jueves, 30 de junio de 2016

¿En qué quedamos?


Mientras unos intentan entrar desesperadamente, otros hacen las maletas para marcharse. Formas bien distintas de entender la supervivencia.

miércoles, 29 de junio de 2016

Señor de la justa cercanía


Cualquier segundo es una puerta
para entrar en tiempo.
Todo centímetro es una tierra
que lleva tu huella.
Cada color y cada aroma
me hacen sentir tu fantasía
jugando hacia el infinito.
 
En cada mirada se asoma
la intimidad de tu misterio.
Todo golpe de azada
cae sobre la tierra
con certeza de cosecha.
Cada canto verdadero
trae hasta mi corazón
el rumor de la fiesta
que ya empezó eterna
al final de mi camino.
 
Señor, no puedes perderte
en una clandestinidad absoluta:
yo me moriría en tu ausencia.
Ni puedes revelarte en toda tu grandeza:
yo quedaría absorbido
en el resplandor de tu gloria.
 
Tú eres el Señor de la justa cercanía,
del sacramento necesario
que nos permite irnos haciendo,
sin tanto frío y noche
que quede crudo nuestro barro,
ni tanto sol y mediodía
que tu fuego nos calcine. 
  • Benjamín G. Buelta

martes, 28 de junio de 2016

Vencerás pero no convencerás

Los que vencen, venzan de la manera que venzan, nunca tienen vergüenza.
La frase es de Maquiavelo. Alguna gente la hace suya. Son aquellos que creen que el vencedor siempre tiene razón. Los que no se cuestionan las formas de obtener la victoria y los medios utilizados.
Para esa gente la arrogancia del vencedor lo hace desvergonzado, privándole del sentido crítico y del remordimiento.
Para Gianfranco Ravasi la amoralidad del deseo de vencer puede impulsarnos a sumarnos a la masa y al carro del vencedor; a pisotear al caído; a juzgar por el éxito. Y, a veces, sin pudor.
Vencerás pero no convencerás”, dicen otros. Es una frase muy conocida y de importancia histórica. Proviene de un encuentro dialéctico entre el rector de la universidad de Salamanca Miguel de Unamuno, y el militar Millán Astray. Fue en la inauguración de este centro universitario, en octubre de 1936, recién iniciada la Guerra Civil española.
“Vencerás, porque te sobra la fuerza bruta, pero no convencerás”, aseveró Unamuno.
Mi conclusión es que la búsqueda de la felicidad tiene que ver con lograr convencer. Con fortalecer la voluntad. Con ser una persona de la que cualquiera se puede fiar. Con saber distinguir entre el bien y el mal. Con tener algo sólido en lo que apoyarse. Con ser coherente. Con transmitir buenas vibraciones. Con apreciar el regusto que dejan las cosas bien hechas. Con…..(sigue tú)
Alejandro Córdoba

lunes, 27 de junio de 2016

Papa Francisco y la Familia en el Año de la Misericordia: vivir con María la alegría del encuentro con Cristo.



                En este año de la Misericordia, se nos invita a vivir, con María, la alegría del
encuentro con la gracia que lo transforma todo, ya que, María es llamada en primer lugar a regocijarse por todo lo que el Señor ha hecho en ella. La gracia de Dios la ha envuelto, haciéndola digna de convertirse en la madre de Cristo.
Cuando Gabriel entra en su casa, hasta el misterio más profundo que va más más allá de la capacidad de la razón, se convierte para ella en motivo de alegría, de fe y de abandono a la palabra que se revela.
Es que la plenitud de la gracia puede transformar el corazón, y lo hace capaz de realizar un acto tan grande, que puede cambiar la historia de la humanidad.
El Señor nos presenta, pues, a María como la expresión de la grandeza del amor Dios, puesto que Él no es sólo quien perdona el pecado, sino que en María llega a prevenir la culpa original, que todo hombre lleva en sí, cuando viene a este mundo. Es el amor de Dios el que previene, anticipa y salva.
Sin embargo, siempre existe la tentación de la desobediencia, que se expresa en el deseo de organizar nuestra vida independientemente de la voluntad de Dios. Es ésta la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para oponerlos al diseño de Dios, ya que la historia del pecado solamente se puede comprender a la luz del amor que perdona.
Si todo quedase relegado al pecado, seríamos los más desesperados entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo integra todo en la misericordia del Padre.
               
