Segundo día
Después de
desayunar
Y pronto,
aprovechando el día,
Vamos a ver
monasterios,
Aunque han
dicho que llovía.
El primero
el de Batalha
Que sin torres
ni espadaña,
Conmemora la
victoria,
Contra el ejército de España.
Yo pienso
que aquí la guía
Fue un poco
exagerada,
Los
portugueses michos y buenos,
Los
españoles no valían nada,
A pesar de triplicarlos,
En número, ahí
es nada.
Y descomunal
la derrota,
Los
portugueses se crecen
con la batalla
de Aljubarrota.
El artífice
de la hazaña
Fue el de la
estatua, un tal Nuno,
Que después
de derrotarnos
Se metió monje, el muy tuno.
Aquí emprendió
Portugal
Su camino, sola y hostil,
Hasta que
con Felipe II
volvió un
tiempo al redil.
Pero
volvamos al monasterio
De Santa
María, nombrada,
Por
atribuirle el milagro
De la
batalla ganada.
Lo construyo
Juan I
El de la
Casa de Avis
Que se caso
con una inglesa
Que resultó,
un poco pilla,
Y los
dos le dieron en los morros
A los nobles
de Castilla.
Tuvieron diez o doce hijos
Uno fue
Enrique el Navegante,
Cuando los
portugueses se adentran
Por los
mares adelante.
Regresan con
naves cargadas
Que esculpían con premuras
Canteros en
las columnas
Puertas,
dinteles, adornos
Y en las
grandes sepulturas.
Toda esa
ingente riqueza
Tenían que
administrar,
hicieron
grandes palacios,
monasterios,
y castillos
que había
que decorar.
Dos grandes
claustros de piedra,
Y de madera
un tercero,
Que quemaron
los franceses
Para
calentarse en enero.
Aquí todo
era inmenso,
Tanto que el
Rey Don Manuel,
Toma como
escudo, la tierra,
Diciendo que
todo era de Él.
Su Iglesia,
principal estancia
Del recinto
conventual,
Se dice que
es la más grande
De su estilo
en Portugal.
Guerras,
traiciones, desplantes,
Y muchas
luchas fratricidas,
Para
imponerse al contrario
Se
confabulan con intrigas.
El
sufrimiento del mundo
Sigue, igual
que antes era,
Simbolizado en la figura
ALCOBAÇA.-
Su origen
fue la batalla
Aquí, la
guerra también,
Agradeciendo
la victoria
Sobre el
moro, en Santarem.
La orden del
Císter llega
Se
implanta con decisión,
Austeridad,
sacrificios, silencio
trabajo y
sobre todo oración.
Dios es el
centro de todo
Nada me
puede apartar,
Para esto
viven los frailes
Comer poco,
mucho rezar.
Tenemos un
dato curioso
Pensado con
mucho tino,
Aunque
escasos de alimento
Nunca les
faltó algo de vino.
Su labor de
desarrollo
Vital para
aquellas gentes,
Estudios,
inventos nuevos
Y mucha
ayuda a indigentes.
En el
crucero de su Iglesia
Tendremos
que destacar,
Las tumbas
de Inés y de Pedro
Que allí se
quiso enterrar.
A Pedro,
llaman el Cruel,
Palabra muy
elocuente,
Como trataba
a su gente.
Su esposa
era Constanza
Pero se
encaprichó de Ines,
Se entendió con dos mujeres
Y hay quien
piensa, que con tres.
Al morir
Doña Constanza
Los nobles
confabularon,
Y en ausencia del amante
A Doña Inés asesinaron.
Y fue tal la obsesión
De Don Pedro
por su amada,
Que la sacó
de la sepultura
Y fue Reina coronada.
Están muy
cerca los dos
En tumbas
muy adornadas,
Para en
cuanto resuciten
Que
fueran pronto encontradas.
De este gran
Monasterio
Termino con
estos versos,
Que tuvo
doscientos frailes
Y
ochocientos conversos.
Si debemos
recordar
Que en
Batalha y Alcobaça,
Faltan muchas
obras de arte
Que Napoleón
llevó a su casa.
Terminamos
la mañana
Comiendo en la Arcada,
El cocido portugués
Y bacalao a
la nata
Cantidad muy
abundante
Que no dimos
acabada.
De sobre
mesa esperaba
Una voz maravillosa
El Ave María
nos cantaba,
En la
iglesia de Valado de Frades
Con tanta
potencia y fuerza
como fuera
la tormenta,
tromba
de agua descargaba.
Con su admirado
Santuario,
Y la
historia del caballero
Por un
milagro salvado
De
despeñarse en el mar
Siguiendo a
un corzo escapado.
Pero antigua
y movida,
Vino de Jerusalén
Y llego
hasta Aparecida.
Y para
terminar el día
Breve
visita a Obidos,
Pueblo
dentro de un castillo
Que está muy
bien protegido.
Este recinto
medieval
De murallas
rodeado,
Mercados de
artesanías
Yerbas,
licores y mate,
Pero lo que
más destaca
Es el rico
chocolate.
Placer para
los sentidos
Gran
satisfacción mirar,
Y si vas con
la señora,
Es difícil
no comprar.
Juan Carballés,
Responsable del Sector de León
Continuará...
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