jueves, 31 de diciembre de 2015

Al finalizar el año: GRACIAS

Por haber llegado al final de este año creyendo, confiando y amándote.
Fueron muchas veces las que animaste mi fe,
las que corriste a mi encuentro.
Siempre sentí el calor de tu mano, aún en plena oscuridad.
Gracias, también, por esa otra fe que he conservado.

Gracias por las ayudas, la compañía
y la alegría que me han brindado las personas.
Gracias por tantos ojos como me miraron con ternura.
Gracias por tantas manos como se adelantaron a estrechar la mía.
Gracias por tantos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron.
Gracias por tantos oídos que me escucharon.

Gracias, Señor, por tanto como he recibido,
que no fueron méritos míos, sino dones tuyos...
Gracias por el mérito que me estimuló.
Por la salud que me sostuvo,
por el trabajo que desempeñé,
y por el descanso de que disfruté.
Gracias por aquel fracaso y aquella desilusión.

Perdón, Señor:
Por la palabra que callé.
Por esa mano que no tendí.
Por la sonrisa que escatimé.
Por el saludo que negué.
Por la mirada que desvié.
Por la disculpa que no pedí.
Por esos oídos que no presté.
Por ese gozo que no compartí.
Por tanta lágrima que no enjugué.
Por esa verdad que omití.
Por tantas veces, Señor,
como me marché de Ti o como no te abrí.

Ayúdame, Señor, quiero comenzar con fuerza
este nuevo año de mi vida.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Gloria a Dios - A ti la gloria

«Al instante se junto al ángel una multitud del ejército celeste, que alababan a Dios diciendo: Gloria a Dios en lo alto…» (Lc 2, 13)
Cuando oigo en los medios hablar de “tocar la gloria”, “estar en la gloria”, etc. siempre evoca momentos de triunfo, de victoria y celebración: la victoria de un equipo en una competición deportiva es, quizás, el mejor reflejo de esta gloria. Suena el canto de Queen “We are the Champions”, del cielo cae confeti, miles de gargantas rugen, entusiasmadas, y el capitán eleva la copa, aupado por los suyos. Qué distinta esa gloria a la tuya. La tuya es la constatación sencilla de que la victoria final es del amor, de nada más. Es la gloria de la coherencia, de la fidelidad a un proyecto y a una gente. Es el brillo de un amor que se da. Así, tan puro, tan pequeño, tan sencillo y tan difícil. No hay más camino, ni más sentido, ni más horizonte. Todo lo demás, a su lado, es pura fachada.
 
¿Qué es lo que más admiras en Dios, y en el misterio del Dios hecho niño 

martes, 29 de diciembre de 2015

Meter la pata

¿Quién es el responsable? «¡Que le corten la cabeza!» Gritaba la reina en el país de las maravillas. Estos días seguro que se ha escuchado una y mil veces esa expresión en el entorno de un equipo de fútbol donde alguien ha tenido una metedura de pata garrafal. La alineación indebida de un jugador, sancionado en una etapa anterior, ha supuesto la eliminación del Real Madrid de la Copa del Rey. E inmediatamente, como ocurre con todo en este mundo, el caso se sobredimensiona y cobra tintes de tragedia. «Qué vergüenza» «¿Cómo es posible?» «Qué falta de previsión» «¿Aquí no dimite nadie?» Unos dardos se dirigen al entrenador, otros a otros miembros del equipo directivo. Algunos al presidente. Y hasta hay quien se pregunta si el jugador no podía o debía haber dicho algo. Entonces, alguien, seguramente, profiere la frase definitiva: «Con la millonada que esto supone…»

Y ahí está el verdadero drama. No en que un club muy saneado pierda una millonada. No hay problema. Ya la sacará por otro lado, y al fin y al cabo, también podría quedar eliminado por la vía más tradicional de fallar en un partido clave. El drama es que un deporte se haya convertido en un negocio tan multimillonario que nada de lo que lo afecta es inocuo. El drama es haber perdido la medida. El drama es lo estratosférico de fichajes, contratos, retransmisiones y prebendas en torno. El drama es que, al final, esto es un error humano, pero se multiplica por mil ante la desmesura de lo futbolístico.


