domingo, 31 de mayo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY

Lo esencial del Credo


A lo largo de los siglos, los teólogos cristianos han elaborado profundos estudios sobre la Trinidad. Sin embargo, bastantes cristianos de nuestros días no logran captar qué tienen que ver con su vida esas admirables doctrinas. Al parecer, hoy necesitamos oír hablar de Dios con palabras humildes y sencillas, que toquen nuestro pobre corazón, confuso y desalentado, y reconforten nuestra fe vacilante. Necesitamos, tal vez, recuperar lo esencial de nuestro credo para aprender a vivirlo con alegría nueva.
«Creo en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra». No estamos solos ante nuestros problemas y conflictos. No vivimos olvidados, Dios es nuestro «Padre» querido. Así lo llamaba Jesús y así lo llamamos nosotros. Él es el origen y la meta de nuestra vida. Nos ha creado a todos solo por amor, y nos espera a todos con corazón de Padre al final de nuestra peregrinación por este mundo. Su nombre es hoy olvidado y negado por muchos. Nuestros hijos se van alejando de él, y los creyentes no sabemos contagiarles nuestra fe, pero Dios nos sigue mirando a todos con amor. Aunque vivamos llenos de dudas, no hemos de perder la fe en un Dios Creador y Padre pues habríamos perdido nuestra última esperanza.
«Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor». Es el gran regalo que Dios ha hecho al mundo. Él nos ha contado cómo es el Padre. Para nosotros, Jesús nunca será un hombre más. Mirándolo a él, vemos al Padre: en sus gestos captamos su ternura y comprensión. En él podemos sentir a Dios humano, cercano, amigo. Este Jesús, el Hijo amado de Dios, nos ha animado a construir una vida más fraterna y dichosa para todos. Es lo que más quiere el Padre. Nos ha indicado, además, el camino a seguir: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo». Si olvidamos a Jesús, ¿quién ocupará su vacío?, ¿quién nos podrá ofrecer su luz y su esperanza?
«Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida». Este misterio de Dios no es algo lejano. Está presente en el fondo de cada uno de nosotros. Lo podemos captar como Espíritu que alienta nuestras vidas, como Amor que nos lleva hacia los que sufren. Este Espíritu es lo mejor que hay dentro de nosotros.
José Antonio Pagola
Santísima Trinidad - B
(Mateo 28,16-20)
31 de mayo 2015

sábado, 30 de mayo de 2015

Mi Dios y mi todo

Uno de los grandes temas de las canciones románticas es expresar cómo el otro o la otra se convierten en absoluto para quien está enamorado. Entonces, la balada de turno dice que «Sin ti no soy nada», o que «Si tú no estás aquí me falta el aire», y quiere expresar una idea real, la dependencia, la necesidad, la comprensión de la propia vida en referencia a los otros. De alguna manera, con Dios ocurre algo así. No es que haya que hablar de Dios con el lenguaje romántico o de los enamorados. Probablemente hay formas más sobrias y otras más expansivas, hay quien es más frío y quien es más apasionado en la forma de hablar, también, de Dios.

Pero sí tenemos un reto por delante: Hacer que Dios sea el que le des sentido a Todo.

Que Dios sea, de alguna manera, el que te permita poner nombre a las historias buenas y a las malas, procesar los errores, pintar el horizonte hacia el que uno quiere caminar.

viernes, 29 de mayo de 2015

Vivir en serio

Pero no con la seriedad de un semblante sombrío, ni con falta de alegría. Vivir –o tomarse la vida– en serio, es saber que nuestro tiempo es valioso. Que es mejor amar que odiar, y es mejor dar(se) que ahorrarse para nada. Es elegir algunas causas por las que dejarse la piel, batallas que te quiten el sueño, que te suban al cielo, que te arranquen sonrisas y te llenen de anhelo. Hay tantas facetas en cada historia donde podemos ponerlo todo en juego: el estudio, el trabajo, el amor, la familia, el cansancio, el descanso…

