El buen funcionamiento de las instituciones requiere una estructura y un sistema de valores en los que crea la gente y que le dé solidez. Saberme persona y reconocer al otro como persona ayuda a conseguirlo.
Ese buen funcionamiento tiene que ver con confiar en la palabra del otro; con respetar y aceptar las reglas del juego; con sentar las bases para que esas reglas se apliquen con justicia y equidad.
Tiene que ver con el reconocimiento de mi aportación y de la aportación de los demás. Porque, como dice Inma Shara, antes que artista soy persona y como tal necesito el reconocimiento y el aplauso sincero del público.
Tiene que ver con el feed back crítico pero constructivo y enriquecedor para aprender, crecer y madurar.
Cuentan que cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí vio a mucha gente sentada en torno a una mesa llena de alimentos apetitosos y exquisitos. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y gesto demacrado. Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo nunca conseguían llevarse nada a la boca. Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro vio que también allí había una mesa con iguales manjares. Pero los comensales tenían un semblante alegre y se les veía satisfechos. Observó que allí la clave estaba en que cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.
MORALEJA
No busques solo tu reconocimiento. Si tú das también recibirás
Alejandro Córdoba
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