Es un error. Posible, criticable, hasta sancionable. Pero un error, algo que le puede suceder a cualquiera. Porque alguien no prestó atención, alguien no mandó un papel que tenía que mandar, o algo en el flujo de información no funcionó como debía. No es el primer equipo al que le ocurre –y probablemente no será el último–. Eso sí, seguro que de la pifia, estos aprenden. Pero que levante la mano el que nunca haya metido la pata en algo que se suponía evidente. Ojo, no digo que no importe en absoluto, o que no haya que exigir algún tipo de responsabilidades. Lo único que digo es que no es para cortarle la cabeza… a quien haya sido.

domingo, 27 de diciembre de 2015

¿Qué familia?

Hoy es el Día de la familia cristiana. Una fiesta establecida recientemente para que los cristianos celebremos y ahondemos en lo que puede ser un proyecto familiar entendido y vivido desde el espíritu de Jesús. No basta defender de manera abstracta el valor de la familia. Tampoco es suficiente imaginar la vida familiar según el modelo de la familia de Nazaret, idealizada desde nuestra concepción de la familia tradicional. Seguir a Jesús puede exigir a veces cuestionar y transformar esquemas y costumbres muy arraigados en nosotros.
La familia no es para Jesús algo absoluto e intocable. Más aún. Lo decisivo no es la familia de sangre, sino esa gran familia que hemos de ir construyendo los humanos escuchando el deseo del único Padre de todos. Incluso sus padres lo tendrán que aprender, no sin problemas y conflictos.
Según el relato de Lucas, los padres de Jesús lo buscan acongojados, al descubrir que los ha abandonado sin preocuparse de ellos. ¿Cómo puede actuar así? Su madre se lo reprocha en cuanto lo encuentra: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús los sorprende con una respuesta inesperada:«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».
Sus padres «no le comprendieron». Solo ahondando en sus palabras y en su comportamiento de cara a su familia, descubrirán progresivamente que, para Jesús, lo primero es la familia humana: una sociedad más fraterna, justa y solidaria, tal como la quiere Dios.
No podemos celebrar responsablemente la fiesta de hoy sin escuchar el reto de nuestra fe.
¿Cómo son nuestras familias? ¿Viven comprometidas en una sociedad mejor y más humana, o encerradas exclusivamente en sus propios intereses? ¿Educan para la solidaridad, la búsqueda de paz, la sensibilidad hacia los necesitados, la compasión, o enseñan a vivir para el bienestar insaciable, el máximo lucro y el olvido de los demás?
¿Qué está sucediendo en nuestros hogares? ¿Se cuida la fe, se recuerda a Jesucristo, se aprende a rezar, o solo se transmite indiferencia, incredulidad y vacío de Dios? ¿Se educa para vivir desde una conciencia moral responsable, sana, coherente con la fe cristiana, o se favorece un estilo de vida superficial, sin metas ni ideales, sin criterios ni sentido último?
José Antonio Pagola
Sagrada Familia - C
(Lucas 2,41-52)
27 de diciembre 2015

sábado, 26 de diciembre de 2015

La ternura siempre llama dos veces

«No queremos que sea lo mismo de siempre», nos repetimos una y otra vez cuando llegan estas fechas. Intentamos vivir este tiempo con autenticidad y no claudicar en el ruido luminoso de la ciudad y en sus mensajes digitales. Aunque el ímpetu de la corriente a veces supera nuestras fuerzas. Pero un año más la ternura llama a nuestra puerta como lo hizo a la de María. Quizás no venga como la sabida ternura de postal y ríos de papel de plata. Quizás venga como una ternura recia, incómoda, de compromisos y manos refugiadas y encallecidas; una ternura que nos haga removernos en el sillón porque lo profundo de estos días pasa por descubrir que esta frágil ternura, si la dejamos, llama de nuevo a nuestra puerta.

