sábado, 22 de marzo de 2014

No esperes más de lo que tu das

Propongo una reflexión en el día que muchos dedican a honrar a su padre. Si alguien la encuentra provocadora pido disculpas
Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Su mayor deseo había sido ver a su hijo convertido en un hombre de bien. Y a ello había dedicado su vida y su escasa fortuna.
Ahora, en su nueva situación, esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo. Pero pasaron los días sin que este apareciera y decidió, por primera vez en su vida, pedir un favor a su hijo.
Don Roque acudió a la casa donde vivía su hijo.
- Hola papá !Que milagro que vienes por aquí!
- Sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo y estoy cansado y viejo.
- Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
- Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. Entonces, ¿no te molestaría que me quedara a vivir aquí? ¡Me siento tan solo!.
¿Quedarte a vivir aquí?, si..... claro...... pero no sé si estarías a gusto. La casa es pequeña, mi esposa es muy especial..... y luego los niños....
- Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
- No padre no es eso, solo que.... no se me ocurre donde podrías dormir. A no ser que no te moleste dormir en el patio.
- Dormir en el patio está bien, dijo el abuelo.
El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años. Tu abuelo se quedara a vivir con nosotros. Tráele una manta para que se tape en la noche.
- Si con gusto..... y ¿dónde va a dormir?
- En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
- Luis subió a por la manta, tomó unas tijeras y la cortó en dos.
En ese momento llegó su padre.
- ¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo?
- Sabes papá, estaba pensando.....
- Pensando ¿en qué?.
- En guardar la mitad de la manta para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa....
Alejandro Córdoba

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