Su mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de Rio de Janeiro 2013 presenta a dos santos españoles, José de Anchieta y Francisco Javier.
Desde una visión abierta y optimista, que recuerda la de los primeros cristianos, Benedicto XVI invita a los jóvenes del mundo entero a ser los nuevos «misioneros» en el «continente digital» de Internet y a comportarse como adultos en la transmisión del Evangelio.
Su bellísimo mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro del 23 al 28 de julio del 2013 arranca con el recuerdo de la de Madrid 2011 y presenta como ejemplos a dos santos españoles: José de Anchieta, que «puso rumbo a Brasil cuando tenía menos de veinte años y se convirtió en un gran apóstol del Nuevo Mundo», y Francisco Javier, quien llevo la fe cristiana a cientos de miles de personas en Extremo Oriente.
El Papa llama a los jóvenes católicos a ser «los primeros misioneros entre los jóvenes» aprovechando las «posibilidades inauditas» que ofrecen ahora Internet y la globalización. En ese contexto, el Santo Padre les invita a aprovechar tanto los viajes como la presencia de jóvenes de otros países en la propia ciudad, explicando el mensaje de Jesucristo y proponiendo el bautismo a quien no lo haya recibido.
Benedicto XVI recuerda que «el anuncio de Jesucristo no consiste sólo en palabras sino que debe implicar toda la vida y traducirse en gestos de amor», con ayuda práctica y tangible siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano. Les recuerda también la importancia de la espiritualidad y la oración pues «para poder hablar de Dios, primero tenemos que hablar con Dios». Propone acudir con frecuencia a la confesión individual, sacramento del perdón, y a estudiar bien el YouCat para poder exponer claramente la fe.
El Papa agradece el trabajo de los misioneros y también el de «los fieles laicos que, allí donde se encuentran, en familia o en el trabajo, se esmeran en vivir su vida cotidiana como una misión».
El mensaje, contemporáneo y optimista, concluye invocando a Nuestra Señora de Aparecida y Nuestra Señora de Guadalupe, las dos principales advocaciones marianas en el Nuevo Mundo para que sea muy fructífero el camino espiritual hacia la cita del próximo verano en Rio de Janeiro, la primera JMJ de la Nueva Evangelización.
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