miércoles, 27 de enero de 2016

Papa Francisco y la Familia: Ante la unidad de los cristianos


El 25 de enero hemos celebrado la fiesta de la Conversión de San Pablo, y , con esta fecha, concluimos la Semana de oración por la unidad de los cristianos: “un tiempo dedicado a la oración, para seguir la voluntad de Cristo”- nos dice el Papa-.

Esta iniciativa espiritual, siempre preciosa, involucra a las comunidades cristianas, desde hace más de cien años. Se trata de un tiempo dedicado a la oración por la unidad de todos los bautizados, según la voluntad de Cristo.
San Pablo, cuando escribió los cristianos de Corinto, les hizo esta pregunta: “¿Acaso está dividido Cristo?’”
Ciertamente Cristo no ha sido dividido. Pero debemos reconocer sinceramente, con dolor, que nuestras comunidades continúan viviendo divisiones que son de escándalo. ¡La división entre nosotros cristianos es un escándalo! No hay otra palabra: ¡un escándalo!
¿Cada uno de ustedes – escribía el Apóstol – dice: ‘Yo soy de Pablo’, ‘Yo en cambio soy de Apolo’, ‘Y yo de Cefa’, ‘Y yo de Cristo’?. 
También aquellos que profesaban a Cristo, como su cabeza, no fueron aplaudidos por Pablo, cuando usaban el nombre de Cristo para separarse de los otros, dentro de la comunidad cristiana.  
Pero … ¡el nombre de Cristo crea comunión y unidad, no división! Él ha venido para hacer comunión entre nosotros, no para dividirnos. El Bautismo y la Cruz son elementos centrales del discipulado cristiano que tenemos en común. Las divisiones, en cambio, debilitan la credibilidad y la eficacia de nuestro compromiso de evangelización, y arriesgan con vaciar la Cruz de su potencia.
Pese al sufrimiento de las divisiones, que lamentablemente todavía permanecen, acogemos, las palabras de Pablo como una invitación a alegrarnos sinceramente de las gracias concedidas por Dios a otros cristianos. Tenemos el mismo Bautismo, el mismo Espíritu Santo que nos ha dado las gracias:  reconozcámoslo, y, alegrémonos.
Es bello reconocer la gracia con la cual Dios nos bendice y, todavía más, encontrar en otros cristianos algo de lo cual tenemos necesidad, algo que podríamos recibir como un don de nuestros hermanos y de nuestras hermanas.
Se nos ha invitado, en esta semana,  a pensar en aquello que podríamos dar a nuestros vecinos cristianos, y se nos exhortado a encontrarnos,  para entender lo que todos pueden recibir, cada vez, de las otras comunidades cristianas.
Finalmente, esto necesita de algo más. Necesita mucha oración, necesita humildad, necesita reflexión y continua conversión. Sigamos adelante por esta vía, orando por la unidad de los cristianos para que este escándalo termine y no esté más entre nosotros. ¡Gracias!

                                                                                              Fernando

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