Es posible que tu camino no sea su camino. Que tus circunstancias no sean sus circunstancias. Que cada uno tenga su verdad y esté convencido de ella. Pero eso no te impide desearle lo mejor y que sea feliz.
Rabindranath Tagore lo expresa en forma de poesía:
El pájaro preso vivía en una jaula, y el pájaro libre en el bosque.
Se encontraron por azar. El pájaro libre grita: ‘Amor mío, volemos hacia el bosque’.
El pájaro preso murmura: ‘Ven aquí, vivamos juntos en la jaula’.
‘Entre estos barrotes, ¿podré extender mis alas?’ dice el pájaro libre. ‘Ay, lamenta el prisionero, yo no sabría posarme en el cielo’.
‘Amor mío, ven conmigo a cantar las canciones del bosque’. ‘Quédate junto a mí. Te enseñaré una música muy hermosa’.
El pájaro del bosque replica: ‘No, no. No se pueden enseñar las canciones’.
El pájaro enjaulado dice: ‘Ay, yo no conozco los cantos de los bosques’.
Tienen sed de amor, pero no pueden volar ala con ala.
Se miran a través de los barrotes de la jaula, pero su deseo es inútil.
Aletean y cantan: ‘Acércate más, amor mío’.
El pájaro libre grita: ‘No puedo, las puertas cerradas de tu jaula me dan miedo’.
‘Ay, dice el cautivo, mis alas no tienen fuerza, han muerto’.
Alejandro Córdoba
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