Hay que insistir en que el Jubileo de la Misericordia es también un don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Por eso, será un año para crecer en la convicción de la misericordia.
Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia, cuando se afirma, sobre todo, que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia.
Sí, es precisamente así. Debemos anteponer la misericordia al juicio y, en todo caso, el juicio de Dios será siempre a la luz de su misericordia. Así, atravesar la Puerta Santa, por lo tanto, nos hace sentir partícipes de este misterio de amor.

Recordemos al concilio Vaticano II ya que fue un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. Un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de los escollos que durante muchos años la habían recluido en sí misma, para retomar con entusiasmo el camino misionero.  Un impulso misionero, por lo tanto, que después de estas décadas seguimos retomando con la misma fuerza y el mismo entusiasmo.
El Jubileo nos provoca esta apertura y nos obliga a no descuidar el espíritu surgido en el Vaticano II, el del samaritano, como recordó el beato Pablo VI en la Conclusión del concilio. Cruzar hoy la Puerta Santa nos compromete a hacer nuestra, la misericordia del Buen Samaritano”. Que así sea.

                                                                              Fernando

domingo, 26 de junio de 2016

Sin instalarse ni mirar atrás

Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Lo esencial. Nada hay más importante o decisivo. Precisamente por eso, Lucas describe tres pequeñas escenas para que las comunidades que lean su evangelio, tomen conciencia de que, a los ojos de Jesús, nada puede haber más urgente e inaplazable.
Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión:
¿Qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?
Primera escena
Uno de los que le acompañan se siente tan atraído por Jesús que, antes de que lo llame, él mismo toma la iniciativa: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza».
Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es «vivir de camino», sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Una Iglesia menos poderosa y más vulnerable no es una desgracia. Es lo mejor que nos puede suceder para purificar nuestra fe y confiar más en Jesús.
Segunda escena
Otro está dispuesto a seguirle, pero le pide cumplir primero con la obligación sagrada de «enterrar a su padre». A ningún judío puede extrañar, pues se trata de una de las obligaciones religiosas más importantes. La respuesta de Jesús es desconcertante: «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios».
Abrir caminos al reino de Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los «muertos», que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.
Tercera escena
A un tercero que quiere despedir a su familia antes de seguirlo, Jesús le dice: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Trabajar en el proyecto del Padre pide dedicación total, confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras los pasos de Jesús.
13 Tiempo ordinario - C
Lucas 9,51-62
26 de junio 2016

sábado, 25 de junio de 2016

Te escucho, Señor

Te escucho, Señor, llamándome y prometiéndome tu paz, aun cuando yo esté todavía atrapada en los placeres y vanidades de este mundo. Pero tú deseas tanto que te ame, y procure la paz de tu compañía, que, de un modo u otro, no me dejas de llamar. 
Tú me has esperado ansiosamente muchos días, y aun muchos años. He sido, lo sé, lenta para responder, inhábil y poco dispuesta para cumplir enseguida tus mandatos. 
Pero no debo desconsolarme si tú puedes encontrar en mi corazón perseverancia y deseos de responder a tu llamado de paz. 
Porque si te tengo a ti, mi Dios, nada me faltará. Sólo tú bastas.

viernes, 24 de junio de 2016

Construir murallas

Hay murallas que surgen en nuestra vida sin apenas darnos cuenta, son murallas que con frecuencia construimos nosotros mismos, en otras ocasiones las construyen los otros impidiéndonos atravesarlas para  llegar a ellos.
Construyo murallas dentro de mí cuando me cierro en mi mismo debilitando todas las posibilidades que Dios me concede para darme a los otros con gratuidad.
Construyo murallas cuando impido a los demás pasar la frontera de lo que simplemente ven sin dejarles pisar, aunque sea un poco, algo de mi tierra sagrada.
Construyo murallas cuando no dejo a nadie adentrarse en "mi terreno", dificultando con esto un conocimiento mayor de lo que soy y vivo.
Las murallas nunca unen, por el contrario, dividen y separan.
No construyamos una muralla dentro de nosotros mismos, no demos paso al rencor, al aislamiento ni a la soledad.
Abramos nuestras puertas al amor, a la compañía, a la amistad y al darnos a conocer.
Solo desde el conocimiento personal, desde el deseo de caminar por espacios abiertos, podremos vencer y destruir esas murallas que nos impiden llegar a los otros y... que los otros lleguen a nuestra vida.