jueves, 28 de mayo de 2015

La marea

·        
Un océano y dos mares, desde tres playas diferentes. Las playas, colocadas en dos países distintos. Simples escenarios puntuales en mi escueta vida como jesuita. Y siempre, contemplando, completamente atónito. Como embobado. Tanta agua, ¡tantísima agua! Y toda ella sobre un fondo, marino -anchísimo y espacioso-, que la acoge y la acuna. Cada gota es mar, sin exclusión. Grandioso y trepidante, tan fascinante como inabarcable. Pero todo el mar no lo veo, pues el horizonte se empeña en limitar mi mirar, mi mirar el mar. Pero todo cuanto diviso -que es poco en realidad- provoca de nuevo, y sistemáticamente, la misma curiosidad: “¿Qué encierras, mar, que no lo cuentas?” Como respuesta, la confirmación de una convicción: “El mar guarda un secreto inconfesable”. Y más: “Aunque deseara transmitirlo, no sabría yo interpretarlo”.

Y de ese “yo” participa lo humano, simplemente por no ser sólo (una) gota. Sin embargo, no hay incomunicación: hay marea. ¡Existen las mareas!, y el mar recurre a ellas para contactar con las mujeres y los hombres de sus playas y calas. La marea sube y baja, las olas vienen y van. Resulta que la tempestad precede a la calma, que la calma preocupa cuando es “chicha” y que con oleaje se disfruta más. La vida del mar me comunica la vida de Dios. Un Dios de Vida, con más fondo que superficie. Toca mojarse, para después remojarse. Bucear en los compromisos, navegar sobre las decisiones. Otear las opciones, surfear los imprevistos…

Pero, antes de adentrarse completamente… ¡la marea!. La marea marca el límite entre el mar y la tierra. Pero es límite inestable y dinámico, algo travieso. Continuamente va cambiando. Cuando baja la marea, el agua se aleja. Se retrae el mar y la arena permanece seca. Entonces, el hombre percibe a Dios distanciado pero, en realidad, está muy cerca. Apenas unos pocos metros, o quizá unos pocos más. Basta aproximarse y, de nuevo, ya otra vez en el mar. Pero otras veces, la marea sube y el agua llega. La ola se desparrama con generosidad y su arena se humedece. Inundado queda cada diminuto grano. Regresa Dios al hombre sin haberse ido nunca. Nunca antes Dios y Su hombre tan juntos. Nunca mejor el hombre y su Dios en contacto. Y no por ello menos inestable. Y no por ello estático.

Así las mociones, con su colección de motivaciones e intenciones. Semejante es el recorrido espiritual, tanto en los tramos aparentemente secos de Dios como en las huellas estampadas claramente en su humedad. Y es que Dios moja… ¡pero no ahoga! Considera el mar. Vive tu porción de playa. Sé su arena. Porque Dios no marea, sino que… ¡también puede ser marea! Y, precisamente así, fluye Dios. Y te (in)fluye.


·         Alberto Fernández del Palacio, sj

miércoles, 27 de mayo de 2015

La beatificación, las elecciones y el referéndum


Tres noticias, tres historias. Cada una de ellas digna de un fin de semana de Pentecostés: Primero, la beatificación de Monseñor Romero, tantos años después de su asesinato. Segundo, la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda tras un referéndum en el que la propuesta ha sido respaldada por un 62% de la población, muchos de ellos católicos. Tercero, la expresión de la voluntad popular en una democracia que genera un escenario nuevo, en el que el diálogo será imprescindible.

¿Por qué juntar las tres noticias? Por que en los tres casos se trata de cuestiones que llevan a posicionarse. Cuestiones en las que habrá alineamientos a favor, mientras otras personas se expresarán disconformes. Por distintos motivos.

En el lado del sí, estarán los que ven en la beatificación el reconocimiento de un martirio y de una vida ejemplar al servicio de la fe y la justicia. Los que entienden que la realidad de las personas homosexuales requiere un camino concreto y valiente hacia la igualdad. Los que están encantados con el fin del bipartidismo y las mayorías absolutas, considerando que la necesidad de pactar es siempre una mejor garantía de calidad democrática. En el lado del no, quienes cuando hablan de Romero consideran que se trata de política y no de evangelio. Quienes sostienen que la homosexualidad es un problema. Y quienes pondrán el grito en el cielo, lamentando que vayan a gobernar listas perdedoras o que pueda haber un cambio de prebendas como si fueran cromos en un patio de colegio.


