Leo esto y me siento llamada a levantar
la cabeza, no es sólo en Estados Unidos, en España, entre otros muchos lugares,
pareciera que el rencor está ganando terreno en redes sociales, familias,
lugares de trabajo, medios de comunicación o grupos de amigos.
Es imposible construir un país desde la
desconfianza, dice Obama. Desde la creencia que el otro actúa con malicia o que
está fuera de la realidad pareciera que única e inquebrantable. Yo no sé
ustedes, pero yo vivo con enorme tristeza y preocupación el lenguaje tajante, y
podría decir que agresivo, que he sentido y al que me he llegado a sumar casi
sin capacidad de abrazar mis entrañas al ser preguntada por mi opinión por el
momento social y político que estamos viviendo en España.
Escuchar a las entrañas es bueno, saber
identificar nuestros miedos es sano, pero arrojar entrañas o miedos contra el
otro es sin duda fracturar la sociedad en la que vivimos y construimos. España
se rompe rezan los titulares, y yo me pregunto, ¿por dónde?
Desde la pasada semana tenemos un nuevo
Congreso constituido, nuevas caras, colores y mucha mayor diversidad se sientan
ahora en la llamada Casa del Pueblo. Les pedimos a nuestros representantes
políticos que dialoguen, que aprendan a pactar y a dialogar, pero a los pocos
minutos de abrirse las Cortes las redes sociales arden en un lenguaje agresivo.
El Papa Francisco invita a los
cristianos una y otra vez al diálogo, la ciudadanía pide pactos a los
políticos, y las familias deberíamos ser lugar de perdón y reconciliación.
Antes de venirme por Navidad uno de mis hermanos y yo con pensamientos
políticos distintos llegamos a un primer pacto. Nos intercambiaríamos artículos
que creamos ayudan a ampliar y enriquecer la mirada del otro, conscientes de
que sólo un nosotros es posible.
Pastoral s.j.
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