Encar_AM

miércoles, 22 de junio de 2016

A veces hay que esperar


A veces hay que esperar,
porque las palabras tardan
y la vida suspende su fluir.
A veces hay que callar,
porque las lágrimas hablan
y no hay más que decir.
A veces hay que anhelar
porque la realidad no basta
y el presente no trae respuestas.
A veces hay que creer,
contra la evidencia
y la rendición.
A veces hay que buscar,
justo en medio de la niebla,
donde parece más ausente la luz.
A veces hay que rezar
aunque la única plegaria posible
sea una interrogación.
A veces hay que tener paciencia
y sentarse junto a las losas,
que no han de durar eternamente.
  • José María R. Olaizola, sj

martes, 21 de junio de 2016

Si quieres saber quién soy yo

“Si quieres saber quién soy yo, no me preguntes dónde vivo, o lo que me gusta comer, o cómo me peino; pregúntame, más bien, por lo que vivo, detalladamente, y pregúntame si lo que pienso es dedicarme a vivir plenamente aquello para lo que quiero vivir”.
Lo escribe Thomas Merton en “Mi argumento ante la Gestapo”
No vale la pena deambular por este mundo de forma descontrolada y andar como perro perdido sin collar.
Es conveniente reconocer la necesidad de buscarnos a nosotros mismos; de ahondar en ese mundo interior que nos revela que hay algo que inquieta, que preocupa, que desconcierta.
Es conveniente, y necesario, dar al factor “trascendencia” la importancia que se merece. Tener en cuenta el impacto que puede tener en nuestra vida. Afrontarlo desde el convencimiento de que es una señal de madurez.
Alejandro Córdoba

lunes, 20 de junio de 2016

Papa Francisco y la Familia, en el año de la Misericordia: actos especiales: Santo Rosario y Sacramento de la Reconciliación


            En este Año Santo, todos los días a las 6:30 p.m. se reza el rosario en la Plaza de San Pedro. Allí, diversas parroquias de Roma, institutos religiosos, confraternidades, entre otros, se reunirán para rezar.

            La razón nos la da el Papa en la bula de convocatoria: “nadie,  como María, ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina, porque participó íntimamente en el misterio de su amor.

Sabemos que la misericordia se obtiene, entre otros medios, a través de la confesión y la conversión. Por esta razón el Papa Francisco ha querido que el sacramento de la reconciliación tenga un espacio especial para la peregrinación jubilar. Siempre ha de haber,  durante este tiempo, confesores disponibles en el llamado Brazo de Carlo Magno, al costado de la Basílica de San Pedro.

Además ha de haber “misioneros de la misericordia a los que cualquier obispo podrá invitar, en su diócesis, para confesar y absolver de los pecados que normalmente están reservados a la Sede Apostólica como son los de la profanación de la Eucaristía, y los pecados relacionados con el aborto, sin necesidad de recurrir al obispo.

En conclusión, éste es un jubileo que incluye, en las celebraciones de San Pedro, el rosario y la confesión sacramental como dos medios sencillos para obtener la indulgencia plenaria, siguiendo aquella Divina Misericordia que San Juan Pablo II aprendió a amar con Santa Faustina Kowalska, y que hace que todo jubileo sea un verdadero momento de gracia para toda la Iglesia y todo el Pueblo de Dios.

                                                                                  Fernando

domingo, 19 de junio de 2016

¿Creemos en Jesús?

