Decía Abraham Lincoln que “es fácil engañar a alguien siempre; a todos alguna vez; pero no a todos indefinidamente”. Si eso es cierto (y parece razonable que lo sea) lo más previsible es que la soberanía de la ética acabe imponiéndose.
Donde existe corrupción o fraude, hay perjudicados, y si bien es cierto que hay mucha gente que calla por miedo a las represalias, también suele haber alguien que, tarde o temprano, no aguanta más, acaba estallando ytodo se desenmascara.
La ética genera confianza. Y la confianza es la base de cualquier relación, porque si no hay confianza malamente marcharán las cosas.
Para que una empresa haga negocios es preciso que inspire confianza. Sin credibilidad, cualquier oferta, por ventajosa que parezca, será percibida con escepticismo. Por ello las operaciones mercantiles exigen que los interlocutores sepan a qué atenerse respecto alcumplimiento de los compromisos adquiridos.
¿Cómo impulsar el comportamiento ético de las organizaciones?
La ética, como tantas otras cosas importantes, es más fácil en la «teoría» que en la «práctica». Porque una cosa es saber lo que hay que hacer y otra bien distinta ponerlo en acción.
El código de buen gobierno de una organización no garantiza, por excelente que sea, el buen gobierno de la empresa, pues se requieren personas que lo apliquen día a día.
Las organizaciones no son o dejan de ser éticas. Son éticas o no las personas que las componen con sus decisiones y sus actitudes.
CONCLUSIÓN
La sociedad más justa y responsable con la que muchos soñamos requiere profesionales que se caractericen no tanto por hacer “buenas obras” sino por “ser buenos”. Por saber discernir qué acciones son justas y, por lo tanto, moralmente obligatorias y exigibles a cualquier persona y qué acciones son injustas y, en consecuencia, deben estar prohibidas. De ahí la importancia de que las Organizaciones aspiren a tener buenos profesionales y profesionales buenos.
Alejandro Córdoba
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