La ranita que se moría de sed (Oración de petición para empezar)

Sucedió en una gran charca muy limpia, soleada y flanqueada de flores. Una rana, apenas salida de su edad de renacuajo, se enfermaba con muchísima frecuencia. Sufría deshidratación crónica.

Aquello era tan extraño que sus padres la llevaron al Consejo de la Charca. Una de las ranas más sabias les dijo:

Es totalmente ilógico y antinatural que una rana pase sed. ¿No os dais cuenta que nacemos dentro del agua, vivimos rodeadas de agua o sumergidas en agua? Vuestra hija debe padecer un defecto genético inexplicable.
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Los padres de la ranita asintieron con rotundidad. Era cierto lo que decía aquella rana anciana del Consejo. De ahí la angustia por su hijita.

Así que continuaron insistiendo: ¿No habrá algún remedio? ¡Dadnos soluciones por favor!

Otra rana sabia se levantó y preguntó: ¿Le habéis enseñado a croar?

Los padres, desconcertados por la pregunta, respondieron: Todavía no, es muy pequeña.
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Pues ahí tenéis la solución, continuó la rana sabia. ¿No habéis leído al profeta? Él nos dejó dicho: "Pedid y recibiréis".

Ya sé que es absurdo pedir agua cuando vivimos en ella. Pero cuando enseñáis a vuestras hijas a croar les estáis enseñando a abrir la boca, a abrirse al agua que nos envuelve.

En nuestra especie esto se aprende por instinto, pero hay quienes tardan en darse cuenta. Por eso tiene razón el profeta: Hay que croar para no olvidarnos de abrirnos al agua que nos da vida. No basta vivir en ella. Hay que abrirse a ella.

Aquellos angustiados padres salieron contentos. Pusieron en práctica lo aconsejado y aquella ranita inexperta nunca más sufrió deshidratación.

Incluso llegó a convertirse en una experta en el nado sumergido y disfrutó de las profundidades de la charca sin necesidad de croar.

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De "Cuentos del manantial".
Jairo del Agua
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P.D.

La "oración de petición" es el inicio solamente. Pero sin esa apertura inicial al Dios que nos rodea será imposible entrar en otros niveles de contacto.

¡Por cierto! ¿Enseñáis a vuestros hijos pequeños a croar? No os quejéis entonces de su debilidad ante las enfermedades que, sin duda, les atacarán después.

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