lunes, 18 de julio de 2016

Papa Francisco y la Familia en el Año de la Misericordia: Alegrarnos siempre , y, … la Puerta Santa.





Lalegría está unida a palabras que infunden esperanza, y permiten mirar el futuro con serenidad. Por eso el Señor ha condenado toda condena y ha decidido vivir en medio de nosotros. Así que no podemos dejarnos vencer por el cansancio, no está consentida ninguna forma de tristeza, ni tampoco tenemos motivo por tantas preocupaciones ante las múltiples formas de violencia que hieren nuestra humanidad. Porque el Señor está junto a nosotros y esto debe llenar nuestro corazón de alegría.

En un contexto histórico como el nuestro de grandes abusos y violencias, obra sobre todo de hombres de poder, Dios hace saber que Él mismo reinará sobre su pueblo, que no lo dejará a merced de la arrogancia de sus gobernantes, y que lo liberará de toda angustia. Por ello debemos alegrarnos siempre, y con nuestra afabilidad dar a todos testimonio de la cercanía y del cuidado que Dios tiene por cada persona.

La Puerta Santa también implica un signo y una invitación de la alegría, puesto que nos recuerda que estamos en el  tiempo del gran perdón.

Es, por tanto,  el momento de redescubrir la presencia de Dios y su ternura de padre. Es el momento para descubrir la presencia de Dios, y, la ternura del Padre. Dios no ama la rigidez. Él es Padre, es tierno, todo lo hace con ternura de Padre.

Delante de la Puerta Santa que estamos llamados a cruzar, se nos pide ser instrumentos de misericordia, conscientes de que seremos juzgados sobre esto.

Quien ha sido bautizado sabe que tiene un compromiso mayor. La fe en Cristo provoca un camino que dura toda la vida: el de ser misericordiosos como el Padre.

                                                                                                                                                             Fernando

No hay comentarios:

Publicar un comentario