lunes, 16 de mayo de 2016

4º MATRIMONIO ENS Y MISERICORDIA. Bailando bajo la lluvia y el sol


Retiro Anual, por el P. Miguel de la Mata (I)

Una imagen muy bonita que define a los cristianos es que bailamos al ritmo que Dios nos marca; y así, a veces toca bailar bajo nubes – lluvia, y otras, bajo el sol: aquí es más fácil bailar; pero, a veces, parece que hay más lluvia que sol: sin embargo, en los dos, hay que bailar.
Lo primero que hay que tener presente es que la misericordia es algo activo, que está hecha de muchos pequeños detalles, de muchas actitudes: misericordia no es sólo perdonar a alguien: éste es el punto de llegada podríamos decir, pero para llegar hasta ahí, hay que hacer el camino, en el que hay tiempos de lluvia y tiempos de sol.
El mensaje inicial es: Hogar ENS, levántate… acoge en tu corazón la misericordia activa, … levántate y anda: cada uno a su ritmo, pero anda, … no tengas miedo… no pierdas la esperanza …anda…levántate … ponte en camino… porque si no… lo que viene después, sobra.

1ª nube: En la vida diaria, vendrán las alegrías rodeadas de desastres, vendrán nuevas conquistas y algunas soledades, cada reto traerá sus miedos, y plantea nuevos abismos. Es la nube de la Escasez y heterogeneidad
Hay una experiencia muy frecuente, como ese fantasma que, aunque uno se encuentre a gusto, en la experiencia de los grupos, p.e., eclesiales, pero siempre como que nos falta algo, nos da miedo algo, y lo podríamos expresar así: nos da miedo la escasez, somos muy pocos, esto no va para adelante… y la heterogeneidad: además somos tan distintos los que estamos…
Pues más allá de esa nube, siempre aparece el sol que nos invita a “arriesgarnos a”… nos arriesgamos, o esto no funciona: el cristiano siempre ha de asumir el riesgo, … “apostar”: tenemos que evitar confundir la verdad de fe, con la verdad estadística; pero estamos siempre jugando a esto, confundiendo la verdad estadística con la verdad de fe: ej.  estadísticamente podemos decir que somos muy pocos, …que somos mayores… Esto puede parecer una verdad evidente, pero desde el punto de vista de la fe, es una absoluta herejía, porque Dios transforma la realidad con unos poquísimos, eso sí, que creen firmemente lo que son, en sus posibilidades, y que confían… simplemente.
Arriesgarnos a que los más jóvenes intenten acoger la memoria viva del Movimiento: porque los más jóvenes tienen que descubrir la vida del Movimiento, porque tiene unas posibilidades mayores de lo que nosotros nos damos cuenta. Y los mayores, que siempre tienen la tentación de pensar que ya lo saben todo, y ya lo han vivido todo, en la dinámica de seguir creciendo y aprendiendo siempre: aquí nadie ha aprendido ya todo, nadie ha crecido ni ha aprendido lo suficiente.
El criterio de estar vivo es: uno deja de crecer, cuando se hace un fanático; el fanático no es aquel que mata por una ideología, es aquel que no escucha; es uno que habla, pero no escucha: repite siempre lo mismo y mata por esa idea, porque no tiene otra, es la única.
Arriesgarnos a cuidar la relación y la comunicación: en las vidas comunitarias,… en la vida de Equipos, … hay problemas que nacen sencillamente de una falta de comunicación, y de un parco y poquísimo ejercicio de la ternura.
No podemos dar por supuesto el querernos, tenemos que hacer gestos que expresen ese cariño, gestos que expresen la ternura, y de esto, nunca nos tenemos que cansar.
Y finalmente, tenemos que arriesgarnos a ser muy tajantes con las opciones, sin dorar la píldora a nadie, esto es, decir claro esto es lo que queremos y esto lo que pretendemos; pero después, tenemos que ser comprensivos, con los comportamientos, y misericordiosos con aquel que tenga otro camino,… con el que falla, …con el que no arranca… pero siempre, tener muy claro detrás de lo que andamos.

