VATICANO, 10 Sep. 15 / 10:36 am (ACI).- Al recibir en audiencia a los Equipos de Notre Dame, un movimiento conocido también como Equipos de Nuestra Señora, el Papa Francisco advirtió de nuevo sobre los proyectos de colonización ideológica que deforman la imagen de la familia como Dios la quiere: un hombre, una mujer y los hijos.
Durante su discurso, el Papa ofreció además algunas claves para ayudar a los matrimonios heridos puesto que “una familia feliz, equilibrada, que lleva dentro la presencia de Dios, habla por sí misma del amor de Dios por todos los hombres”.
Francisco, sobre la misión de este movimiento respecto a las familias, aseguró que “es más importante en tanto que la imagen de la familia –como Dios la quiere, compuesta por un hombre y una mujer en vista del bien de los cónyuges y también de las generaciones y de la educación de los hijos– es deformada mediante potentes proyectos contrarios ayudados por colonizaciones ideológicas”.
El Obispo de Roma se refirió a las familias como “células vitales de nuestras sociedades y de la Iglesia, que se encuentran, como saben, amenazadas en el actual contexto cultural difícil”.
El Santo Padre destacó el empeño de este movimiento en sostener y acompañar a matrimonios con su ayuda y subrayó que esto es también una misión. “Después de haberlo recibido de Cristo y de la Iglesia, el cristiano es irresistiblemente enviado al de fuera para testimoniar y transmitir aquello que ha recibido”. En este sentido, “las parejas y las familias cristianas están a menudo en las mejores condiciones para anunciar a Jesucristo a las otras familias”.
Francisco destacó la alegría “profunda e insustituible que el Señor les hace a ustedes experimentar en la intimidad doméstica entre las alegrías y los dolores, en la felicidad de la presencia del cónyuge, en el crecimiento de los niños, en la fecundidad humana y espiritual que Él les concede, todo ello testimoniado, anunciado, comunicado al de fuera para que otros se pongan, a su vez, en este camino”.
Francisco animó a los matrimonios que acuden a los Equipos de Nuestra Señora y reiteró que “los puntos concretos de compromiso propuestos son realmente eficaces ayudas que permiten a las parejas progresar con fidelidad en la vida conyugal sobre la vía del Evangelio”.
“Pienso en particular en la oración en pareja o en familia, preciosa y necesaria tradición que ha sostenido siempre la fe y la esperanza de los cristianos, por desgracia abandonada en muchas regiones del mundo; pienso también en el tiempo del diálogo mensual propuesto entre los esposos –el famoso y comprometido ‘tener que sentarse’ que va contracorriente respecto a los hábitos del mundo frenético y agitado impregnado de individualismo– momento de intercambio vivido en la verdad bajo la mirada del Señor, que es un tiempo precioso de agradecimiento, de perdón, de respeto recíproco y de atención al otro”.
El Papa también se refirió a “la participación fiel a una vida de equipo, que lleva a cada uno la riqueza de la enseñanza y del compartir, como también a la ayuda y reconforte de la amistad”.
A su vez, alabó que el movimiento aporta a los sacerdotes valentía, así como “alegría sacerdotal, presencia fraterna, equilibrio afectivo y paternidad espiritual”.
El Pontífice les invitó a prestar especial atención a las parejas jóvenes, “antes y después del matrimonio” y a ser cercanos “a las familias heridas, que son hoy tan numerosas, por la falta de trabajo, de la pobreza, de un problema de salud, de un luto, de la preocupación causada por un niño, del desequilibrio provocado por un distanciamiento, una ausencia, de un clima de violencia”.
A este respecto, “debemos tener la valentía de entrar en contacto con estas familias de manera discreta pero generosa, material, humana o espiritual, en las circunstancias donde se encuentren vulnerables”, pidió.
También les invitó a ayudar a las personas cuyo matrimonio ha fracasado. “No olviden nunca que la fe conyugal es un don de Dios, y que hacia cada uno de nosotros se ha usado la misericordia”. Así, “una pareja unida y feliz puede comprender mejor a otra que no lo es, desde el interior, la herida y el sufrimiento que provocan un abandono, una traición, un fracaso en el amor”.
El Obispo de Roma también les pidió llevar su testimonio y experiencia “para ayudar a las comunidades cristianas a discernir las situaciones concretas de estas personas, a acogerlos con sus heridas y a ayudarles a caminar en la fe y en la verdad, bajo la mirada de Cristo Buen Pastor, para tomar parte de modo apropiado en la vida de la Iglesia”.
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