Lo que ocurrió es que nació el aguilucho y se crio entre pollos.
Cuando un día miró con admiración cómo volaba un águila sus compañeros los polluelos le dijeron “no sueñes, volar no es para ti”. Y nunca voló, porque nunca lo intentó.
Hay gente que hace de la vida un sin sentido, marchando desamparado y encontrándose existencialmente huérfano.Y hay gente cuya vida cobra sentido al hacer de la misma una aspiración a no renunciar a nada, como nos enseñó Ortega y Gasset.
Hay mucha gente que va por la vida en busca de sí misma; de un mundo interior que dé sentido a su vida. Gente que percibe que hay algo detrás, que le desconcierta, le inquieta, le preocupa y le interpela. Gente con sed de trascendencia que, al plantearse el encuentro sincero consigo mismo, detectan un vacío que es necesario llenar.
Si me preguntas ¿Cómo afrontar el sentido de la vida? te respondo con otra pregunta:
¿Aceptas comportarte como águila que se resigna a ser gallina?
La actitud que decidas adoptar en tu vida tiene mucho que ver con el hecho de que no te conformes con vivir, sino que comprendas que necesitas razones para vivir.
Si me preguntas ¿Cuáles son las razones para vivir? te diré:
¡Las tuyas, las que quieras! Lo importante es tenerlas.
Alejandro Córdoba
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