"Sí" contra "No". He ahí la lógica de Babel, aquel lugar bíblico donde los hombres dejaron de entenderse y se alejaron unos de otros, porque habían intentado alcanzar el cielo y se encontraron con su propia limitación. Podemos convertir los escenarios de hoy en nuevas "babeles" llenas de gritos, descalificaciones y hashtags enfrentados.Pero la lógica de Pentecostés, ese momento en el que hombres que hablaban lenguas distintas se redescubrieron, podría darnos una perspectiva diferente. Tal vez necesitemos hacer de la diferencia oportunidad, de la diversidad virtud, de la alteridad, una ocasión para tratar de escuchar y entender si el otro tiene motivos. Evidentemente, esto no significa que siempre lleguemos a lugares comunes. Es muy posible el desacuerdo radical. No todo el mundo tiene razón, y tratar de llegar a la verdad implica una disposición a desenmascarar, por el camino, lo falso. Pero lo que no puede faltar en el intento es la capacidad de escuchar, de reflexionar y de tratar de comprender las batallas ajenas. Que de las propias, vamos sobrados.

José María R. Olaizola sj

martes, 26 de mayo de 2015

Con el tiempo...

Con el tiempo... aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.
Y aprendes que el amor no significa apoyarte en alguien y que la compañía no significa seguridad.
Con el tiempo.. empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.
Y aceptas tus derrotas con la cabeza en alto, con los ojos bien abiertos, con la compostura de una mujer y no con el rostro afligido de una niña.
Con el tiempo.. aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Y aprendes que incluso los agradables rayos de sol queman, si te expones demasiado a ellos.
Por lo tanto... siembra tu propio jardín y adorna tu propia alma, en vez de esperar
que alguien te traiga flores.
Y así aprenderás que puedes sobrellevarlo todo, que en verdad eres fuerte,vales mucho
y que cada mañana llega un nuevo amanecer.

lunes, 25 de mayo de 2015

El compromiso con la libertad religiosa

Ante los 200 millones de bautizados que sufren persecución en el mundo, la difusión y la denuncia que se hace en los medios de comunicación de losataques a la libertad religiosa me sabe a poco.
Si creemos en los derechos fundamentales y de verdad somos demócratas no podemos pasar por alto los atropellos sufridos por muchas minorías religiosas en el mundo.
No debemos consentir el silencio culpable de muchos medios generalistas. Y mucho menos el escaso protagonismo que le dan algunos medios religiosos.
Sí debemos rebelarnos contra la indiferencia de la comunidad internacional, especialmente la de Occidente.
Sí debemos apoyar la labor de denuncia, presión y concienciación que realizan algunas asociaciones ciudadanas.
En el nuevo escenario mundial ha irrumpido con fuerza la creciente amenaza delfundamentalismo islámico, que está sofocando a las minorías religiosas en África, Asía y Oriente Medio. En este último caso los cristianos han pasado de ser un 20% a menos del 4% en los últimos 100 años.
Recientemente Javier Menéndez Ros, director de la Fundación de la Santa Sede Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), compareció ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados. Allí pidió a los políticos españoles y a la sociedad un mayor compromisocon los cristianos que sufren persecución a causa de su fe.
Desde las instituciones gubernamentales ese compromiso se debe explicitar en resoluciones acompañadas de medidas eficaces para presionar a los países que no respetan la libertad religiosa.
Desde los ámbitos religiosos: parroquias, movimientos, comunidades y medios de comunicación, ese compromiso debe ser mucho más cercano, vivo y activo. A través de la información, la oración y la ayuda para el sostenimiento de la Iglesia perseguida.
Alejandro Córdoba

