Septiembre, vuelta de vacaciones, pereza. Ciertamente cuesta arrancar, pero el esfuerzo por hacerlo con ilusión vale la pena.
¡Vamos a activar, con ilusión, esas pilas llenas de potencia!
Si quieres vivir con alegría, no seas iluso e ilusiónate de verdad. Convencido de que se cosecha lo que se siembra.
Te doy algunas claves para cultivar la ilusión.
Asocia la ilusión a los valores que te inspiran, ya que la ilusión ha de estar alineada con aquello que consideramos importante. Un ejemplo: ¿cómo puede ilusionarme tener un coche de la más alta gama si para mí el coche es algo meramente utilitario?
Haz que tu ilusión esté asentada y alineada con tu pensamiento. Hablamos de tu ilusión más profunda, aquella que es capaz de dar sentido a tu vida. Si lo haces así te ayudará a focalizarte en lo que quieres y puedes hacer, sin contentarte con menos.
Impregna tu ilusión de las emociones positivas con las que te relacionas con los demás. Y hazlo desde una felicidad contagiosa.
Lleva la ilusión a la acción. Haciendo tuyas esas palabras de William Thackeray, en su libro “La Feria de las vanidades”:
“Siembra un pensamiento y cosecharás una acción.
Siembra una acción y cosecharás un hábito.
Siembra un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra un carácter y cosecharás un destino”
Siembra una acción y cosecharás un hábito.
Siembra un hábito y cosecharás un carácter.
Siembra un carácter y cosecharás un destino”
Ilusionarse es desvivirse, comprometerse, implicarse al máximo, dejarse la piel por un proyecto que vale la pena. Es mi deseo más sincero y profundo para este septiembre que arranca.
Alejandro Córdoba
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