sábado, 16 de enero de 2016

Entonces la felici­dad pudo alcanzarlo.

Erase una vez un hombre que corría y corría por la vida... La vida era corta, y él necesitaba correr mucho para gozar mucho y ser feliz. Y cuánto más corría, tanto más necesita­ba correr. Cada vez descubría más lugares que visitar.
 Ne­cesitaba encontrarlo todo y gozar de todo. Hasta que un día, cansado de tanto correr, se detuvo.
Entonces la felici­dad pudo alcanzarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario