miércoles, 11 de junio de 2014

Pasión por lo que hacemos

Preguntaron a tres obreros que trabajaban en una obra qué era lo que hacían: mezclo arena y cemento para hacer masa, dijo el primero; pongo ladrillos y los pego con masa, dijo otro; ayudo a construir una catedral dijo un tercero que hacia las mismas tareas que los anteriores.
¡Eso es tener pasión por lo que se hace!
El desánimo es algo que surge por motivos muy diversos. Y se manifiesta en la pérdida de ánimo y en la incapacidad para superar las dificultades.
En las circunstancias actuales para muchos es fácil justificar el desánimo. Hay razones relacionadas con un ambiente hostil a nuestras convicciones o a nuestra forma de vida. Con momentos de crisis personal y de oscuridad que nos llevan a pensar si no seremos nosotros los equivocados. Con problemas con nuestro grupo de referencia que no responde a nuestras expectativas.
Pero lo que también podemos observar es que en parecidas circunstancias unos tiran la toalla y otros se crecen. Josep Carreras había sido un tenor de prestigio mundial y cuando llegó su enfermedad en lugar de abandonarse se mostró dispuesto a aceptar las nuevas circunstancias: “Si yo no pudiese volver a cantar encontraría una nueva razón para vivir”.
La vida de Jesús está repleta de parábolas contra el desánimo que dirigió a sus discípulos. Y siguen vivas para los que caminamos hoy por los caminos de la vida en este tiempo que nos ha tocado vivir.
La realización personal y profesional es pasión por aquello en lo que crees. Y no hace falta ser un gran creador para llegar a sentirse realizado con lo que se hace. Basta vivirlo y sentir como propio el resultado final.
MORALEJA
Si quieres prevenir esa enfermedad del alma que es el desánimo, entrégate con pasión a aquello en lo que crees.
Alejandro Córdoba

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