Y he aquí que has llegado a Jerusalén.
Franqueas el umbral,
entras en esta ciudad
como entras en la renuncia de tu vida.
¡Hosanna! Bendito seas Tú,
que vienes en nombre de Dios.
Bendito seas por el amor
que das sin medida.
Bendito seas por tus pasos
hacia nosotros, pasos de justicia, de luz,
de perdón y de verdad.
El camino que abres, Jesús,
es un camino estrecho escarpado, peligroso.
El camino que abres,
nos habla del amor inmenso del Padre.
¡Y he aquí que has llegado a Jerusalén!
Franqueas la puerta y la dejas abierta.
¡Y he aquí que has llegado a Jerusalén!
Franqueas la puerta y nos ofreces tu amor.
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