Cuestionar el comportamiento de una persona asesinada ¿se puede justificar amparándose en la libertad de expresión? ¿Está justificado ver a los políticos como nuestros enemigos?
La semana pasada asesinaron a la presidenta de la Diputación de León. Hubo, ciertamente, muchas declaraciones de repulsa. Pero hubo otros hechos que creo deben interpretarse en clave ética.
LAS REDES SOCIALES
En Twitter aparecieron comentarios de desprecio a la persona asesinada; satisfacción por lo ocurrido y deseos de que se hiciera lo mismo con otros políticos.
Siempre ha habido gente vil y cobarde que (amparada en el anonimato) ha murmurado, calumniado y amenazado a alguien a sus espaldas. Lo que se venía haciendo por diversos medios hoy tiene un canal que lo facilita: las redes sociales. Porque son un espacio abierto y virtual.
El problema de que a través de las redes se expresen cosas que cara a cara uno no se atrevería a decir no está en las mismas sino en la gente que las utiliza; en su educación; en su responsabilidad ciudadana y en la ley.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
En el pueblo de la presunta asesina mucha gente ha acabado harta de periodistas. Porque, al igual que a las moscas les gusta ir a la “m…”, a algunos periodistas les gusta la polémica y el morbo. Tergiversan la realidad y la manipulan, para hacer más ruido mediático y aumentar su impacto social.
En diversos medios de comunicación se decía que el asesinato era injustificable (¡faltaría más que no lo hicieran!), pero a la vez hurgaban en la vida de la asesinada, aireaban lo dicho en twitter y reproducían pintadas callejeras.
Cuestionar el comportamiento de una persona asesinada y hacerse eco de los insultos a la misma ¿está justificado por la libertad de expresión o impulsado por un amarillismo que busca vender a cualquier precio?
LOS POLÍTICOS
El asesinato mencionado se ha producido en un ambiente de creciente animadversión hacia la clase política.
La deslegitimación de los políticos se ha puesto de moda. Puede ser no solo un derecho legítimo sino un deber de ciudadanía responsable, si lo que se pretende es rebelarse contra el abuso de poder, la injusticia, la corrupción, la malversación de fondos públicos y la nefasta gestión del bien común. Pero eso no justifica que se les vea como nuestros enemigos y, mucho menos, que todo medio para combatirlos se considere aceptable.
MORALEJA
En una sociedad justa y responsable la libertad no debe ser utilizada para destruir sino para construir.
La regeneración ética de nuestra sociedad, y de los políticos que la gobiernan, sigue siendo un reto importante y por el que vale la pena luchar.
Alejandro Córdoba
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