El hombre lleva en sí mismo una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, una búsqueda de belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz y de verdad, que lo impulsan hacia el Absoluto.
Son palabras de Benedicto XVI, que reflejan el interrogante existencial que de forma más o menos latente acompaña la vida de todas las personas.
Rabindranath Tagore expresa ese mismo sentimiento en forma de poesía :
No hallo reposo.
Tengo sed de infinito.
Mi alma languideciente aspira a las misteriosas lejanías.
Gran Más Allá, ¡qué profunda es la llamada de tu flauta!
Olvido siempre, siempre, que no tengo alas para volar, que estoy eternamente atado a la tierra.
Mi alma es ardiente y huye el sueño; soy un extraño en un país extraño.
Tú murmuras a mi oído una esperanza imposible.
Mi corazón conoce tu voz como si fuera suya.
Gran Desconocido, ¡qué profunda es la llamada de tu flauta!
Olvido siempre, siempre, que ignoro el camino.
No puedo hallar descanso; soy un extraño para mi propio corazón.
Pero en la soleada niebla de las horas lánguidas, ¡qué grandiosa visión de Ti aparece en el azul del cielo!
Alejandro Córdoba
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