quien lo posea para unas cosas le puede faltar para otras...o puede tener arrojo para cosas no importantes, y sí para las importantes. De todas todas necesitamos cierta valentía, para que la vida (no los negocios) no nos coma.

Hay un antídoto que se ha despreciado durante estas últimas décadas, y que, poco a poco se va viendo lo importante y necesario que era, y me refiero a la esperanza que otorgaba la fe. La esperanza es la convicción de que no pasa nada nunca,...aunque pase!! pues Dios está con nosotros.

Hemos ido quitando poco a poco a Dios de nuestras vidas y, cada día más, se va apoderando el miedo de la gente...creo que no exagero.

Hay miedo a la vida, miedo a las consecuencias de la fidelidad, hay miedo a la enfermedad y a la muerte...hay miedo al sufrimiento....y todo esto hace que la calidad de vida sea mala, baja.

La oración, la fe en Cristo, sin darnos cuenta, nos hacía vivir todas estas realidades de un modo absolutamente distinto...con más sosiego. Hoy no. La gente sufre por sólo pensar que va ha sufrir...

Una pena. El Señor había pensado todo cuando nos regalaba la fe...pero nosotros hemos pensado que lo podíamos mejorar... Cmo no puede ser de otro modo es un grandísimo error intentar corregir al Creador.