jueves, 13 de febrero de 2014

Crisis de un matrimonio (II)

A finales del pasado mes de enero, presentamos la realidad de una crisis de matrimonio. Y concluíamos con unas propuestas de diálogo, invitando a dar nuestra propuesta de ayuda, en la búsqueda de un actuar cristiano, por supuesto.

En esta situación de crisis ¿qué vemos?

Un amigo –al que le damos las gracias- nos dice: “Veo desánimo, falta de ganas, desilusión, tristeza, agotamiento”. Sí, y muy importante, nos encontramos con un “esposo” con gran madurez, con una forma de pensar y vivir muy cristiana, muy de hijo de Dios y consecuente en la respuesta que plantea a la dificultad por la que atraviesa su matrimonio. Pero, está la otra parte: su “esposa”, que sigue admirando a su marido, pero las cosas del diario vivir, las encuentra como “estupideces”, se encuentra “cansada, desanimada”  y “ser feliz es un lujo que no me puedo permitir”, dice. Es una situación difícil ciertamente: por eso hablan de crisis. Y quieren salir de ella: es lo bueno.
     
        Les hablaríamos, primeramente de lo positivo que tienen: sus “muchas capacidades”, de ese deseo de salir adelante con ese “te quiero” que nos dicen, con un necesario tiempo para “respirar hondo”, serenarse, y coger fuerzas para crecer en su matrimonio, superando ese problema que ella sigue sufriendo, desde hace  tiempo, de “agachar la cabeza,… y de girar la cabeza con rabia”… parece acertado acudir a una ayuda técnica quizás. Y siempre, siempre, la oración o diálogo con el Señor, que es la mejor ayuda que nos vamos a encontrar, porque Él vino, entre otros motivos no se nos olvide,  a ayudar al pobre y al necesitado …

Hay que seguir, porque, siempre, hay esperanza.

Nos recordaba  el Papa Francisco que tengamos siempre  la valentía de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor.

Es verdad que, nosotros  desearíamos que la vida fuera distinta de cómo se presenta, y que fuera como nosotros la quisiéramos. Pero la vida, en todo su desarrollo, no depende de nosotros. ¿Quién no se casa soñando una vida más romántica que realista? Cuando nos casamos, no sabemos lo que nos espera, porque el futuro siempre es impredecible, y hasta puede que nos encontremos con situaciones que nos desborden totalmente. ¿Pensó, acaso, San José lo que le iba a suceder cuando se casó con María? … Jesús ya nos previno«Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios». Y esta verdad, la hemos experimentado en nuestra vida. Claro que no existe un ser humano que no desee amar y ser amado, aunque luego experimentemos esa cierta incapacidad de vivir lo que nuestro corazón desea.

El caminar en esta vida es, a veces, difícil y duro. Pero todo es superable menos la muerte, -se dice-. Hay que mirar adelante, ilusionarse de nuevo, buscar la salida. No nos podemos encerrar, aislarnos, volver la vista atrás. Recurramos a la ayuda, cuando nos vemos necesitados y por nosotros mismos no acertamos a superarnos. Lo último sería arrojar la toalla, sentirnos impotentes, o querer escapar a la realidad. El espíritu de superación y de lucha, de acertar a llevar la cruz de cada día, es lo más cristiano que hay, y recordemos que, si acudimos a Él, no nos falla nunca, seguro. Será su “salida”, su solución, que quizás no coincida con la que nosotros habíamos pensado, pero… será la acertada ¡seguro!.

                                                           Fernando

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