Misterio navideño

¿Cómo entenderte sin apresarte? ¿Cómo comprender lo que, de algún modo, nos desborda? ¿Cómo percibir el sentido de tu encarnación, de tu nacer tan frágil, de tu hacerte uno de los nuestros? Dios niño, misterio para quienes confunden poder con dominio y grandeza con triunfo. Realeza vestida de harapos y acunada en un pesebre. En este tiempo de Navidad, nos arrodillamos, una vez más, ante Ti, niño, respuesta de Dios a nuestras preguntas, y tratamos de comprender.

jueves, 24 de diciembre de 2015

FELIZ NAVIDAD

   

    Quiero mirarte una vez más
en tu pesebre-cunita,
divino  Niño nacido
entre la noche y el alba.

Quiero mírate a los ojos
y ellos también me miren;
quiero sentir tu sonrisa,
sonrisa de oro y plata.

Quiero cogerte en mis brazos,
porque tus brazos me abracen;
quiero besar tus mejillas,
mejillas de oro y grana.

Quiero sentir tus latidos,
en mi corazón anhelante;
quiero estar junto al Belén
como la mula y el buey.

Como la estrella errante,
como aquellos pastorcitos
que fueron a contemplarte,
y como los Reyes Magos
que llegaron a adorarte.

       Mary Carmen,
                     Navidad 2015

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Allanad los caminos



Venga, ponédselo fácil,
que ya llega.
Pobre, pequeño,
busca posada,
trae esperanza.

martes, 22 de diciembre de 2015

Papa Francisco y la Familia… CÓMO ENTIENDE LA NAVIDAD


 El Papa Francisco se lo contó, en una entrevista, a un periodista italiano Andrea Tornielli del diario italiano La Stampa. Os lo ofrecemos:

La Navidad "es el encuentro con Jesús. Dios siempre ha buscado a su pueblo, lo ha guiado, lo ha custodiado, ha prometido que estará siempre cerca de él. En el Libro del Deuteronomio leemos que Dios camina con nosotros, nos guía de la mano como un papá con su hijo. Esto es hermoso. La Navidad es el encuentro de Dios con su pueblo. Y también es una consolación, un misterio de consolación".

"Muchas veces, después de la misa de Nochebuena, pasé algunas horas solo, en la capilla, antes de celebrar la misa de la aurora, con un sentimiento de profunda consolación y paz. Recuerdo también, una vez aquí en Roma, creo que era la Navidad de 1974, una noche de oración después de la misa, en la residencia del Centro Astalli. Para mí la Navidad siempre ha sido esto: contemplar la visita de Dios a su pueblo".

La Navidad "nos habla de la ternura y de la esperanza. Dios, al encontrarse con nosotros, nos dice dos cosas. La primera: tengan esperanza. Dios siempre abre las puertas, no las cierra nunca. Es el papá que nos abre las puertas. Segunda: no tengan miedo de la ternura. Cuando los cristianos se olvidan de la esperanza y de la ternura se vuelven una Iglesia fría, que no sabe dónde ir y se enreda en las ideologías, en las actitudes mundanas".

Sobre la Navidad en medio del sufrimiento y la miseria:… "la Navidad nunca fue una denuncia de la injusticia social, de la pobreza, sino un anuncio de alegría. Todo lo demás son conclusiones que sacamos nosotros. Algunas correctas, otras menos y otras más ideologizadas. La Navidad es alegría, alegría religiosa, alegría de Dios, interior, de luz, de paz".

"Cuando no se tiene la capacidad o se está en una situación humana que no te permite comprender esta alegría, se vive la fiesta con alegría mundana. Pero entre la alegría profunda y la alegría mundana hay mucha diferencia".

"Dios nunca da un don a quien no es capaz de recibirlo. Si nos ofrece el don de la Navidad es porque todos tenemos la capacidad para comprenderlo y recibirlo: todos, desde el más santo hasta el más pecador, desde el más limpio hasta el más corrupto. Incluso el corrupto tiene esta capacidad: pobrecito, la tiene un poco oxidada, pero la tiene".

