lunes, 8 de mayo de 2017

LA VIRGEN DEL AMPARO


           
En nuestra reciente visita a Pamplona, ya dijimos que estuvimos en su Catedral. Nuestro amable guía nos regaló, al concluir la visita de su Claustro, con una parada especial  ante una de sus puertas. Todos advertimos, en un primer golpe de vista,  que se trataba de una obra de un agradabilísimo efecto, e impresión placentera, por la evidente sonrisa de la Madre.

            Y vino la pregunta:  ¿Por qué sonríe esta Virgen del Amparo que custodia la puerta de la Catedral de Pamplona?

Cuentan que una señora que vivía en las inmediaciones, cuando por las mañanas iba al mercado, entraba al Claustro de la Catedral, un precioso claustro, y, subiendo uno o dos escalones, tocaba con su mano el pie de la Virgen y le decía:

"¡Buenos días, María Mariaza,
cara de calabaza!
Quédate con Dios,
que yo me voy a la plaza".

Cuentan que a la Virgen aquello le hacía mucha gracia y que con una amplia sonrisa le decía siempre: "Adiós". Y así todas las mañanas.

Pero un día fue sorprendida por un canónigo, quien le recriminó que se dirigiera a la Virgen con tan (para él) poco respeto y de paso le enseñó una oración litúrgicamente correcta. Al día siguiente aquella mujer recitó la oración del canónigo, pero la Virgen ni se inmutó. Otro día más... y nada. Al tercer día, no sin antes asegurarse de que estaba sola, volvió a su retahíla inicial:

"¡Buenos días, María Mariaza, cara de calabaza! Quédate con Dios, que yo me voy a la plaza".

Y la Virgen, con la sonrisa más ingenua, volvió a decirle: "Adiós".

Esa sonrisa es la que luce la Virgen, y la mujer responsable de la sonrisa está retratada en la piedra, cosa de la que pocos se percatan. Si te acercas a Pamplona, y visitas su catedral, busca la piedra, mira la sonrisa, y…….acuérdate de esta……..sencilla y hermosa leyenda.

                        Fernando


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