El pasado 29 de marzo el Papa Francisco recibió en el Vaticano a 600 invidentes y 6.000 sordomudos a los que dijo: "Es una blasfemia pensar que la discapacidad es un castigo de Dios".
A Jesús le gustaba estar con personas marcadas por la enfermedad o la discapacidad, para curarlas y restituirles la dignidad. De forma similar a Francisco se le vio a gusto en una situación que no parecía nada forzada sino muy natural y espontánea.
Afortunadamente el lenguaje del Papa es claro y directo. No se anda con rodeos ni con tapujos. Habla para que todos le entendamos, le sigamos y apliquemos lo que nos dice. Destaco alguno de sus mensajes:
Es una blasfemia pensar que la discapacidad o la enfermedad es un castigo de Dios
Frente a la cultura de la exclusión y el prejuicio hay que promover la cultura del encuentro
Hay que liberarse del pesimismo estéril y abrirse a la vida con esperanza
El que tiene prejuicios excluye
Sólo el que reconoce la propia fragilidad y los propios límites puede construir relaciones fraternas y sólidas y encontrar a Jesús
El enfermo o la persona con discapacidad puede ser testigo del encuentro con Jesús a partir de su fragilidad
Alejandro Córdoba
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