                                                           ¡Santa y alegre Navidad! Fernando

lunes, 21 de diciembre de 2015

Por qué te espero

Este es el tiempo de la espera. Espera María, tras decir: «Hágase». Espera José, confiando en el Dios de los sueños. Esperan los magos, ya en camino tras una estrella. Espera, con miedo, Herodes, atrincherado en sus muros. Esperan los pastores, que no tienen nada que perder. Esperaron los hombres y mujeres de ayer, y esperamos los de hoy. Que vengas. Que toques nuestra vida. Que llenes el mundo

domingo, 20 de diciembre de 2015

Rasgos de María

La visita de María a Isabelle permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a Jesús antes incluso de haber nacido. La escena está cargada de una atmósfera muy especial. Las dos van a ser madres. Las dos han sido llamadas a colaborar en el plan de Dios. No hay varones. Zacarías ha quedado mudo. José está sorprendentemente ausente. Las dos mujeres ocupan toda la escena.
María que ha llegado aprisa desde Nazaret se convierte en la figura central. Todo gira en torno a ella y a su Hijo.Su imagen brilla con unos rasgos más genuinos que muchos otros que le han sido añadidos posteriormente a partir de advocaciones y títulos más alejados del clima de los evangelios.
María, «la madre de mi Señor». Así lo proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo. Es cierto: para los seguidores de Jesús, María es, antes que nada, la Madre de nuestro Señor. Este es el punto de partida de toda su grandeza. Los primeros cristianos nunca separan a María de Jesús. Son inseparables. «Bendecida por Dios entre todas las mujeres», ella nos ofrece a Jesús, «fruto bendito de su vientre».
María, la creyente. Isabel la declara dichosa porque «ha creído». María es grande no simplemente por su maternidad biológica, sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser Madre del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su Palabra dentro de su corazón; la ha meditado; la ha puesto en práctica cumpliendo fielmente su vocación. María es Madre creyente.
María, la evangelizadora. María ofrece a todos la salvación de Dios que ha acogido en su propio Hijo. Esa es su gran misión y su servicio. Según el relato, María evangeliza no solo con sus gestos y palabras, sino porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su Espíritu. Esto es lo esencial del acto evangelizador.
María, portadora de alegría. El saludo de María contagia la alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera en escuchar la invitación de Dios: «Alégrate... el Señor está contigo». Ahora, desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo. Ella es para la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.
José Antonio Pagola
4 Adviento - C
(Lucas 1,39-45)
20 de diciembre 2015

sábado, 19 de diciembre de 2015

Las obras de misericordia

Este año va a ser el «tema estrella» esto de la misericordia. Y no está mal. Aunque lo de tema estrella suena demasiado mediático, demasiado coyuntural y demasiado efímero, como ocurre con tantas modas. Ahora toca hablar de misericordia, como en otro momento tocará hablar de justicia, amor, paz o bienaventuranza. Sería un error plantearnos así las cosas. El evangelio tiene pilares fundamentales que nunca deberían apagarse o silenciarse. Entre ellos, sin duda, la misericordia es clave. Este jubileo que comenzamos es ocasión para recordarlo. No para que ahora sea tendencia y luego se olvide. Sino para que ahora lo recordemos, y siempre lo vivamos.
Ese es el sentido que tiene dedicar una serie a las obras de misericordia. Misericordia alude a la capacidad de vibrar y compadecerse con las fragilidades y miserias ajenas. Pero no basta vibrar. Hay que actuar. En un contexto donde se percibe demasiado a menudo el egocentrismo y el egoísmo como camino para salir adelante, la llamada a abrirse a los otros es trasgresora. Si el amor ha de ponerse más en las obras que en las palabras. ¿Cómo entender hoy unas urgencias que  en distintos contextos son diferentes? ¿A quién hay que alimentar, acoger, o vestir? ¿A qué enfermos hay que atender en un mundo de hospitales y servicios públicos diversos? ¿Qué significa hoy enterrar a los muertos, en un mundo donde todos los procedimientos están estandarizados? ¿Hasta qué punto hay que seguir soportando a las personas molestas? ¿Qué diferencia hay entre las obras llamadas corporales y las espirituales?


