Soñé que caminaba
por las playas del mar con el Señor,
y miraba en la pantalla del cielo
todos los días que había vivido.
Por cada día vivido en la arena
aparecían dos huellas:
las mías y las del Señor.
Pero en unos trechos vi una sola huella,
precisamente en los días
más diiles de mi vida.
Entonces dije: "Señor,
opté por una vida contigo y me prometiste
que siempre estarías a mi lado.
¿Por qué me has dejado solo
precisamente en los momentos más difíciles?".
Y el Señor me respondió:
"Hijo, sabes muy bien que te amo
y nunca te he abandonado:
los días en los cuales
sólo hay una huella en la arena
son precisamente aquellos en los cuales
te he llevado en mis brazos".
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