La confianza es un estado de bienestar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
Cuando confiamos de verdad y desde dentro podemos enfrentar cualquier situación de la vida porque esa confianza se transforma en fuerza invencible y renovadora que asienta nuestra vida en lo verdaderamente importante.
Dejarnos caer en manos amigas con la certeza de que nos agarrarán es apostar por la seguridad, por afrontar los riesgos, por compartir subidas y bajadas.
Cuando somos conscientes de que el valor de la vida es creer en aquello que somos y realizarnos en lo que anhelamos es cuando Dios se hace presente de múltiples maneras.
A veces Dios se disfraza de niño pequeño que nos saluda sonriente al cruzarse con nosotros, otras veces se disfraza de compañero de camino, de transeúnte desconocido, de padre, madre, hermano, amigo... todos esos disfraces de Dios son los que nos sostienen de verdad, sobre todo, en la adversidad.
Encar_AM
www.reflejosdeluz.net
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