Todo eso, y otras cuestiones, intentaremos ir desplegando en las próximas semanas, con las intuiciones, sensibilidad y perspectiva diferente de un buen grupo de creyentes que buscan y proponen.

pastoralsj

viernes, 18 de diciembre de 2015

20D: tiempo de esperanzas y preguntas

Este año las elecciones generales coinciden con el tiempo de Adviento. Decimos que es un tiempo de espera y de esperanza, decimos que es un tiempo de búsqueda, de deseo, de preguntas. Comienzan los preparativos, el prepararnos desde la consciencia de que Dios viene y nace. Y lo más grande de todo, es que el Dios en el que creemos los cristianos es un Dios encarnado, que no hace teología en el cielo, sino en la tierra y en la historia.
Y es aquí y ahora, en este momento histórico que vivimos, en este momento social, económico, y político que pide compromisos fuertes donde una vez más, y no son tantas, la ciudadanía española está llamada a las urnas.
Llevamos semanas viendo a nuestros líderes políticos en debates televisivos, en entrevistas de radio, prensa, les hemos visto cantar, bailar, cocinar y hasta hacer deportes de riesgo. Les hemos visto responder directamente a las preguntas de la ciudadanía, y todo ello replicado y comentado desde el mayor micrófono del mundo, internet.
Ustedes desde su libertad de pensamiento sabrán lo que les convence y lo que no, lo que aplauden y lo que desaprueban, pero como cristianos todos y todas estamos invitados a hacer un discernimiento desde nuestra fe, a hacer de este tiempo preelectoral un tiempo de espera y esperanza, un tiempo de búsqueda, de deseo y de preguntas. ¿Desde dónde miro el mundo? ¿Cuáles son mis líneas rojas? ¿Cuáles son mis valores y fundamentos?
En estos últimos tiempos la llamada a la vocación política a la que estamos llamados como cristianos está reviviendo, y es que no podemos separarlo de nuestra fe. Por eso estamos llamados a participar y votar el día 20 de diciembre desde la consciencia y libertad de nuestra opción, al igual que estamos llamados a la consciencia de saber que ser ciudadano o ciudadana es mucho más que depositar un voto.
Sea cual sea el resultado electoral, parece algo claro, que la España que viene ya no será bipartidista, que el arco electoral será multicolor y que sea quien sea el presidente, y lo digo en masculino porque no hay ninguna mujer, tendrá que aprender a escuchar, negociar y pactar con otros. Ojalá estemos a la altura de este tiempo histórico en el que el Dios de la vida, que quiso nacer pobre, se hace presente. 

Ana Vázquez Ponzone

jueves, 17 de diciembre de 2015

La madre del Adviento

En el tiempo de Adviento María es siempre una presencia llena de significado. La madre que espera, la mujer que acoge la palabra, la muchacha que arriesga, la amiga que ayuda, la creyente que calla y medita. Todo esto lo encontramos en María. Que se convierte en espejo en el que mirarnos. Porque también nosotros necesitamos acoger, arriesgar, servir y dejar que la buena noticia sea semilla que arraigue en la tierra que somos. Dos miradas a María pueden ayudarme hoy a pensar en mi propia forma de estar en adviento. La mirada a la mujer que habla y la mirada a la mujer que ama.

martes, 15 de diciembre de 2015

El gozo de la humildad

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla».
Lc 10, 21-24

El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo «se hizo pobre» (2 Co 8,9). Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres.
Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 197

lunes, 14 de diciembre de 2015

Papa Francisco y la Familia… UNIVERSITARIOS Y ADVIENTO.


En un Adviento anterior el Papa Francisco invitó a los jóvenes universitarios, extensivo a todos nosotros por supuesto, a vivir una vida de plenitud en la fe, alejada de toda mediocridad:

“Espero que, el compromiso de caminar en la fe y de compenetrarse de manera coherente con el Evangelio, les acompañe en este tiempo de Adviento, para vivir de modo auténtico la fiesta de la Navidad del Señor. Les puede servir de ayuda el hermoso testimonio del Beato Pier Giorgio Frassati, que decía ‘¡Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin apoyar con una lucha continua la verdad, no es vivir, sino ir tirando!’”.

“Son muchos los desafíos a los que vosotros, jóvenes universitarios, estáis llamados a afrontar con fuerza interior y audacia evangélica, dado el contexto sociocultural en el cual vivís, en el que, a veces, es más difícil, por la mediocridad y el aburrimiento; pero no deben resignarse a la monotonía de las vivencias cotidianas, sino cultivar grandes proyectos, e ir más allá de lo ordinario”.