2ª nube: Vendrán buenas noticias, pero verás cómo algo estorba, vendrán algunas luces pero proyectando nuevas sombras a lo que tenemos, cada mérito traerá vértigos y nuevos destinos.
Es la nube del vértigo espiritual: en los cristianos es muy dado, y más en ciertos grupos de iniciados, a espiritualizarlo todo; y una cosa es leer creyentemente,  y hacer miradas de fe de las cosas, y otra, espiritualizarlas. El espiritualizar, al final, se convierte en una especie de irresponsabilidad.
El sol que nos ayuda a disipar eso, son algunas opciones importantes:
Partimos de la realidad: si nuestra realidad es que no damos nada más que para esto, no podemos, o estamos cansados, o estamos enfermos, o somos mayores, o demasiado jóvenes… pues, desde ahí construimos, desde ahí somos equipo; y, desde ahí trabajamos, desde ahí intentamos crecer... juntos, eso sí. El hecho de que  nuestra realidad sea pobre no nos exime de una responsabilidad que es muy importante; porque a veces, los cristianos, en nombre de evitar la soberbia o de lo que parece que es humildad, lo dejamos de hecho, o no nos esforzamos demasiado. Nuestra realidad tiene siempre buscar la excelencia, es decir, dentro de nuestras posibilidades  explotarlas al máximo, no pretender más de lo que somos, pero sí lo que tenemos explotarlo, sacarlo el máximo partido. Eso hace posible, que por dura, difícil o complicada que sea nuestra realidad, hagamos algo connatural a la vocación cristiana, que es, recrear la realidad.
El cristiano no es aquel que hace magia en la realidad, la recrea, porque la vive serenamente, la afronta realísticamente, y la acaba transformando, no haciendo revoluciones sino cambiando los corazones de las personas, que es como se cambia la realidad, es como se recrea la realidad.
Y además tenemos que, juntos, encontrar el sentido de la normalidad cotidiana: es el gran desafío de todo el mundo. Hay una especie de hastío de lo cotidiano: siempre lo mismo… pero y …¿qué lo vamos a hacer?
El problema no es hacer cosas distintas, el problema es que, lo que hagamos, lo hagamos con sentido, desde el amor. El problema no es el qué hacemos, sino el por qué lo hacemos, o desde dónde lo hacemos. Si para uno, su trabajo es una especie de condena, eso es infumable; pero si uno le encuentra el sentido a lo que hace, e intenta hacerlo con amor y entregándose a sí mismo y por convicción de sí mismo, … está recreando la realidad.

3ª nube: En estas circunstancias, seremos más fuertes, cuando nos dejamos llevar, cuando no pensamos que lo sabemos todo: allí seremos más fuertes, si nos dejamos “mojar”. La situación es tan compleja para la vivencia de la fe que hace siempre muy necesario el reconocer que necesitamos de unos para poder caminar, y esto forma parte de nuestra experiencia comunitaria, el reconocer que necesitamos de otros para hacer nuestro camino: todos necesitamos dejarnos llevar.
Y un auténtico arco iris en la vida de lluvia y de soles, es el ser acompañados, que todos tenemos esa necesidad. Esta es la tarea que se asigna a los consiliarios, que no basta ese acompañamiento, pues lo ideal es que además haya un acompañamiento personal, a nivel de fe, que nos ayude a ver que estamos profundizando en nuestro camino de fe.
El acompañamiento se hace un recurso imprescindible cuando vivimos en la intemperie; hoy la fe se vive como algo extraño  en muchos de nuestros ambientes: es casi imposible hacerlo en plan “héroe solitario”.
El acompañamiento tiene como principio básico algo que, dicho así, puede resultar fácil, pero no es nada fácil: creo que muchos de nosotros hemos sido educados en la fe como un proceso de identificación con unos principios: una cosa es que yo me identifique con unos principios de fe, que me han dicho los que son, y yo los hago míos; pero eso es un proceso ideológico, no un proceso de fe. Eso es lo mismo que uno que se hace comunista o fascista, porque le gustan los principios: no es eso; aquí trabajamos en un proceso, en el que la persona va construyendo una realización personal con Dios que conduce a una experiencia eclesial, y eso es un camino, un camino largo que no acaba nunca, y todo lo que tiene que ver con la fe se vive desde ahí. Hay una gradualidad de la fe, y paralelamente está la gradualidad de la exigencia moral: no se puede exigir lo mismo a un niño que a un adulto: el problema es que muchas veces somos adultos en edad, pero niños en la fe, porque no hemos avanzado mucho en este proceso: nos hemos quedado en lo aprendido en la primera comunión.
En esto del acompañamiento, la formación para los equipistas es un acto de amor, no es una obligación: es un acto con el que demuestro realmente que amo a la Iglesia, amo a Dios, amo al Movimiento: ayuda a desmontar un montón de prejuicios e ilumina la confusión reinante, que es mucha. Tenemos que conocer muy bien lo que dice la Iglesia sobre temas, lo que dice la Revelación, qué horizontes se están abriendo… para dar respuestas… pues esto es, dejarse acompañar.
                                                                                              (continuará)
                                                                                              Fernando



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