lunes, 8 de junio de 2015

… y sigue la escondida senda por donde han ido…



Recrearse para recrear. ¿No es cierto que una idea, un mensaje… se madura si se le da vueltas, se revisa y se repiensa? ¿Y que solamente así se interioriza y se hace propio? ¿Y no es todavía más cierto que ello requiere una actitud y un ritmo diferente al que marca la exigencia contemporánea del consumo acelerado de tiempo?.

Huir del mundanal ruido para poder regresar con energía y, sobre todo, profundidad. Esa es la exigencia para el cuidado de una mirada humanista y cristiana al servicio de un mundo despistado, desasido de sí.

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