Me ha llamado la atención, el interés y la dedicación de
nuestro Papa Francisco hacia la familia, en sus catequesis semanales, entre
otros momentos. He ido leyendo las informaciones que han aparecido en prensa y
he ido recogiendo datos e ideas, que os propongo el acercaros a ellas, en
textos de una página. Hoy os invito a recordar lo que dijo el 14 de diciembre
de 2014. Acababa de concluir la primera parte del Sínodo de la Familia:
“
…Hoy quisiera contar lo que fue el Sínodo. Ante todo, pedí a los padres
sinodales que hablaran con franqueza y valentía, y que escucharan con humildad,
que dijeran con valentía todo lo que tenían en el corazón.
En el Sínodo no hubo una censura
previa, sino que cada uno podía —es más, debía— decir lo que tenía en el
corazón, lo que pensaba sinceramente. «Pero, esto daría lugar a la discusión».
Es verdad, hemos escuchado cómo discutían los Apóstoles. Dice el texto: “surgió
una fuerte discusión. Los Apóstoles se gritaban entre ellos, porque buscaban la
voluntad de Dios sobre los paganos, si podían entrar en la Iglesia o no”. Era
algo nuevo.
Siempre, cuando se busca la voluntad
de Dios, en una asamblea sinodal, hay diversos puntos de vista, y se da el
debate ,y esto no es algo malo. Siempre
que se haga con humildad y con espíritu de servicio a la asamblea de los
hermanos. Hubiese sido algo malo la censura previa.
No, no, cada
uno debía decir lo que pensaba… todos los padres pudieron hablar, y todos
escucharon. Y era edificante esa actitud de escucha que tenían los padres. Un
momento de gran libertad, en el cual cada uno expuso su pensamiento con
parresia y con confianza. En la base de las intervenciones estaba el
“Instrumento de trabajo”, fruto de la anterior consulta a toda la Iglesia. Y
aquí debemos dar las gracias a la Secretaría del Sínodo por el gran trabajo
realizado, tanto antes como durante la asamblea. Han sido verdaderamente muy
buenos. Ninguna intervención puso en duda las verdades fundamentales del
sacramento del Matrimonio, es decir: indisolubilidad, unidad, fidelidad y
apertura a la vida: Esto no se tocó…
Todas las intervenciones se recogieron. Los documentos oficiales que salieron del
Sínodo son tres: el Mensaje final, la Relación final y el discurso final del
Papa. No hay otros.
La Relación
final, que fue el punto de llegada de toda la reflexión de las diócesis hasta
ese momento, se publicó y se enviará a las Conferencias episcopales, que la
debatirán con vistas a la próxima asamblea, la Ordinaria, en octubre de 2015.
También se
han publicado las preguntas dirigidas a las Conferencias episcopales, que se
convierten en Lineamenta del próximo
Sínodo.
Debemos saber
que el Sínodo no es un parlamento, al que viene el representante de esta
Iglesia, de esta otra Iglesia, etc, etc … No, no es esto. Viene el
representante, sí, pero la estructura no es parlamentaria, es totalmente
diversa. El Sínodo es un espacio protegido a fin de que el Espíritu Santo pueda
actuar; no hubo enfrentamiento de grupos, como en el parlamento donde esto es
lícito, sino una confrontación entre los obispos, que surgió tras un largo
trabajo de preparación y que ahora continuará en otro trabajo, para el bien de
las familias, de la Iglesia y la sociedad. Es un proceso, es el normal camino
sinodal. Ahora esta Relatio vuelve a las Iglesias particulares y así continúa
en ellas el trabajo de oración, reflexión y debate fraterno con el fin de
preparar la próxima asamblea.
Esto es el
Sínodo de los obispos.
Lo encomendamos a la protección de la Virgen
nuestra Madre. Que Ella nos ayude a seguir la voluntad de Dios tomando las
decisiones pastorales que ayuden más y mejor a la familia. Os pido que
acompañéis con la oración este itinerario sinodal hasta el próximo Sínodo –que en estas fechas acaba de comenzar-. Que el Señor nos ilumine, nos haga avanzar
hacia la madurez de lo que, como Sínodo, debemos decir a todas las Iglesias. Y
en esto, es importante vuestra oración”.
Fernando
Dios quiera de de este Sínodo salgan directrices para el bien de las familias
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