“No se dejen robar el entusiasmo juvenil, y, sería un error también dejarse aprisionar por el pensamiento débil e uniforme, así como de una globalización entendida como homologación”.

El Papa exhortó a los jóvenes a superar estos riesgos animándolos a no tener miedo a ser diferentes a los demás a causa de su fe:
                “El pensamiento, en efecto, es fecundo cuando es expresión de una mente abierta, que discierne siempre en la humildad de la verdad, del bien, y, de la belleza, y no se dejan condicionar por la opinión dominante, sino que, si os mantenéis fieles en los principios éticos y religiosos cristianos, encontraréis también el valor de ir también contracorriente”.

“Vuestra voluntad y vuestras capacidades, unidas a la potencia del Espíritu Santo que vive en cada uno de ustedes desde el día de su Bautismo, les permitirá ser no sólo espectadores, sino protagonistas de los sucesos contemporáneos”.

La intervención de Dios en nuestra vida.-  

“La vida cristiana es siempre asediada por la tentación de ceder al espíritu mundano… Por eso Dios nos dona su ayuda, para que podamos preservar  la vida nueva que Él nos ha dado, con los dones del Espíritu Santo”. 

“¿Pero por qué Dios, después que nos ha concedido sus tesoros espirituales debe intervenir de nuevo para mantenerlos íntegros? Porque nosotros somos débiles, nuestra naturaleza humana es frágil, y, los dones de Dios se conservan en nosotros cual base de arcilla”.

“La intervención de Dios a favor de nuestra perseverancia hasta el final, hasta el encuentro definitivo con Jesús es expresión de Su fidelidad a los fieles, pero ante todo a sí mismo. Por tanto, la obra que ha iniciado en cada uno de nosotros con su llamada, la cumplirá, y esto nos da gran confianza y seguridad: Una confianza que se apoya en Dios y que requiere nuestra colaboración activa y valiente ante los desafíos de hoy en día”.
                       
“Nosotros no debemos nunca ‘ir tirando’, sino vivir en el  buen camino hacia Belén”.
                                                                                             
                                                                                                                                             Fernando



domingo, 13 de diciembre de 2015

Repartir al que no tiene

La palabra del Bautista desde el desierto tocó el corazón de las gentes. Su llamada a la conversión y al inicio de una vida más fiel a Dios despertó en muchos de ellos una pregunta concreta: ¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que brota siempre en nosotros cuando escuchamos una llamada radical y no sabemos cómo concretar nuestra respuesta.
El Bautista no les propone ritos religiosos ni tampoco normas ni preceptos. No se trata propiamente de hacer cosas ni de asumir deberes, sino de ser de otra manera, vivir de forma más humana, desplegar algo que está ya en nuestro corazón: el deseo de una vida más justa, digna y fraterna.
Lo más decisivo y realista es abrir nuestro corazón a Dios mirando atentamente a las necesidades de los que sufren. El Bautista sabe resumirles su respuesta con una fórmula genial por su simplicidad y verdad: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Así de simple y claro.
¿Qué podemos decir ante estas palabras quienes vivimos en un mundo donde más de un tercio de la humanidad vive en la miseria luchando cada día por sobrevivir, mientras nosotros seguimos llenando nuestros armarios con toda clase de túnicas y tenemos nuestros frigoríficos repletos de comida?
¿qué podemos decir los cristianos ante esta llamada tan sencilla y tan humana?¿No hemos de empezar a abrir los ojos de nuestro corazón para tomar conciencia más viva de esa insensibilidad y esclavitud que nos mantiene sometidos a un bienestar que nos impide ser más humanos?
Mientras nosotros seguimos preocupados, y con razón, de muchos aspectos del momento actual del cristianismo, no nos damos cuenta de que vivimos «cautivos de una religión burguesa». El cristianismo, tal como nosotros lo vivimos, no parece tener fuerza para transformar la sociedad del bienestar. Al contrario, es esta la que está desvirtuando lo mejor de la religión de Jesús, vaciando nuestro seguimiento a Cristo de valores tan genuinos como la solidaridad, la defensa de los pobres, la compasión y la justicia.
Por eso, hemos valorar y agradecer mucho más el esfuerzo de tantas personas que se rebelan contra este «cautiverio», comprometiéndose en gestos concretos de solidaridad ycultivando un estilo de vida más sencillo, austero y humano.
José Antonio Pagola
3 Adviento - C
(Lucas 3,10-18)
13 de diciembre 2015