domingo, 24 de mayo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY

Invocación al Espíritu



Ven, Espíritu Santo. Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante. Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios, nuestro Padre, a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.
Ven, Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.
Ven, Espíritu Santo. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.
Ven, Espíritu Santo. Purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.
Ven, Espíritu Santo. Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y, sobre todo, las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía, su comprensión y solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y Señor.
Ven, Espíritu Santo. Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno, más amable y dichoso, abriendo caminos al reino de Dios.
José Antonio Pagola
Pentecostés - B
(Juan 20,19-23)
24 de mayo 2015

sábado, 23 de mayo de 2015

Concédeme tus dones



Señor,
dame luz para ver con claridad lo que me conviene hacer,
dame sabiduría para distinguir lo efímero y lo necesario,
dame ternura para que todo me resulte agradable,
dame vigor para afrontar las dificultades y las dudas,
dame constancia para poner en orden mis sentimientos,
dame sensibilidad para detectar el bien en los demás,
dame un corazón agradecido para poder vivir con alegría,
dame serenidad para acoger todos con gozo,
dame capacidad de escucha y atención para aceptar  comprender,
dame voluntad de dar cariño y manifestar satisfacción al recibirlo,
dame entusiasmo para vivir con un corazón abierto,
dame la gracia de sembrar ánimo en el encuentro con otros,
dame, Señor, tu Espíritu con esas semillas de tu vida.

jueves, 21 de mayo de 2015

Espíritu de Paz

Estamos cansados de violencias y de guerras. Señor, te pedimos el Espíritu de la Paz.
Queremos ser hombres de paz, de paz interior, apoyados en ti; de paz con nuestros hermanos y con nuestros enemigos. Queremos luchar contra la paz falsa, cuando sólo sea la tranquilidad de unos pocos. No queremos 'que nos dejen en paz' ni buscar la paz metidos en un agujero. No renunciamos a trabajar porque la paz se pueda vivir en la calle y en la fábrica, en la plaza y en la Iglesia. Danos el Espíritu de los pacíficos, de los que no usan la violencia, de los que perdonan y hacen las paces.
No nos sirve un futuro sin paz o con la paz amenazada por las armas. No aceptamos las pro-mesas de una paz levantada sobre hombres sometidos por el peso de estructuras o de esta-dos. Esperamos la paz de los hombres libres, y queremos hoy ir construyéndola respetando la libertad de cada uno y apoyando la paz de todos.
Buscamos la paz que no es pasotismo ni indiferencia por los problemas del hermano Queremos la paz que trae la justicia, porque la otra no es paz sino mentira, violencia callada que oprime y margina. Queremos la paz de Jesús, no la que nos da el mundo, sino la de hablar con libertad y compartir el pan con los hermanos. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

​¿Por qué mayo es el mes de la Virgen María?


Millones de personas participan durante el mes de mayo en romerías a santuarios marianos, rezan oraciones especiales a la Virgen y le hacen regalos, tanto espirituales como materiales.
 
Dedicar el mes de mayo –también llamado mes de las flores- a María es una devoción popular arraigada desde hace siglos: con su poesía Ben vennas Mayo de las Cantigas de Santa María, Alfonso X el Sabio nos revela que ya existía en la Edad Media, al menos en España.
 
La Iglesia la ha alentado, por ejemplo concediendo indulgencias plenarias especiales y con referencias en algunos documentos del Magisterio, como la encíclica Mense Mayo de Pablo VI en 1965.
 
“El mes de mayo nos estimula a pensar y a hablar de modo particular de Ella –constataba san Juan Pablo II en una audiencia general al empezar el mes de mayo en 1979-. En efecto, este es su mes. Así pues, el período del año litúrgico, [Resurrección], y el corriente mes llaman e invitan nuestros corazones a abrirse de manera singular a María”.
 
¿Pero por qué este mes, si otros contienen fiestas litúrgicas más destacadas dedicadas a María? El beato cardenal John Henry Newman ofrece varias razones en su libro póstumo Meditaciones y devociones.
 
“La primera razón es porque es el tiempo en el que la tierra estalla en tierno follaje y verde pastos, después de las severas heladas y nieves del invierno, y la cruda atmósfera y el viento salvaje y las tempranas lluvias de la primavera”, escribe desde un país del hemisferio norte.
 