Las primeras generaciones cristianas conservaron el recuerdo de este episodio evangélico como un relato de importancia vital para los seguidores de Jesús. Su intuición era certera. Sabían que la Iglesia de Jesús debería escuchar una y otra vez la pregunta que un día hizo Jesús a sus discípulos en las cercanías de Cesárea de Filipo: «Vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Si en las comunidades cristianas dejamos apagar nuestra fe en Jesús, perderemos nuestra identidad. No acertaremos a vivir con audacia creadora la misión que Jesús nos confió; no nos atreveremos a enfrentarnos al momento actual, abiertos a la novedad de su Espíritu; nos asfixiaremos en nuestra mediocridad.
No son tiempos fáciles los nuestros. Si no volvemos a Jesús con más verdad y fidelidad, la desorientación nos irá paralizando; nuestras grandes palabras seguirán perdiendo credibilidad. Jesús es la clave, el fundamento y la fuente de todo lo que somos, decimos y hacemos. ¿Quién es hoy Jesús para los cristianos?
Nosotros confesamos, como Pedro, que Jesús es el «Mesías de Dios», el Enviado del Padre. Es cierto: Dios ha amado tanto al mundo que nos ha regalado a Jesús. ¿Sabemos los cristianos acoger, cuidar, disfrutar y celebrar este gran regalo de Dios? ¿Es Jesús el centro de nuestras celebraciones, encuentros y reuniones?
Lo confesamos también «Hijo de Dios». Él nos puede enseñar a conocer mejor a Dios, a confiar más en su bondad de Padre, a escuchar con más fe su llamada a construir un mundo más fraterno y justo para todos. ¿Estamos descubriendo en nuestras comunidades el verdadero rostro de Dios encarnado en Jesús? ¿Sabemos anunciarlo y comunicarlo como una gran noticia para todos?
Llamamos a Jesús «Salvador» porque tiene fuerza para humanizar nuestras vidas, liberar nuestras personas y encaminar la historia humana hacia su verdadera y definitiva salvación. ¿Es esta la esperanza que se respira entre nosotros? ¿Es esta la paz que se contagia desde nuestras comunidades?
Confesamos a Jesús como nuestro único «Señor». No queremos tener otros señores ni someternos a ídolos falsos. Pero ¿ocupa Jesús realmente el centro de nuestras vidas? ¿Le damos primacía absoluta en nuestras comunidades? ¿Lo ponemos por encima de todo y de todos? ¿Somos de Jesús? ¿Es él quien nos anima y hace vivir?
La gran tarea de los cristianos es hoy aunar fuerzas y abrir caminos para reafirmar mucho más la centralidad de Jesús en su Iglesia. Todo lo demás viene después.
12 Tiempo ordinario - C (Lucas 9,18-24)
19 de junio 2016
José Antonio Pagola

sábado, 18 de junio de 2016

Los sueños que sanan

Hay que tener alma de soñador. Hay que imaginar mundos mejores, para después imaginar la forma de construirlos. Hay que intuir novedad, mejora, una humanidad más plena. De noche uno imagina. Sueña despierto, en esa última hora antes de quedar dormido. Todo parece más fácil, posible, cierto. Y aunque luego, con la luz del día, los contornos se vuelven más reales y las metas más difíciles, ¿por qué no mantener encendida la llama de la esperanza? ¿Por qué limitarse a arrastrar los días cuando podemos elevarnos y mirar desde una altura hecha de evangelio, de bienaventuranza y de la bondad humana?
¿Cuáles son tus sueños en este momento de la vida?


viernes, 17 de junio de 2016

La memoria que duele

En ocasiones andamos un poco mustios. Evocamos lo vivido. Nos encerramos en historias que se convierten en prisión y no nos dejan seguir adelante. ¿No te ha pasado nunca? Una relación que se atravesó. Un mal amor. Una herida que no sabes cómo hacer que cicatrice. Un fracaso personal del que cuesta levantarse. Un pasado glorioso que brilla más con la memoria, porque la memoria tiene esa capacidad de mitificar… A veces hay que aprender a recoger los pedazos y recomponerlos. Mirarse con ternura. Agradecer lo vivido, pero dejarlo marchar. Y sonreírse, a uno mismo, y al futuro. Para salir de las celdas innecesarias. Porque la vida siempre espera más adelante.
¿Hay alguna memoria que te apresa?
¿Qué podrías hacer para dejarla marchar?

jueves, 16 de junio de 2016

De memorias y sueños

Algo que nos hace muy humanos es la posibilidad de imaginar diversas situaciones, aunque no las hayamos vivido ni las vayamos a experimentar; la conciencia que tenemos del tiempo; la capacidad, no solo de recordar el pasado –dicen que los elefantes también tienen memoria- sino de soñar futuros. A veces los recuerdos, y las expectativas, nos duelen. Otras veces nos ilusionan. En ocasiones, mirando al pasado, nos vence la nostalgia, pero otras es memoria agradecida. En cuanto al futuro, puede ocurrir que veamos un horizonte radiante, que entusiasma y anima. O una nube amenazante. Y, con todo, qué triste sería no poder evocar lo vivido ni anticipar lo que está por venir. Qué triste sería no poder imaginar futuros. Y trabajar por ellos.

miércoles, 15 de junio de 2016

CONVIVENCIA ACAMPADA FIN DE CURSO

El pasado domingo día 12 de junio, los Equipos del Sector de Palencia y Salamanca celebramos el tradicional encuentro-acampada de fin del curso 2015/2016.

