sábado, 26 de enero de 2013

Ecos del último Retiro


“Me quedaré con vosotros…”

          
            Mi amigo Juan, el otro día, me invitó a hacer oración.
Para empezar me plantó ante el Santísimo, expuesto.
Es que, la mejor forma de hacer oración –empezó- es ponerle en medio de nosotros, tal cual es. Así nos enteramos mejor de esa su presencia.
Ya sabemos que Dios está en medio de nosotros, cuando nos reunimos en su nombre, cuando nos “acercamos” al hombre como hermano, cuando le vamos a visitar a su Casa, cuando celebramos un acontecimiento importante en nuestras vidas, … Pero, Él está de manera muy especial, en ésta: la sacramental.
            Conocemos que Jesús predicó la salvación, que curó, animó, … hasta resucitó a muertos. Pero aceptar, por la fe, a Jesús como hombre que es, aquí en la Eucaristía, no estamos acostumbrados.
            Jesús está resucitado, y por la fe, está aquí en su condición de ser vivo, en su condición humana. Y por eso tiene una palabra que dirigirnos, está y nos ve, y, hace con nosotros lo que hizo con aquella gente con la que vivió en Israel.
            Ahora, estando aquí en la Eucaristía, tiene sentimientos para cada uno de nosotros. También ahora y aquí cura, sana y nos da alegría y consuelo.
            Parece que nos es más fácil descubrir, en la Eucaristía, la presencia de Cristo como Dios, que descubrir su presencia como hombre. Es que, a cada uno de nosotros nos está queriendo con su corazón que es semejante al nuestro, nos está anunciando su salvación, nos está mirando y viendo lo que hacemos, … hemos de tener conciencia de que está aquí como hombre, entre nosotros, hombres.
            Te los presento, Señor, y te invito a que les digas aquello que como hombres han de ser al percibir tu humanidad. Por eso, Señor, con esta confianza, en silencio, te pedimos que esta tu dimensión humana no la perdamos nunca, porque nos conoces, sabes de nosotros, y nos amas de manera especialísima…
            Señor, … nos vas a oír, …nos amas, …
Vamos a dialogar con Él, con ojos de hombre… Nos dejamos empapar de esta su presencia.
            ¿Ves qué sencillo es?
            Ponte ante el Señor de esta manera, y ora, medita,… siempre, pero, sobre todo, cuando le tengas expuesto.

                                                                                                          Fernando

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