Corremos el riesgo con frecuencia de vivir tan dentro de nosotros mismos que llegamos a creer que fuera no hay vida, ni verdad, ni libertad, ni amor, ni belleza...
Vivir desde dentro tiene sentido cuando abrimos las puertas de nuestro yo para acoger la realidad que nos rodea, sea la que sea. De otra forma ¿qué sentido tendría nuestra vida interior?
La reflexión, la oración personal, el encuentro con lo que somos en lo profundo se hace realidad cuando miramos al exterior y somos capaces de mostrarnos con lo que somos, con lo que creemos y con lo que vibramos.
Dentro de nosotros podemos dibujar aquello que nos inquieta, preocupa o nos mueve a ser cómo somos, pero fuera es cuando el paisaje que dibuja Dios nos pide que demos pinceladas con lo mejor de nosotros.
Por eso... ¡abramos las puertas de lo que somos! ¡Regalemos al mundo colores para continuar la obra que hacemos entre todos!.
Dios es el artista... nosotros sus pinceles.
Encar_AM
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