Preguntó Dios a cuatro almas dispuestas a encarnarse en otras tantas personas. ¿Que deseáis para vuestra existencia?
Dijo una de las almas: “quiero nacer en una familia rica y tener la oportunidad de gozar de exquisitos placeres durante mucho tiempo”.
Otra alma: “Yo anhelo viajar por el mundo, disfrutar de tierras exóticas y conocer todo tipo de personas y costumbres”.
La tercera dijo: “Me gustaría encarnarme en una persona muy poderosa y ser famosa e influyente. Quiero que todo el mundo me conozca, ser célebre”.
La última alma guardaba silencio. Dios tuvo que insistir para que hablara. -Bueno, dinos qué quieres tú – le dijo.
Señor, respondió, la verdad es que no deseo nada especial. No quiero ser una persona rica, ni influyente ni poderosa. Ni siquiera viajar y conocer otras tierras. Nada de eso me atrae. Pero hay algo que si quiero y es que me obsequies con una mente que me permita vivir en paz y contento, que pueda disfrutar de lo que posea, ya sea mucho o poco.
Señor, respondió, la verdad es que no deseo nada especial. No quiero ser una persona rica, ni influyente ni poderosa. Ni siquiera viajar y conocer otras tierras. Nada de eso me atrae. Pero hay algo que si quiero y es que me obsequies con una mente que me permita vivir en paz y contento, que pueda disfrutar de lo que posea, ya sea mucho o poco.
Del libro “Tu manera de ver la vida” de Tomás Linares
MORALEJA
Como dice Erich Fromm “hay hombres que tienen todo pero carecen de si mismos“
Si tienes de todo y careces de paz ¿qué tienes?
Alejandro Córdoba
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