Estamos cansados de violencias y de guerras. Señor, te pedimos el Espíritu de la Paz.
Queremos ser hombres de paz, de paz interior, apoyados en ti; de paz con nuestros hermanos y con nuestros enemigos. Queremos luchar contra la paz falsa, cuando sólo sea la tranquilidad de unos pocos. No queremos 'que nos dejen en paz' ni buscar la paz metidos en un agujero. No renunciamos a trabajar porque la paz se pueda vivir en la calle y en la fábrica, en la plaza y en la Iglesia. Danos el Espíritu de los pacíficos, de los que no usan la violencia, de los que perdonan y hacen las paces.
No nos sirve un futuro sin paz o con la paz amenazada por las armas. No aceptamos las pro-mesas de una paz levantada sobre hombres sometidos por el peso de estructuras o de esta-dos. Esperamos la paz de los hombres libres, y queremos hoy ir construyéndola respetando la libertad de cada uno y apoyando la paz de todos.
Buscamos la paz que no es pasotismo ni indiferencia por los problemas del hermano Queremos la paz que trae la justicia, porque la otra no es paz sino mentira, violencia callada que oprime y margina. Queremos la paz de Jesús, no la que nos da el mundo, sino la de hablar con libertad y compartir el pan con los hermanos.
Y es que la paz es la consecuencia de una manera de vivir, de una forma de ser, de como se actúa. Amor, justicia, libertad...desencadenan la paz.
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