A veces asociamos las cosas pequeñas con aquello que carece de valor.
Las personas y las cosas son valiosas por si mismas independientemente de su tamaño.
Si miramos a lo alto vemos las estrellas diminutas, podemos quedarnos
con esa imagen o darnos cuenta que lo que ven nuestros ojos es pequeño
pero la realidad de cada una de las estrellas son de dimensiones que
nunca abarcaríamos.
Del mismo modo podemos encontrar en situaciones sencillas grandes
lecciones de amor; en una anciana sonriente, en el niño que llora, en el
trabajador humilde, en el joven que vive su primer amor, en el gesto
amable de quien tenemos al lado... ¡Esas son las cosas grandes de la
vida!
Jesús pasó a nuestro lado haciéndose el "último y servidor de todos",
rebajándose incluso hasta la muerte... Su modelo nos recuerda que en lo
cotidiano de la vida podemos encontrar grandes personas que, como Él,
nos hablan de perdón, amor, entrega y donación.
Encar_AM
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