Nuestro
Papa Benedicto XVI, al hacer una referencia a la pasada JMJ de Madrid de 2011,
escribió:
…
“En Madrid, tras el temporal que amenazaba con estropear todo el encuentro
nocturno al no funcionar los micrófonos, decenas de miles de personas, en su mayoría
jóvenes, respondieron con un intenso silencio a la presencia del Señor en el
Santísimo Sacramento, adorándolo .
Dios
es omnipresente, sí. Pero la presencia corpórea de Cristo resucitado es otra
cosa, algo nuevo. El Resucitado viene en
medio de nosotros. Y entonces no podemos sino decir con el apóstol santo
Tomás: «Señor mío y Dios mío».
La
adoración es ante todo un acto de fe: el acto de fe como tal. Dios no es
una hipótesis cualquiera, posible o imposible, sobre el origen del universo. Él
está allí. Y si él está presente, yo me inclino ante él. Entonces, razón,
voluntad y corazón se abren hacia él, a partir de él.
En
Cristo resucitado está presente el Dios que se hizo hombre, que sufrió por
nosotros porque nos ama. Entramos en esta certeza del amor corpóreo de Dios por
nosotros, y lo hacemos amando con él. Esto es adoración, y esto marcará después
mi vida.
Sólo
así puedo celebrar también la Eucaristía
de modo adecuado y recibir rectamente el Cuerpo del Señor”...
Fernando
No hay comentarios:
Publicar un comentario