“Porque los retoños brotan en los árboles y las flores en los jardines. Porque los días se vuelven largos, el sol nace temprano y se pone tarde –añade-. Porque semejante alegría y júbilo externo de la Naturaleza es el mejor acompañante de nuestra devoción a Aquella que es la Rosa Mística y Casa de Dios”.
 
¿Pero y si el mes de mayo trae cada día un rayo, como dice el refrán? “Aun así,
nadie puede negar que al menos sea el mes de la promesa y de la esperanza –responde el eclesiástico inglés-. Aunque el tiempo sea malo, es el mes que inicia y preludia el verano”.
 
“Mayo es el mes, si no de la consumación, al menos de la promesa, ¿no es este el sentido en el que más propiamente recordamos a la Santísima Virgen María, a quien dedicamos el mes?”, plantea en su obra, publicada en 1893.
 
Algunos autores como Vittorio Messori ven en esta manifestación de religiosidad popular una cristianización más de una celebración pagana: la dedicación del mes de mayo a las diosas de la fecundidad: en Grecia, a Artemisa; en Roma, a Flora. De hecho, mayo debe su nombre a la diosa de la primavera Maia.
 
Además, en algunos países durante el mes de mayo se celebra el Día de la Madre, y el recuerdo y los obsequios se elevan muchas veces también a la del cielo.
 
Para muchos, mayo es el mes más bello como María es la mujer más bella, el mes más florido que conduce el corazón hasta ella, Palabra hecha flor.

martes, 19 de mayo de 2015

Presentan el logo del Jubileo de la Misericordia


El logo del Jubileo de la Misericordia «constituye un compendio teológico de la misericordia y del lema que lo acompaña». Así lo ha asegurado hoy el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Salvatore Fisichella, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, al presentar el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que tendrá lugar del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.

«El logo» ha afirmado Mons. Fisichella «constituye un compendio teológico de la misericordia y del lema que lo acompaña. Con el lema, tomado de Lucas 6,36, Misericordiosos como el Padre se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida».
«El logo -obra del jesuita Marko I. Rupnik- muestra al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, ya que indicaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención».

El dibujo se realizó de manera que se destaque el Buen Pastor que toca en profundidad la carne del hombre, y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida. Además, es inevitable notar un detalle particular: el Buen Pastor con extrema misericordia carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y éste lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, su propia humanidad y el futuro que lo espera, contemplando en su mirada el amor del Padre.

lunes, 18 de mayo de 2015

QUIERO TENER TACTO


Para buscar a Dios y no perderlo
Para distinguir el error de la verdad
Para no andar por caminos equivocados
QUIERO TENER TACTO
Como el de María, vivo e inquieto
Como el de María, humano y divino
Como el de María, sereno  y humillado
Como el de María, obediente y activo
QUIERO TENER TACTO
Sin dejar la tierra, tocar el cielo
Sin dejar el cielo, no olvidar la tierra
Sin dejar de ser hombre, no olvidar a Dios
Sin dejar a Dios, sentirme plenamente hombre
QUIERO TENER TACTO
Para comprender y ser comprendido
Para vivir y ayudar a vivir
Para levantarme y ayudar a levantar
Para creer y ayudar a creer
QUIERO TENER TACTO
Como el de María, para bendecir a Dios
Como el de María, para sentir a Jesús
Como el de María, para disfrutar al Espíritu
Como el de María, para acariciar la cruz
QUIERO TENER TACTO
Y, si por lo que sea, sólo tengo para las cosas del mundo
te pido, María, que des otra sensibilidad a mis manos.
Amén.
 Ave María
J.Leoz

