Erase una vez un hombre que
corría y corría por la vida... La vida era corta, y él necesitaba correr mucho
para gozar mucho y ser feliz. Y cuánto más corría, tanto más necesitaba
correr. Cada vez descubría más lugares que visitar.
Necesitaba encontrarlo
todo y gozar de todo. Hasta que un día, cansado de tanto correr, se detuvo.
Entonces la felicidad pudo alcanzarlo.
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