Con tanta corrupción, mentira, irresponsabilidad, abuso de poder...¿cómo es que no explotamos los españoles?
Habrá quien haga mención a la picaresca española; a que a saber qué haríamos nosotros si tuviéramos oportunidad de aprovecharnos del poder.
Sin negarle algo de razón me rebelo contra esa lectura que quiero interpretar como pesimista, destructiva e irreal. Porque no todo el mundo es corrupto ni mentiroso ni cae en la tentación de abusar del poder que se le ha dado.
En el contexto político actual es obligado filtrar el ruido mediático que nos llega. Hay que separar el grano de la paja. Hay que diferenciar entre prácticas responsables e irresponsables. Hay que valorar y reconocer el buen hacer de mucha gente honrada que cumple con su deber y vela por el bien común. Y hay que hacer realidad eso de que “quien la hace la paga”.
La corrupción y el fraude son una lacra social que se extiende como la lepra y genera desconfianza y egoísmo. Tenemos por delante el reto de no dejar que nos invada el desánimo. Cortar de raíz todo lo que tenga que ver con el engaño, la falsedad y la corrupción.
¡Claro que hay que endurecer la legislación! ¡Y aplicarla! Pero hay, también, que impulsar una gran regeneración ética, que promueva, a todos los niveles, el respeto a la legalidad.
Quiero estar convencido !y lo estoy! de que hay muchos españoles con unos valores firmes y asentados en torno a la integridad personal y profesional. Y esta gente acabará impulsando la regeneración ética que España necesita.
Alejandro Córdoba
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