jueves, 21 de agosto de 2014

Sentido de la vida

Una vez tuve un clavo
clavado en el corazón,
y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me hizo un mal tan hondo,
que tanto me atormentó,
que yo día y noche sin cesar lloraba
cual lloró Magdalena en la Pasión.
"Señor, que todo lo puedes
-pedile una vez a Dios-,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición."
Y diómelo Dios, arranquelo.
Pero... ¡quién pensara!... Después
ya no sentí más tormentos
ni supe qué era dolor;
supe sólo que no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y al parecer... al parecer tuve nostalgia
de aquella pena... ¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu,
¡quién lo entenderá, Señor!...
ROSALIA DE CASTRO
Por momentos me cuesta entenderlo. En otros momentos veo cumplirse aquel texto tan bello de Isaías: «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos». Y me aferro a Él.

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