“Estamos preparados para el martirio, esa es la realidad”, dijo el Arzobispo de Erbil, Mons. Warda, cuando explicó la situación en la que se encuentran la mayoría de los 300.000 cristianos que aún permanecen en Irak.
“Los cristianos han preferido dejar todo atrás aceptando la pobreza absoluta, antes que vivir bajo el sometimiento del Estado Islámico, que las daba la opción de o convertirse al Islam, o vivir bajo total sumisión o abandonar todo”, explicó el Arzobispo Warda. “La gran mayoría ha elegido mantener el derecho a vivir y celebrar su fe, aunque eso signifique convertirse en refugiados”, agregó.
Warda señaló que la población de cristianos en Irak, antes de la Segunda Guerra del Golfo llegaba al millón de habitantes, y ahora, se ha reducido a menos de un tercio “y la mayor parte de ella se encuentra en el Kurdistán”, la región autónoma iraquí bajo control kurdo, cuya capital es Erbil.
“Los fieles, los sacerdotes, los obispos sabemos que el martirio es un realidad inminente… es nuestra realidad, y por ello no tenemos otra opción que estar preparados. Y estamos preparados”, dijo Mons. Warda.
En la práctica, Erbil se ha convertido en la capital cristiana de Irak desde que el Estado Islámico asesinara o desplazara a los cristianos de Mosul y Qaraqosh, hasta hace poco dos ciudades tradicionalmente cristianas.
Por la importancia que Erbil ha adquirido para los cristianos iraquíes, tanto el Patriarca caldeo, el Cardenal Sako, como el enviado personal del Papa Francisco, el Cardenal Filoni, participaron del Oficio de Viernes Santo en la Catedral Católica caldea de San José, a las afueras de Erbil.
Ellos son nuestros mártires de hoy y son muchos, ha dicho el Papa Francisco. Y añade: “Podemos decir que son más numerosos que en los primeros siglos. Pido que la comunidad internacional no permanezca muda e inerte frente a tales inaceptables crímenes, que constituyen una preocupante violación de los derechos humanos fundamentales”.
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