sábado, 12 de diciembre de 2015

Estoy vivo


Estoy vivo y he sorprendido las estrellas en el alba.
Mi compañera continúa durmiendo y lo ignora.
Mis compañeros duermen todos. La clara jornada
se me revela más limpia que los rostros aletargados.

A distancia, pasa un viejo, camino del trabajo
o a gozar la mañana. No somos distintos,
idéntica claridad respiramos los dos
y fumamos tranquilos para engañar el hambre.
También el cuerpo del viejo debería ser sano
y vibrante -ante la mañana, debería estar desnudo.

Esta mañana la vida se desliza por el agua
y el sol: alrededor está el fulgor del agua
siempre joven; los cuerpos de todos quedarán al
descubierto.

Estarán el sol radiante y la rudeza del mar abierto
y la tosca fatiga que debilita bajo el sol,
y la inmovilidad. Estará la compañera
-un secreto de cuerpos. Cada cual hará sentir su
voz.

No hay voz que quiebre el silencio del agua
bajo el alba. Y ni siquiera nada que se estremezca
bajo el cielo. Sólo una tibieza que diluye las estrellas.
Estremece sentir la mañana que vibre,
virgen, como si nadie estuviese despierto.


Cesare Pavese

viernes, 11 de diciembre de 2015

Papa Francisco y la Familia: Ante el Adviento: prepararse


Es tiempo de prepararse para la Navidad con la oración, la caridad y la alabanza: con un corazón abierto a dejarse encontrar por el Señor que todo lo renueva: es la invitación del Papa Francisco desde Santa Marta en este Tiempo de Adviento.

En estos días comenzamos un camino nuevo, un camino de Iglesia… hacia la Navidad. Vamos al encuentro del Señor, porque la Navidad -puntualizó- no es sólo una conmemoración temporal o un recuerdo de una cosa bella.

La Navidad es algo más: nosotros vamos por este camino para encontrar al Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón, con la vida; encontrarlo viviente, como es Él; encontrarlo con fe. Y no es fácil vivir con la fe. En el Evangelio nos encontramos con personajes a los que el Señor admiró en ellos la fe que tenían, porque emprendieron un camino para encontrar al Señor, y lo hicieron con fe. Y no solamente encontraron al Señor, sino que sintieron la alegría de ser encontrados por el Señor. Este es precisamente el encuentro que queremos: ¡el encuentro de la fe!.
Y, más que ser nosotros los que encontramos al Señor, es importante que nos dejemos encontrar por Él. Cuando solamente somos nosotros los que encontramos al Señor, somos nosotros –entre comillas, digámoslo– los dueños de este encuentro; pero cuando nos dejamos encontrar por Él, es Él que entra dentro de nosotros, es Él quien renueva todo, porque ésta es su venida, es aquello que significa cuando viene Cristo: renovar todo, renovar el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino.

 ¡Nosotros estamos en camino con fe,… con la fe de encontrar al Señor y, … principalmente, de dejarnos encontrar por Él!.

Es necesario un ¡Corazón abierto, para que Él me encuentre! y me diga aquello que Él quiera decirme, que no siempre es aquello que yo quiero que me diga! Él es el Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como a una masa. ¡No, no! Nos mira a cada uno en la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así, abstracto: ¡es amor concreto! De persona a persona: El Señor, persona, me mira a mí, persona. Dejarse encontrar por el Señor es justamente esto: ¡dejarse amar por el Señor!".

En este camino hacia la Navidad, nos ayudan algunas actitudes: la perseverancia en la oración, rezar más; laboriosidad en la caridad fraterna, acercarse más a aquellos que tienen necesidad; y la alegría en la alabanza del Señor. Por lo tanto: "oración, caridad y alabanza", … con el corazón abierto … para que el Señor nos encuentre. Amén


                                                           Fernando