Lo vimos en la película “De dioses y hombres” que relataba lo ocurrido en Argelia hace unos años. Las reflexiones de los monjes hablan de miedos, dudas y angustias. Y una mujer del pueblo le dice “Nosotros somos los pájaros y ustedes la rama. Si se van no sabremos donde apoyarnos”.
Muchos misioneros han tenido también miedos similares. Pero han decidido quedarse ayudando a los cristianos de Siria, Irak, Nigeria, República Centroafricana, Mali, Sudán, Afganistán, Pakistán y tantos otros países donde los cristianos tienen grandes dificultades para practicar su fe o incluso son perseguidos y asesinados simplemente por ser cristianos.
A esos misioneros, que son un referente de compromiso y entrega, les ha dicho el Papa Francisco en la Jornada del DOMUND 2016 unas palabras que quiero recordar:
“Todos los pueblos y culturas tienen el derecho a recibir el mensaje de salvación, que es don de Dios para todos.
Esto es más necesario todavía si tenemos en cuenta la cantidad de injusticias, guerras, crisis humanitarias que esperan una solución.
Los misioneros saben por experiencia que el Evangelio del perdón y de la misericordia puede traer alegría y reconciliación, justicia y paz.
El mandato del Evangelio: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20) no está agotado, es más, nos compromete a todos, en los escenarios y desafíos actuales, a sentirnos llamados a una nueva «salida» misionera”.
Alejandro Córdoba
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