FELIZ VERANO

Tras su última reunión oficial el Equipo del Sector de Palencia-Salamanca os desea un muy feliz verano.

Un fuerte abrazo y hasta siempre

El verano ya está aquí, y con él llegan las vacaciones. (¡Ojalá todos tuvieran el trabajo del que descansar!). Es un tiempo necesario para disfrutar y descansar, un tiempo para realizar actividades que no podemos hacer durante el curso, y un tiempo para recargar nuevas fuerzas para el regreso a las tareas ordinarias.

Además, en esta época de mayor tranquilidad podemos examinar y cuidar mejor algunos aspectos de nuestra vida. Que el verano sea un tiempo de descanso no quiere decir que no tengamos nada que hacer: seguimos siendo personas y seguimos siendo cristianos… Dios nunca se olvida de nosotros y espera que nosotros tampoco le olvidemos. La fe es, sobre todo, un gran regalo de Dios, pero hay que cuidarla diariamente, como a las plantas. Si no, especialmente en esta estación calurosa, nos ocurrirá como a esos árboles que fueron frondosos pero que un día descubrimos que están secos por dentro. No se han secado en un día, sino poco a poco, sin que nos diéramos cuenta. No se han regado, no se han fumigado… Y llega un día en que nos hemos quedado sin árbol. Lo mismo ocurre con la fe. Hay que cuidarla. Una fe descuidada termina marchitándose. Por el contrario, una fe cuidada se desarrolla sin darnos cuenta y se convierte en el mejor equipaje de la vida.

Comencemos, en primer lugar, por lo que nunca puede faltarnos: la Misa del domingo y, si fuera posible cada día, mejor que mejor. En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Escuchar la Palabra de Dios y alimentarnos con el Cuerpo de Jesucristo será siempre una ayuda para vivir con mayor intensidad nuestra vida.

Para una saludable vida cristiana, también es muy necesario un rato de oración diaria. No hace falta mucho tiempo: puede servir un momento al levantarnos para dar gracias a Dios por la vida, para ofrecerle el día que comenzamos… y otro momento por la noche, al acostarnos, en el que examinemos a la luz de Dios cómo hemos pasado la jornada y le pidamos que acompañe nuestro sueño para seguir alabándole al día siguiente.

La atención a la familia. Las vacaciones también son muy apropiadas para pasar más tiempo con la familia: para hablar más, para viajar juntos, para ayudar más en casa…. Disfrutemos de nuestra familia todo lo que podamos. A veces, por ser los más cercanos, son los que más descuidados tenemos y menos cuidamos… Y algo parecido nos pasa con los amigos.

Y así, cada uno en las circunstancias en las que se encuentre, pero sin olvidarnos nunca de que somos hijos de Dios, hagamos  que éste sea un feliz y santo verano.

Dionisio Antolín Castrillo

Delegado Diocesano de la Palabra

Consiliario del Sector de Palencia-Salamanca
de los Equipos de Nuestra Señora