domingo, 17 de mayo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY

Confianza y responsabilidad


Al evangelio original de Marcos se le añadió en algún momento un apéndice donde se recoge este mandato final de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». El Evangelio no ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus discípulos. Han de salir y desplazarse para alcanzar al «mundo entero» y llevar la Buena Noticia a todas las gentes, a «toda la creación».
Sin duda, estas palabras eran escuchadas con entusiasmo cuando los cristianos estaban en plena expansión y sus comunidades se multiplicaban por todo el Imperio, pero ¿cómo escucharlas hoy cuando nos vemos impotentes para retener a quienes abandonan nuestras iglesias porque no sienten ya necesidad de nuestra religión?
Lo primero es vivir desde la confianza absoluta en la acción de Dios. Nos lo ha enseñado Jesús. Dios sigue trabajando con amor infinito el corazón y la conciencia de todos sus hijos e hijas, aunque nosotros los consideremos «ovejas perdidas». Dios no está bloqueado por ninguna crisis.
No está esperando a que desde la Iglesia pongamos en marcha nuestros planes de restauración o nuestros proyectos de innovación. Él sigue actuando en la Iglesia y fuera de la Iglesia. Nadie vive abandonado por Dios, aunque no haya oído nunca hablar del Evangelio de Jesús.
Pero todo esto no nos dispensa de nuestra responsabilidad. Hemos de empezar a hacernos nuevas preguntas: ¿Por qué caminos anda buscando Dios a los hombres y mujeres de la cultura moderna? ¿Cómo quiere hacer presente al hombre y a la mujer de nuestros días la Buena Noticia de Jesús?
Hemos de preguntarnos todavía algo más: ¿Qué llamadas nos está haciendo Dios para transformar nuestra forma tradicional de pensar, expresar, celebrar y encarnar la fe cristiana de manera que propiciemos la acción de Dios en el interior de la cultura moderna? ¿No corremos el riesgo de convertirnos, con nuestra inercia e inmovilismo, en freno y obstáculo cultural para que el Evangelio se encarne en la sociedad contemporánea?
Nadie sabe cómo será la fe cristiana en el mundo nuevo que está emergiendo, pero, difícilmente será «clonación» del pasado. El Evangelio tiene fuerza para inaugurar un cristianismo nuevo.
José Antonio Pagola
Ascensión del Señor - B
(Marcos 16,15-20)
17 de mayo 2015

sábado, 16 de mayo de 2015

El jardinero

 Cuando pienso en la cercanía de Dios imagino unos brazos siempre a punto para remangarse, echar una mano y tocar la vida. Dios entra en este mundo, besa sus heridas, acompaña soledades y goza con nuestras alegrías. No le resulta ajena la vida pues conoce lo que significa ser hombre. No es un espectador sin más de la gran obra del mundo. Contempla pero también actúa.

Por esto me imagino a Dios como un jardinero y no como el señor de la tierra que se pasea y sólo se satisface con el deleite estético, ignorando lo que hace posible los olores y colores.

El jardinero sueña su jardín. Se ensucia las manos preparando el terreno donde sembrará, ilusionado, las semillas que previamente ha elegido. Proyecta los espacios, los conjuntos, las combinaciones de colores y de formas. Se preocupa por sus plantas, regándolas, podándolas, buscando el lugar idóneo para ellas, potenciándolas para que den su mejor fruto. 

Cuando una planta enferma, el dueño sólo encuentra en ella algo  que afea su apariencia. El jardinero, sin embargo, encuentra una oportunidad para la compasión. Busca la causa de su mal y la cuida hasta que se recupera. El jardinero conoce los ritmos y los tiempos de cada una de ellas. No las fuerza para que florezcan a la vez o para que tengan un rendimiento casi artificial. Tampoco se cansa de verlas y en cada temporada sabe encontrarles su novedad. 

El jardinero sabe que su trabajo es oculto y discreto. Cuando es el tiempo de esplendor de su obra,  se sitúa en segundo plano o desaparece para que otros pongan su atención en lo que para él es lo más importante, aquello a lo que dedica su tiempo y sus esfuerzos. Sabe además que a él corresponde mancharse las manos, pincharse con las espinas, llenarse de barro, aguantar encorvado las horas de frío o de sol. 

