Nos encontramos en una crisis
económica y financiera que, en última instancia, se funda sobre la crisis ética
que amenaza al viejo continente, a nuestra sociedad.
Aunque no están en discusión algunos
valores como la solidaridad, el compromiso por los demás, la responsabilidad
por los pobres y los que sufren, falta con frecuencia, sin embargo, la fuerza que los motive, capaz de
inducir a las personas y a los grandes grupos sociales a renuncias y
sacrificios.
El conocimiento y la voluntad no
siguen siempre la misma pauta. La voluntad que defiende el interés personal
oscurece el conocimiento, y el
conocimiento debilitado no es capaz de fortalecer la voluntad. Por eso, de esta
crisis surgen preguntas muy fundamentales:
¿Dónde está la luz que pueda
iluminar nuestro conocimiento, no sólo con ideas generales, sino con
imperativos concretos?
¿Dónde está la fuerza que lleva hacia
lo alto nuestra voluntad?
Estas son preguntas a las que debe
responder nuestro anuncio del Evangelio, la nueva evangelización, para que el
MENSAJE llegue a ser acontecimiento, para que el anuncio se convierta en VIDA.
Fernando
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