lunes, 10 de febrero de 2014

Mensaje subliminal a favor del aborto

Lo dejo a la consideración del lector. Pero a mi juicio la imagen que ilustra este post me ha parecido que lleva un mensaje subliminal con carga de profundidad. Lo que tenemos no es una acusación al cristiano de no preocuparse por el hambriento, en todo caso le acusa de hipócrita de no hacerlo. ¿Pero desde cuándo no se preocupa el cristiano del hambriento?. Todos sabemos que los misioneros son los primeros en la línea de batalla para combatir el hambre, la desnutrición y cualquier injusticia social. Detrás de ellos están los donativos de los creyentes de a pie en cualquier parroquia. No, no se trata por tanto de una acusación por la que podrían ser demandados. Es más bien lanzar al aire un mensaje subliminal que asocia cristianismo con pro-vida y al mismo tiempo consentidor del hambre en el mundo.
Es por tanto todo una campaña de descrédito al cristiano apelando a una mentira y una infamia. Porque los primeros que respetan a los niños desnutridos, los primeros en salvar del hambre a poblaciones enteras han sido las campañas de las organizaciones cristianas. Son masivas y anuales. Con cena del hambre incluida. Por eso me resulta una calumnia que se cuele en la red semejante mensaje para incautos.
De alguna manera se nos acusa de no preocuparnos de la desnutrición. Y de manera sibilina se nos ofrece una solución. El aborto evita el problema del hambre. Menos hijos, menos a repartir para todos. Esa es la infumable campaña de no sé quién, pero que corre por las redes sociales. A quienes se puede acusar en todo caso de sicarios son precisamente a los promotores de dicha campaña o a los que están ensuciando las paredes de un colegio de deficientes a favor del aborto. Y en el más puro estilo nazi nos vienen a decir que esos seres no son dignos de venir al mundo.
Cabe destacar que la defensa de la vida consiste precisamente en considerar al ser más débil tan digno como un ingeniero de caminos. Tenga defectos psíquicos o físicos. A los ojos de Dios todos somos iguales y merecedores de su amor. Por eso el aborto no se puede disfrazar como derecho. Es tanto como decir, tienes libertad para matar impunemente a un inocente; por las razones personales que consideres oportunas. De esa manera entra en escena el asesinato legal de modo inmoral. No, nadie tiene derecho a matar. Y la sociedad tiene la obligación de velar por los más débiles. En ello estriba el progreso del ser humano. Precisamente los primeros en ocuparse de los disminuidos fueron las instituciones religiosas. Cuando se encerraba a los locos en la cárcel surgieron los primeros psiquiátricos. Porque al cristiano le mueve la compasión y misericordia hacia los más débiles de la sociedad.
Por eso escribo hoy este post con esa imagen infame como reclamo. Para dejar claro que no todo vale. No vale defender el derecho a matar, sino más bien hay que defender el derecho a vivir. Y proteger a esa vida sea cual sea su situación personal. Ese es el verdadero progreso de la sociedad, la capacidad para proteger a todos. No la facilidad para eliminar a quienes son una carga para nosotros o suponen un coste al erario público.
La despenalización del aborto es precisamente la clave de toda esta movida rastrera.Despenalizar significa lo que significa, que la muerte es un delito. Por tanto en determinados supuestos que entran en la zona de conflicto moral para algunos, se despenaliza el aborto. Pero eso no equivale a considerarlo “un derecho”. El derecho primario es el de la vida. ¿Cuántos Beethoven, Einstein o Pavarotti se han quedado en los contenedores de desechos?. Hemos conseguido dejar vacías las inclusas a un precio demasiado elevado. Y se nos pedirá cuenta por todos los hambrientos con los que no hemos compartido nuestro alimento. Pero sin duda, también caerá sobre nosotros el peso de todos los inocentes víctimas del egoísmo personal y del negocio sibilino de la infamia.
Carmen Bellver

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