A tal fin, unos en el autobús fletado por el Sector y otros pos su propios medios, nos desplazamos hasta la Ermita de Nuestra Señora de Castilviejo en Medina de Rioseco, para, en tan bello entorno celebrar esta convivencia de finalización de este Curso.

Acudimos casi medio centenar de personas que en un ambiente de alegría, amistad y genuinamente ENS participamos en una muy intensa  y emotiva Eucaristía, oficiada por el Consiliario del Equipo 15, D. Antonio García Redondo.

También compartimos mesa y mantel y dimos buena cuenta de una sabrosa paella y otros acompañamientos en un clima de camaradería y cercanía.

Tras los postres y el café , sabrosas tertulias y alguna buena partida de mus hasta que se hizo la hora de visitar el museo de la capilla y, como no, de dar gracias y despedirnos de Nuestra Señora de los Equipos con nuestro canto del Magnificat.

Ya para finalizar alegres despedidas para desearnos buen verano y citarnos para el próximo curso.  



J. y C.

ÁLBUM FOTOGRÁFICO:



















martes, 14 de junio de 2016

Luz en la oscuridad

"Una carga, por pequeña que sea, cuando se lleva solo y en soledad puede destruirnos, pero cuando se lleva como parte de la carga de Dios entonces nos puede dar nueva vida. Este es el gran misterio de nuestra fe".

"Jesús quiere mostrarnos su gloria para que en los momentos de dudas, desesperación o angustia podamos agarrarnos a esa experiencia. Cuando prestemos atención a la luz que brilla en nuestro interior y a nuestro alrededor, iremos viendo cada vez más esa luz e incluso podremos llegar a ser luz para otros".

Henri NOUWEN

lunes, 13 de junio de 2016

Papa Francisco y la Familia en el Año de la Misericordia: vivir con María la alegría del encuentro con Cristo.



              Alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo, ya que, María es llamada en primer lugar a regocijarse por todo lo que el Señor ha hecho en ella. La gracia de Dios la ha envuelto, haciéndola digna de convertirse en la madre de Cristo.
   En este año de la Misericordia, se nos invita a vivir, con María, la
Cuando Gabriel entra en su casa, hasta el misterio más profundo que va más más allá de la capacidad de la razón, se convierte para ella en motivo de alegría, de fe y de abandono a la palabra que se revela.
Es que la plenitud de la gracia puede transformar el corazón, y lo hace capaz de realizar un acto tan grande, que puede cambiar la historia de la humanidad.
El Señor nos presenta, pues, a María como la expresión de la grandeza del amor Dios, puesto que Él no es sólo quien perdona el pecado, sino que en María llega a prevenir la culpa original, que todo hombre lleva en sí, cuando viene a este mundo. Es el amor de Dios el que previene, anticipa y salva.
Sin embargo, siempre existe la tentación de la desobediencia, que se expresa en el deseo de organizar nuestra vida independientemente de la voluntad de Dios. Es ésta la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para oponerlos al diseño de Dios, ya que la historia del pecado solamente se puede comprender a la luz del amor que perdona.
Si todo quedase relegado al pecado, seríamos los más desesperados entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo integra todo en la misericordia del Padre.
               
Hay que insistir en que el Jubileo de la Misericordia es también un don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Por eso, será un año para crecer en la convicción de la misericordia.
Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia, cuando se afirma, sobre todo, que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia.
Sí, es precisamente así. Debemos anteponer la misericordia al juicio y, en todo caso, el juicio de Dios será siempre a la luz de su misericordia. Así, atravesar la Puerta Santa, por lo tanto, nos hace sentir partícipes de este misterio de amor.

Recordemos al concilio Vaticano II ya que fue un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. Un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de los escollos que durante muchos años la habían recluido en sí misma, para retomar con entusiasmo el camino misionero.  Un impulso misionero, por lo tanto, que después de estas décadas seguimos retomando con la misma fuerza y el mismo entusiasmo.
El Jubileo nos provoca esta apertura y nos obliga a no descuidar el espíritu surgido en el Vaticano II, el del samaritano, como recordó el beato Pablo VI en la Conclusión del concilio. Cruzar hoy la Puerta Santa nos compromete a hacer nuestra, la misericordia del Buen Samaritano”. Que así sea.