Cuando sus plantas no siguen adelante es él quien se lleva las decepciones, sufriendo el hueco que dejan. Podrá sustituirla por otra, pero no será la misma. Sabe, por tanto, que en su labor es imprescindible la paciencia, que por mucho que cuide sus plantas, no puede controlarlo todo. Él solo puede dar lo que tiene, velar por su crecimiento y protegerlas. 

Así imagino a Dios con las personas. Nos sueña y acompaña, se alegra y sufre, nos cuida y sabe respetar el libre caminar. Y, aunque a veces le demos la espalda, siempre nos espera con sus paternales brazos abiertos.

Oscar Cala sj

viernes, 15 de mayo de 2015

Se busca «Espíritu»

Índice del artículo
Se busca «Espíritu»
Ser personas espirituales
Ser testigos
¿Alguna vez has oído decir de alguien que no tiene ningún espíritu? Se usa para decir algo así como que es una persona desganada, desgarbada, que parece que le falte pasión, intensidad o vitalidad. Desde la fe, el espíritu es «el espíritu de Dios», esa presencia de lo divino en nuestras vidas, que se convierte en aliento, intuición, emoción o memoria viva. Ahora que nos acercamos a la fiesta de Pentecostés –la fiesta del espíritu– es, quizás, momento para hacernos conscientes de esa presencia, para pedirle a Jesús que nos envíe su espíritu y para dejar que esa fuerza viva de Dios en nosotros contagie y entusiasme al mundo.

jueves, 14 de mayo de 2015

¡QUIERO SER COMO TÚ, MARÍA!



Alegre, para que los que viven junto a mí sean más felices
Prudente, para que  mis palabras no causen heridas
Orante, para escuchar la voz del Señor
Sencillo, para no dejarme engañar por el escaparate de la sociedad
Valiente, para no acobardarme ante las dificultades
Con las manos abiertas, para dar aquello que otros necesiten
Afable, para tratar a los demás con respeto y cariño
Limpio, para no juzgar por las apariencias
Con esperanza, para huir del pesimismo
Oyente, para conducirme por la Palabra de Dios
Te ofrezco, María, mi DEBILIDAD
Que Tú la transformes en algo agradable a Dios

martes, 12 de mayo de 2015

María sonríe cada vez que sale el sol

¿Sabes cuál es la primera frase que se pone en boca de María en el Evangelio? Dice:¿CÓMO SE HARÁ LO QUE DICES SI NO TENGO RELACIONES CON NINGÚN HOMBRE?” Lo dice justo después de que el ángel le diga que va a nacer de ella el Hijo de Dios, que se llamará Jesús. Dicho de otra forma, sería algo así como: “¿CÓMO SE HARÁ REALIDAD LO QUE DIOS ME PIDE SI YO SOY INCAPAZ DE HACERLO?”

Quizá pienses que a ti Dios nunca te ha pedido nada, pero si lo piensas despacio, verás que  no  es  cierto.  Quizá  no  eres  consciente de  que  Dios  te  haya  pedido  nada  a  ti personalmente, pero si estás atento, verás que hay cosas que sabemos que Dios nos pide a todos: decir la verdad y no mentir, tratar bien a los demás en lugar de criticarles y fastidiarles, intentar que el mundo sea más justo y solidario, ser gente de paz y no arreglar las cosas con violencia… En fin, tú mismo puedes poner  más  ejemplos.

  Y  es  normal  que  a  nosotros  nos pase lo mismo que a María: que nos vemos incapaces de hacerlo, porque  es  difícil,  porque nos  complica la  vida,  porque es  más cómodo ir a lo nuestro…

Por eso, María es una mujer que nos ayuda y nos anima: Dios ya sabe que nosotros solos no podemos hacer casi nada, pero contamos con su ayuda. Sin Él no haríamos casi nada, pero sin que nosotros pongamos todo de nuestra parte, Dios tampoco lo puede hacer,
ya  que  respeta  nuestra  libertad  y  tenemos  que  ser  lo  que decidamos que queremos dejarnos ayudar por Él y su Madre.

Pidamos hoy a Dios que nos ayude en eso que cada uno sabe que más le cuesta hacer. No olvides que para Dios, no hay nada imposible.