Se entiende que hablamos de “tiempos de encuentro” con el
Señor y con mi esposa/o, para servir mejor a nuestro entorno.
Sí, porque hemos pasado un fin de semana de “Retiro” o de
Ejercicios Espirituales, dedicados a los más importantes cometidos en nuestra
vida; a orar para entender los misterios de la vida, a la luz de la Palabra de
Dios.
La mayoría de los asistentes –también había matrimonios
jóvenes- nos encontramos ya en la etapa de la jubilación profesional; esto es,
gozamos de una estabilidad, conseguida
después de tantos años de esfuerzos,
privaciones y trabajos; cabría pensar que estamos en una etapa de disfrute, de
apacible tranquilidad… y sin problemas económicos. Así que … ¡ya hemos hecho lo
que hemos podido, y ahora… a descansar! Pero hemos tenido la reflexión siguiente,
que nos ha parecido muy iluminadora.
Conocemos el mensaje evangélico
“Buscad el Reino de Dios y su justicia,…” esto es: buscad el amor de Dios en
todo,… Y sin embargo, vemos que aún queda mucha tarea para lograrlo,…o sea, nuestra
misión en esta vida pues, no se ha acabado aún. Por eso, no podemos
considerarnos ricos (del ¡cuánto hemos
trabajado, Dios mío!), porque según la Palabra de Dios, ese sentirnos ricos, el
querer y buscar la apacible tranquilidad, el sentirnos bien por haber llegado
al punto en que nos encontramos, … es el mayor síntoma de la verdadera pobreza;
leemos en el Apocalipsis: …”Porque dices:
Yo soy rico, me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada”; y no sabes que
tú eres desgraciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo” (Ap, 3,17) ya que lo
que hemos conseguido es insuficiente, hay que seguir, y para ello … “tendrás que … comprar vestiduras blancas
para que te vistas”…”y colirio para untarte los ojos a fin de que veas” (Ap 3,18)… pues disponemos aún del don de nuestra vida, y
mientras ésta no se acabe, no podemos dar por finalizada la tarea por la que
estamos aquí: “Buscad el Reino de Dios y
su justicia…” o sea, “el encuentro con el Señor”, “el entendimiento entre
los hombres”,”la mejora de la vida”, etc, etc… esa es nuestra tarea… Para
lograrlo, tendremos su apoyo, su presencia… Él estará a nuestro lado: “mira, estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la
puerta, entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo”(Ap 3,20): tener a alguien en casa, poder
mantener una continua comunicación y vivencia con él, escucharle, verle…es
vivir en felicidad… Y esto, los dos: el matrimonio…y hasta nos dice el Señor: “Al vencedor le concederé sentarse conmigo
en mi trono…”(Ap 3,21)
La tarea, pues, de “Buscad Reino
de Dios y su justicia…” no ha acabado, no está conseguida: hay que seguir…
porque nos espera ese… “sentarse
conmigo en mi trono…”(Ap 3,21)
¡Ánimo! … ¡adelante!
Fernando
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