lunes, 2 de abril de 2012

lUNES SANTO

Jesús hace su entrada en un asno, un animal familiar, pero una cabalgadura demasiado extraña para llevar a un rey. ¿Esto nos ayuda a comprender mejor de qué se clase de rey se trata aquí? Jesús no es u n rey tiránico, que impone su poder por la fuera y las armas. Es justo todo lo contrario. Jesús es un rey pacífico, liberador; su único poder es el del amor. ¿Cómo podemos acogerlo nosotros? Ciertamente no nos quitaremos la ropa para alfombrarle el camino. Pero ¿de qué aceptamos despojarnos a su paso?


Y he aquí que has llegado a Jerusalén.
Franqueas el umbral, 
entras en esta ciudad 
como entras en la renuncia de tu vida.
¡Hosanna! Bendito seas Tú, 
que vienes en nombre de Dios.
Bendito seas por el amor 
que das sin medida.
Bendito seas por tus pasos 
hacia nosotros, pasos de justicia, de luz, 
de perdón y de verdad.
El camino que abres, Jesús,
es un camino estrecho escarpado,  peligroso.
El camino que abres, 
nos habla del amor inmenso del Padre.
¡Y he aquí que has llegado a Jerusalén!
Franqueas la puerta y la dejas abierta.
¡Y he aquí que has llegado a Jerusalén!
Franqueas la puerta y nos ofreces tu amor.

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