Desde el EDIP queremos motivar a
todos los matrimonios del Sector de Palencia y Salamanca en la tarea de
difundir el movimiento en los entornos más cercanos, en el día a día, mirando a
nuestro alrededor con Amor y encontrando a las personas que nos necesitan y que
actualmente, y por desgracia, son muchas.
Este curso comenzamos nuestras
reuniones leyendo y meditando la Parábola del Buen Samaritano, palabras que han
de resonar en nuestra vida activa desde que nos levantamos y damos gracias a
Dios por el nuevo día hasta que revisamos en los últimos momentos de la
jornada, antes de la llegada del reparador sueño, nuestras acciones y actitudes
y preparamos el siguiente día ante Dios. No podemos aislarnos de un mundo
moderno y avanzado que ha subordinado la persona al colectivo; donde nos
preocupan los bienes comunes (la sanidad, la educación, el empleo, …) y
perdemos la perspectiva de que todos los problemas sociales son la suma de
infinitas circunstancias y actitudes individuales (el enfermo, el marginado, el
parado,…); tenemos que darnos cuenta de que ninguna ley, ordenanza o discurso
va a solucionarlos de un plumazo;
sólo nuestro esfuerzo continuado y consciente, día a día, puede
cambiarlo y mejorarlo, acercarlo más a Jesús. En un primer momento no vamos a
apreciar cambios sustanciales pero estamos seguros que la suma de estos
esfuerzos logrará mejorar nuestro mundo, hacerlo más amable como consecuencia
de la felicidad de nuestros hermanos.
Una tranquila y meditada mirada a
nuestro alrededor ha de llevarnos a descubrir la multitud de heridos (de cuerpo
y de alma) a los que diariamente evitamos mirar y ayudar, damos un rodeo
circunstancial justificando nuestro abandono con la existencia de multitud de
organismos, asociaciones e instituciones en las hemos descargado nuestra
responsabilidad y con las que acallamos a nuestra conciencia; nos ha vencido la
solución comunitaria: “Ellos están organizados, son profesionales…” “Tienen los
medios y el personal” “Yo pago mis impuestos y colaboro cuando me lo piden”
pero hemos de reconsiderar esta falta de amor fraternal.
Desde diversas fuentes emanan
llamadas de atención en cuanto a la necesidad de “salir a los caminos” y reconsiderar nuestra cualidad difundidora e iluminadora.
Nuestra tarea de samaritanos comienza, en el caso de la Difusión, con el
testimonio diario de nuestra alegría como matrimonios sacramentales, de nuestra
comunión con Dios, de la fuerza que su presencia nos otorga; cuando descubramos
a aquellos que carecen del Amor seremos capaces de ayudarlos, de mostrarles la
bondad de Jesús y sus seguidores y de ofrecerles un caminar ilusionante en este
difícil entorno. No debemos desanimarnos ante los primeros fracasos, las
negativas e incluso los desplantes. Tenemos que sembrar sin desánimo, volver a
salir a los caminos con la llama encendida del Amor (que nunca se reduce ni
sube de precio) para conseguir que germine en el corazón de aquellos que han
antepuesto su satisfacción material a la acogida del Mensaje; tenemos que ser
capaces de mostrarles, en un primer momento, y contagiarles, después, el Amor
de Dios. Seamos Constructores de un mundo mejor, que cure las heridas
sangrantes y dolorosas de nuestro prójimo.
Ángel
y María
Coordinadores
EDIP Palencia-Salamanca
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