                                                                              Fernando

domingo, 12 de junio de 2016

No apartar a nadie de Jesús

Según el relato de Lucas, un fariseo llamado Simón está muy interesado en invitar a Jesús a su mesa. Probablemente, quiere aprovechar la comida para debatir algunas cuestiones con aquel galileo, que está adquiriendo fama de profeta entre la gente. Jesús acepta la invitación: a todos ha de llegar la Buena Noticia de Dios.
Durante el banquete sucede algo que Simón no ha previsto.Una prostituta de la localidad interrumpe la sobremesa, se echa a los pies de Jesús y rompe a llorar. No sabe cómo agradecerle el amor que muestra hacia quienes, como ella, viven marcadas por el desprecio general. Ante la sorpresa de todos, besa una y otra vez los pies de Jesús y los unge con un perfume precioso.
Simón contempla horrorizado la escena. ¡Una mujer pecadora tocando a Jesús en su propia casa! No lo puede soportar: aquel hombre es un inconsciente, no un profeta de Dios. A aquella mujer impura habría que apartarla rápidamente de Jesús.
Sin embargo, Jesús se deja tocar y querer por la mujer. Ella le necesita más que nadie. Con ternura especial le ofrece el perdón de Dios, luego la invita a descubrir dentro de su corazón una fe humilde que la está salvando. Jesús solo le desea que viva en paz: «Tus pecados te son perdonados… Tu fe te ha salvado. Vete en paz».
Los evangelios destacan la acogida y comprensión de Jesús a los sectores más excluidos por casi todos de la bendición de Dios: prostitutas, recaudadores, leprosos… Su mensaje es escandaloso: los despreciados por los hombres más religiosos tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios. La razón es solo una: son los más necesitados de acogida, dignidad y amor.
Algún día tendremos que revisar, a la luz de este comportamiento de Jesús, cuál es nuestra actitud en las comunidades cristianas ante ciertos colectivos como las mujeres que viven de la prostitución o los homosexuales y lesbianas cuyos problemas, sufrimientos y luchas preferimos casi siempre ignorar y silenciar en el seno de la Iglesia, como si para nosotros no existieran.
No son pocas las preguntas que nos podemos hacer:
¿Dónde pueden encontrar entre nosotros una acogida parecida a la de Jesús?
¿A quién le pueden escuchar una palabra que les hable de Dios como hablaba él?
¿Qué ayuda pueden encontrar entre nosotros para vivir su condición sexual desde una actitud responsable y creyente?
¿Con quiénes pueden compartir su fe en Jesús con paz y dignidad?
¿Quién es capaz de intuir el amor insondable de Dios a los olvidados por todas las religiones?

sábado, 11 de junio de 2016

No detengas tu paso

Piensa que cada día es el más
importante y entrégale tu fuerza
y tus deseos.

Lo que hoy no conseguiste, con ánimo y
cariño podrás lograr mañana.

No bajes la mirada, y habrá
siempre una estrella,
un sueño que seguir, una esperanza.

Sí alguna vez tu sueño se derrumba
busca un poco de luz en tu ventana,
prométete a ti mismo un arco iris
y vuelve a comenzar.

No te detengas, construye nuevos
sueños.

Piensa siempre que en tu camino
nada es imposible.

Encar_AM

viernes, 10 de junio de 2016

Ayúdame a ponerme en camino

Ayúdame a ponerme en camino
aunque, el horizonte, me parezca oscuro,
aunque la recompensa, ante el mundo, sea estimada en nada
aunque falten fuerzas y no existan recursos
aunque muchos piensen que, lo que traigo,
no es nada o muy poco.

Ayúdame a ponerme en camino
dejando a un lado lo que me paraliza,
dejando a un lado lo que me esclaviza,
dejando a un lado lo que divide en dos mi corazón,
dejando a un lado lo que dificulta el pregonarte.

Ayúdame a ponerme en camino,
sin sacar excusas, cuando no recojo fruto,
sin sacar excusas, cuando me falta el aliento,
sin sacar excusas, cuando no soy aplaudido,
sin sacar excusas, cuando no soy reconocido.

Ayúdame Señor a ponerme en camino,
desprendiéndome de todo aquello que materialmente no me sirve,
desprendiéndome de mí mismo,
desprendiéndome de las muletas de la vergüenza o la cobardía,
desprendiéndome de todo prestigio personal para hacerte presente.

Ayúdame Señor, a ponerme en camino,
poniendo tu mano, sobre los enfermos,
anunciando tu reino, sobre los abatidos,
llevando tu Buena Noticia, sobre los pesimistas,
alimentando con tu Palabra, a los muertos espiritualmente,
alimentando con tu Eucaristía, a los débiles por el pan del mundo.